lunes, marzo 09, 2009

Mi primera hoja rosa

Tranquilos, no es que a estas alturas de la película me haya dado por empezar a coleccionar conjuntos de "Hello Kitty". Resulta que en el deporte de los encestes se realiza un registro oficial de lo más relevante acontecido en el partido a cargo de la habitualmente tristemente famosa "mesa de anotadores", empleándose a tal efecto papel de calco y entregándose al final del partido una copia para cada equipo: de color amarillo para el derrotado, y rosa para el vencedor.

O sea, que tras este preámbulo y a la vista del título podrán deducir que al fin he salido victorioso. Que mi equipo triunfó en buena lid. Que metimos más puntos que el contrario. Que somos la caña y ellos no. Y encima fuera de casa y en día de labor, lo que agranda la leyenda. Que no van los pejinos y nos vienen con la milonga de que ellos en Carnaval no juegan, que tienen que disfrazarse y mamarse hasta las patas y así no hay quien coordine el bote del balón con el desplazamiento del cuerpo. Pues vaya, eso también le ocurre a LeBron James y le tienen en un pedestal.

En fin, como somos tipos educados y respetuosos, y el primer entrenador también es devoto de lo de correrse juergas ocultando su verdadera identidad (para otro día queda pendiente su análisis titulado "Vístete de cirujano y te echarán mano") no tuvimos inconveniente en el aplazamiento. Mejor, así hay más tiempo para entrenar y pulir la estrategia. No contábamos con los nuevos métodos educativos y sus semanas en la nieve aprovechando la llegada del Carnaval. Así que en familia estuvimos en los entrenos. Y nuestro joven crack, que ese debía perderse alguno por obligación, acudiendo a todos, así que le teníamos fundido y con herida infectada en la pierna incluida. Y al head coach con un gripazo de aúpa. Y 1 hora antes de partir la expedición, uno de nuestros pivots transmite vía telefónica la agradable noticia de su baja para todo el fin de semana. ¿Alguien da más? Bueno, sí, que no había papis suficientes para trasladar a nuestros niños a Laredo y hubo que tirar de vehículo de entrenador para ello. Suerte que contábamos con el C3 ovoidal del ayudante, porque el Astra del principal y sus diminutos cristales sabiamente diseminados por la parte trasera podían haber resultado una experiencia lacerante en grado sumo para los chicos.

Allá que nos plantamos y una vez más nuestro capitán expone su acojone por jugar en pabellón grande. No preocuparse, que no somos dignos y nos toca en el de enfrente, de cuando Franco era corneta. Tampoco del gusto de la gente joven, porque en este otro consideran que podría peligrar su integridad física, expuesta a navajazos del público. El caso es no estar nunca contentos. Tras un pachanguero calentamiento, para no variar, comienza el partido. Minuto 4: 4-0. En nuestros 6 primeros ataques, 5 pérdidas de balón y un tiro fallado. Y aún así acabamos 8-13 arriba el periodo. Es que hasta se pueden repartir minutos de banquillo. 24-25 al descanso. Oda al basket control de principios de los 90, sólo que en este caso la escasa puntuación se debe a la ausencia de calidad, porque descontrol hay para regalar. Durante el tercer cuarto se mantiene la cosa pareja, y tras una reacción tremebunda por su parte que los lleva a adelantarse por 30-27, respondida con un no menos brutal parcial de 4-11 para cerrar el periodo, nos plantamos ante los últimos 10 minutos con un 34-38 favorable. Hora de sufrir on the road. Pero no: parcialaco de 0-10 para comenzar el periodo, y se mantiene la diferencia en 14 puntos hasta el minuto 36: 36-50. Esto está en la saca, pero no conviene que los chavales se lo crean, así que en el tiempo muerto rival hay que dejar bien claro lo malos que somos, lo mal que nos va y el mucho tiempo que aún queda. Los chicos se lo toman al pie de la letra y a fe que quieren dejar claro que ganar fuera cuesta y las victorias abultadas no crean afición. Verbigracia: 52-55, 30 segundos por jugar y posesión para Laredo. El triple que vuela, las miradas de los entrenadores de Bezana que muestran la pesadumbre por la inevitable traca y... clonc, rebote, contraataque, bandejita y 5 de diferencia a 5 segundos del final. Esto no lo pierde ni el TAU. Y nosotros no íbamos a ser menos, evitamos cometer (más) estupideces y glorioso 52-57 como resultado definitivo.

Ahora sólo quedaba refrendar nuestras legítimas aspiraciones de aspirantes al sexto puesto venciendo al día siguiente en casa a los cadetillos de Cantbasket. Crecidos como estábamos no nos importó un nuevo retraso de nuestro bedel de confianza, ni estar chupando frío en la calle hasta 15 minutos antes del partido, ni que 30 minutos después de la hora oficial de quedada para el calentamiento uno de nuestros titulares se encontrase segando en su casa, ni que otro de los jugadores se presentase 3 minutos antes del salto inicial. Nada, nada, estábamos eufóricos, en racha, contábamos con un fiel seguidor en la grada y hasta nos habían sacado foto para la posteridad. Era el momento de dar descanso a nuestro jugador franquicia y aprovechar el buen momento colectivo. El 7-2 de inicio no hacía más que dar alas a nuestra euforia. Y así nos fue. Un poco de defensa presionante por acá, otra pizca de zona 2-3 por allá, fundido total de plomos y 21-37 a la hora de enfilar vestuarios. ¿Qué tipo de pesadilla es ésta, en la que no paran de llovernos triples de los de morado y nosotros mandamos al limbo las bandejas solos a contraataque? A pesar de que el cuerpo pide griterío y reparto de insultos, hay que proceder al reparto de zanahorias y ánimos entre la plantilla. El staff técnico aprovecha la soledad del banquillo durante el calentamiento y la estrategia a seguir es clara:

- "No sé tú cómo lo verás, pero yo quiero ganar este partido".
- "Yo también".
- "Eso significa que el señor Nico va a jugarse los 20 minutos".
- "Me parece correcto".

Hala, salimos al campo el 18 y cuatro más, balones al centro de la zona y a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga.

Minuto 25: 27-46. Uno diría que la cosa no ha mejorado. Y nuestros titulares andan cargaditos de faltas. A morir los caballeros: defensa presionante tras canasta y zona guarra en media cancha. ¡Eureka! Los rivales entran en fatal failure y aderezamos el espectáculo electrizante con un triple circense último segundo que deja el resultado en 45-49. Ahí lo tenemos. Renazhete ruge en la grada y resiste las ansias de polemizar con los padres rivales. Mejor aguardar a que se culmine la remontada. Y ese momento llega en el minuto 39: 64-61. Yippee-ki-yay, motherfucker. Y recuperamos la pelota. Otro que nos llevamos a la saca. Pero no. Ipso facto la perdemos. Como vino se fue. Y se nos ponen 64-65. Ay ay ay. 66-67. Último minuto. Ay ay ay. Se nos acaba la posesión. Castañita desde 6,25 para salir del paso. Tablerazo. Ay ay ay. Pero el rebote es para ese tipo tímido y no muy alto de potencia de salto tirando a 0 que juega en nuestro equipo, que se marca una canastita con falta. 68-67 y tiro libre adicional con 35 segundos por jugar. Ouch, fallamos. Cogen el rebote. Salen escopetados. Pase cruzado bombeado. ¡Y la robamos! Síiiiiiii.

Pero no. El colegiado usa su silbato. ¿Qué ha pitado éste? Falta a favor no creo, que no les ha dado tiempo a calzarnos un viaje. ¿Entonces, qué? Pasos. ¿Pasos? ¿Cómo que pasos? ¡Noooooooooooo! Posesión para ellos, su base que duerme la bola, se decide a penetrar a falta de 5 segundos y con tres tipos encima se marca una canastita muy maja. 68-69. 3'5 segundos para finalizar. Tiempo muerto, claro. Un día más, estamos en la tesitura de tener la bola decisiva en nuestro poder. Y esta vez hemos escarmentado. Así que les damos la satisfacción a los chavales y se decide por consenso (tras una agria polémica entre quien suscribe y el pesao del bedel por un quítame allá esa patada al banquillo) que se la juegue el hombre de confianza. 25 puntos y 11 rebotes en lo que va de segunda parte le avalan. Incluso dejamos claro quién debe ser el que ponga el balón en juego. Hoy nada puede fallar.

Pues sí, puede. El desbarajuste se lleva a término y no llegamos a lanzar a canasta. La regla del 69 se ha mostrado implacable una vez más. Traca mix, amigos. Lo que debía ser un record personal de 2-3 se queda en 1-4 y gracias.

Y encima el Citroen en el viaje a la zona oriental de la región ejerció de incubador de virus y me he tirado una semanita rica, rica, con voz sexy de cazallero y mucosidades para regalar. I love this game.

5 comentarios:

el_irlandés dijo...

Macho, a ver si consigo ir a ver uno de vuestros partidos, porque eso a lo que jugáis, sea lo que sea, parece mucho más divertido que el baloncesto.

Anónimo dijo...

Y menuda robaba de partido, el que pito los pasos esta mas ciego que un diabetico comiendose un platano, alucinante, con la peazo remonta que hicieron lo pobres chavales y quitarles la ilusion asi, vamos no me jodas....

Anónimo dijo...

No tuve el placer, pero si Anónimo y Portu lo dicen...será por algo. El mundo es muy injusto y esto es lo que hay amigos: mucho árbitro tuerto. Ya vendrán temporadas mejores.¡Ánimo!

Miss.Burton dijo...

Joder, yo creo que lo disfrutaste, sólo hay que ver el relato que has escrito, sino falta un puto detalle¡
Oye, y el esfuerzo, coño, que se nota que lo hubo...
Un besazo, la próxima, Portu, hay que hacer alguna trampilla, joder¡

El Retirao dijo...

No te preocupes, Portu. Con jugadas finales como esa veo tu carrera dirigiéndose meteóricamente al puesto de seleccionador nacional.