martes, enero 19, 2010

Sobre confusas fases

Supongamos, un suponer oigan, que un profesor cualquiera de universidad (hago hincapié en lo de universidad, ya saben, gente con pelos en los huevos y esas movidas) decide un buen día poner un examen. Esto, dirán ustedes, parece una suposición bastante gilipollesca, porque joder, para eso están los profesores, para poner exámenes. Pero no, eso era antes, ahora están para dar ánimos y hacer de psicólogos, porque eso de los exámenes son cosas del pasado, pruebas totalmente amorales, que van en contra de los más básicos principios cívicos, de los derechos humanos, de la paridad y del buen rollito, y que crean mucho estrés y malestar en los alumnos. No se puede someter a tanta presión a nadie hombre, válgame dios, que luego suceden desgracias.

Bueno, pues a lo que íbamos. Pongamos por caso que este ser decide hacer un examen final porque con la evaluación continua, los mimos, las motivaciones y las carantoñas diarias, no ha aprobado ni el apuntador. Y al buen hombre (o cabrón con pintas, que diría cualquiera de sus alumnos), se le ocurre que es una buena idea poner la siguiente pregunta de alta dificultad intrínseca (sobre todo para una asignatura conocida como Ingeniería del Software o algo parecido):

Problema 5 (1.5 ptos). Siguiendo un modelo de ciclo de vida en cascada, enumere, en orden de ejecución, las 5 fases básicas llevadas a cabo para realizar un proyecto de software según las pautas de la Ingeniería del Software.

Cágate lorito. Cinco fases, ni más ni menos. Hay que ser degenerado, ni una ni dos, no, cinco (por el culo se la hinco). Vamos, a ver quién es el guapo que consigue memorizar tal ingente cantidad de información. Poco menos que imposible, claro. La lista de los reyes Godos es una jodida broma al lado de tener que aprenderse los siguientes vocablos del demonio: análisis, diseño, desarrollo, pruebas, mantenimiento. Que no tiene ni pies ni cabeza hombre. Ahí, una ristra de palabracas sin ton ni son, y todas de más de dos sílabas para más inri, coño, de las difíciles. Si fueran caca, culo, pedo, pis, teta, pues todavía, pero es que en las fases esas hay hasta una que es esdrújula, con su tilde y toda la pesca. Pa mear y no echar gota, vamos. Habrase visto tamaña tropelía. Un abuso insolidario y vejatorio, eso es lo que es. Así claro, es lógico y normal que un posible y supuesto alumno, ni corto ni perezoso, vaya y se suelte con una original pirueta imaginativa:

Supuesta respuesta del supuesto aguililla: Claridad, ordenación, sin faltas ortográficas, entrega a tiempo y reflejar todo lo ejecutado/realizado en la práctica.

Puedo prometer y prometo, en esta presunta historia de presuntas injusticias sociales, que el supuesto cerebro confundido tenía sus 18 años cumplidos todos uno detrás de otro, los huevazos en su lugar, y todas sus atribuciones mentales intactas (al menos en apariencia).

Pero no queda ahí la cosa. Ahora supongamos que la historia no termina aquí (total, puestos a suponer, da igual ir un poco más allá). Imaginemos que ese mismo hijo de satán y ejecutor de desmanes varios (también conocido como profesor), está un día en su clase explicando con todo tipo de detalles y ejemplos gráficos cómo hacer un diagrama de bloques (ya saben, de esos de toda la vida de dios, con cuadrados y flechas que unen los cuadrados), cuando un supuesto y solícito alumno levanta la mano y pregunta con honda preocupación si el citado diagrama hay que colorearlo (vuelvo a recalcar lo de la universidad y lo de los peludos cojones). Evidentemente, la primera reacción del ente enseñante (después de comprobar que no haya cámaras alrededor) es mirarse en el espejo, no vaya a ser que desde esa mañana le haya cambiado el gepeto y ahora tenga pinta de puto presentador del puto club disney. La segunda es comprobar que efectivamente no se ha equivocado y que se trata de una clase de primero de ingeniería, y no de un curso CCC sobre papiroflexia. La tercera es mirar por la ventana y calcular las posibilidades de morir en el acto si salta por ella.

Yo sin embargo, muy al contrario del desánimo y desmoralización que pudieran invadir al citado supuesto profesor ante tales muestras de anormalidad, pienso que esta supuesta historia supuestamente arroja un gran optimismo sobre mi futuro, porque en breve las empresas se me van a rifar. Pondrán un papel, un boli, y un canuto encima de una mesa y yo seré el único capaz de hacer la O (sin faltas ortográficas y entregándola a tiempo, naturalmente). Ya me estoy imaginando los nuevos e innovadores métodos de selección de personal por parte de los de recursos humanos. Pondrán a todos los candidatos en fila, y cogerán al que consiga mantener la baba dentro de la boca, o al que no se haya cagado, o al que consiga realizar con éxito alguna otra actividad de similar dificultad. Y yo en eso soy un hacha.