Esto es la ostia compadres, ni indignarnos sabemos ya. Atentos a la película que tiene delito: “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”, “Pienso, luego no sirvo”, “Hay noches que todavía sueño”, “No nos falta dinero, nos sobran ladrones”. Madre mía, qué indignación tan grande, qué exageración de enfado oigan, hasta la coronilla estamos ya, hombre, recórcholis y repámpanos. Mecachis en la mar, si me obligáis voy a tener que hacer una locura y me voy a bañar sin dejar las dos horas de digestión. O peor aún, a que salgo a la calle sin protección solar. Para que aprendáis, desaprensivos y malandrines.
Venga ya hombre, no jodan. Tanta corrección y tanta puta basura. A ver si me explico. Yo cuando me indigno (si tuviera esa capacidad porque en realidad lo que yo hago es ponerme de muy mala ostia), tiendo a cagarme en la puta madre y en todos los putos muertos del hijo de la gran puta comevergas que me indigna. Así de sencillo. Y si me pilla a mano le calzo una buena ostia y arreglado. Esa se la queda, luego ya discutiremos el resto muy democráticamente. Desde luego lo que no hago es hablar de sueños, y pensar en habilísimos juegos de palabras dignos de los osos amorosos y que lo único que van a conseguir es que el sujeto de la indignación se descojone de la puta risa en mi puta cara.
Sí, lo sé, soy un radical y un antidemócrata y deberían expulsarme del planeta tierra por cabrón y por fascista. Pero qué quieren que les diga, es que soy de la vieja escuela, yo me salté lo de las educaciones ciudadanas, lo de las alianzas culturales, el buen rollismo y el ponga usted la otra mejilla, que ya verá que a la segunda no le duele.
De todas formas, y obviando el tema del edulcorante en los lemas y pancartas, a mí me parece que aquí, colegas indignados, están errando el tiro de parte a parte. Es que no hay derecho a que esos desalmados cobren 4000 pavos de sueldo base, más dietas, más pluses, más pluses ultras, más coches, más viajes, más putas y más cubatas. Y yo pregunto, ¿y por qué no hay derecho a eso?. Nadal gana mucho más y nadie se queja ni se indigna. ¿Por qué?. Porque se lo ha ganado, y nadie se lo discute. Aquí el problema, queridos enfurruñados, no es lo que ganen, ni sus putos privilegios, aquí el problema radica en qué cojones han hecho para ganarse esa posición. Eso, y no lo otro, es lo que toca los cojones.
A ver si me explico. Esto es España, cualquiera que llegue ahí arriba, va a robar. Si no les gusta, cámbiense de país. Es más, si yo llegara ahí arriba, robaría. Y si ustedes llegaran, no me sean falsos, hipócritas y Peps Guardiolas, también robarían. Eso es una inevitabilidad histórica, como que todos los gabachos son homosexuales. Y no se puede cambiar. Lo que sí se puede cambiar, es quién te roba. Porque a mí, si viene el puto ingeniero jefe de la puta NASA, y llega a diputado o a presidente del gobierno, y se pone a cobrar de aquí y de allá, me iba a indignar, pero menos. Joder, es el puto ingeniero jefe de la puta NASA, se lo ha ganado. El jodido problema es que la gente que está ahí, no son los putos ingenieros jefes de la puta NASA. Es más, estoy convencido de que el 99% de ellos tienen muy serias dificultades para mantener la baba dentro de la boca y para no cagarse en los pantalones, y su única virtud para haber llegado ahí arriba ha sido tener un carné de socio fanático, medrar a la sombra del sol que más calienta y ser unos consumados expertos en la lamida de ortos. Ni más ni menos. El 99% de esos putos analfabetos, si los sacaras de sus putas butacas y los mandaras a la calle no servirían ni para limpiar el suelo con la puta lengua, porque a duras penas consiguieron acabar COU. Y eso, sí que pone de mala ostia.
A mí me hace mucha gracia y contemplo con asombro, cómo para llegar a cualquier puesto de funcionario (repito, a cualquiera, incluyendo barrendero) hay que aprobar unas oposiciones y demostrar unas ciertas aptitudes. Todo aquel que cobre del erario público tiene que pasar por el aro, todos excepto los putos políticos que se supone que son la flor y nata de la sociedad, y que por eso cobran lo que cobran y tienen los privilegios que tienen. A ellos, la única aptitud que se les pide es hacer, decir, y votar lo que ordene y mande el partido, no dar el coñazo, y dejarse dar por el culo por esos seres superiores que piensan y deciden por ellos. Y ya está. A chupar del bote. Independientemente de que no sepas hacer la O con un canuto, hablar inglés, o cuántas putas provincias tiene España.
Venga, joder, no nos engañemos. Todos hemos ido al colegio. Y muchos a la universidad. Y sabemos de sobra que buenos, buenos, de verdad buenos, de nuestros compañeros, había tres. Y ninguno es político. Si lo fueran, no sería tan indignante, porque su situación de privilegio se la habrían ganado. El problema es que ahí están puestos los que en su puta vida habrían hecho algo de valor de no haberle chupado la verga a otro puto analfabeto de turno, y cuya única valía es haberse sacado cuando tenían 18 años un carné de color azul, rojo, rosa, o amarillo limón, y que, dicho sea de paso, cambiarían sin inmutarse si alguien viniera con una oferta mejor. Para vomitar, queridos.
Ostia, lo indignante no es lo que ganan ni lo que roban, lo indignante es que quien lo gana y quien lo roba sea, verbigracia, la Bibiana, la Leire, la Cospedal y la puta niña del puto Rajoy.
He dicho.
Venga ya hombre, no jodan. Tanta corrección y tanta puta basura. A ver si me explico. Yo cuando me indigno (si tuviera esa capacidad porque en realidad lo que yo hago es ponerme de muy mala ostia), tiendo a cagarme en la puta madre y en todos los putos muertos del hijo de la gran puta comevergas que me indigna. Así de sencillo. Y si me pilla a mano le calzo una buena ostia y arreglado. Esa se la queda, luego ya discutiremos el resto muy democráticamente. Desde luego lo que no hago es hablar de sueños, y pensar en habilísimos juegos de palabras dignos de los osos amorosos y que lo único que van a conseguir es que el sujeto de la indignación se descojone de la puta risa en mi puta cara.
Sí, lo sé, soy un radical y un antidemócrata y deberían expulsarme del planeta tierra por cabrón y por fascista. Pero qué quieren que les diga, es que soy de la vieja escuela, yo me salté lo de las educaciones ciudadanas, lo de las alianzas culturales, el buen rollismo y el ponga usted la otra mejilla, que ya verá que a la segunda no le duele.
De todas formas, y obviando el tema del edulcorante en los lemas y pancartas, a mí me parece que aquí, colegas indignados, están errando el tiro de parte a parte. Es que no hay derecho a que esos desalmados cobren 4000 pavos de sueldo base, más dietas, más pluses, más pluses ultras, más coches, más viajes, más putas y más cubatas. Y yo pregunto, ¿y por qué no hay derecho a eso?. Nadal gana mucho más y nadie se queja ni se indigna. ¿Por qué?. Porque se lo ha ganado, y nadie se lo discute. Aquí el problema, queridos enfurruñados, no es lo que ganen, ni sus putos privilegios, aquí el problema radica en qué cojones han hecho para ganarse esa posición. Eso, y no lo otro, es lo que toca los cojones.
A ver si me explico. Esto es España, cualquiera que llegue ahí arriba, va a robar. Si no les gusta, cámbiense de país. Es más, si yo llegara ahí arriba, robaría. Y si ustedes llegaran, no me sean falsos, hipócritas y Peps Guardiolas, también robarían. Eso es una inevitabilidad histórica, como que todos los gabachos son homosexuales. Y no se puede cambiar. Lo que sí se puede cambiar, es quién te roba. Porque a mí, si viene el puto ingeniero jefe de la puta NASA, y llega a diputado o a presidente del gobierno, y se pone a cobrar de aquí y de allá, me iba a indignar, pero menos. Joder, es el puto ingeniero jefe de la puta NASA, se lo ha ganado. El jodido problema es que la gente que está ahí, no son los putos ingenieros jefes de la puta NASA. Es más, estoy convencido de que el 99% de ellos tienen muy serias dificultades para mantener la baba dentro de la boca y para no cagarse en los pantalones, y su única virtud para haber llegado ahí arriba ha sido tener un carné de socio fanático, medrar a la sombra del sol que más calienta y ser unos consumados expertos en la lamida de ortos. Ni más ni menos. El 99% de esos putos analfabetos, si los sacaras de sus putas butacas y los mandaras a la calle no servirían ni para limpiar el suelo con la puta lengua, porque a duras penas consiguieron acabar COU. Y eso, sí que pone de mala ostia.
A mí me hace mucha gracia y contemplo con asombro, cómo para llegar a cualquier puesto de funcionario (repito, a cualquiera, incluyendo barrendero) hay que aprobar unas oposiciones y demostrar unas ciertas aptitudes. Todo aquel que cobre del erario público tiene que pasar por el aro, todos excepto los putos políticos que se supone que son la flor y nata de la sociedad, y que por eso cobran lo que cobran y tienen los privilegios que tienen. A ellos, la única aptitud que se les pide es hacer, decir, y votar lo que ordene y mande el partido, no dar el coñazo, y dejarse dar por el culo por esos seres superiores que piensan y deciden por ellos. Y ya está. A chupar del bote. Independientemente de que no sepas hacer la O con un canuto, hablar inglés, o cuántas putas provincias tiene España.
Venga, joder, no nos engañemos. Todos hemos ido al colegio. Y muchos a la universidad. Y sabemos de sobra que buenos, buenos, de verdad buenos, de nuestros compañeros, había tres. Y ninguno es político. Si lo fueran, no sería tan indignante, porque su situación de privilegio se la habrían ganado. El problema es que ahí están puestos los que en su puta vida habrían hecho algo de valor de no haberle chupado la verga a otro puto analfabeto de turno, y cuya única valía es haberse sacado cuando tenían 18 años un carné de color azul, rojo, rosa, o amarillo limón, y que, dicho sea de paso, cambiarían sin inmutarse si alguien viniera con una oferta mejor. Para vomitar, queridos.
Ostia, lo indignante no es lo que ganan ni lo que roban, lo indignante es que quien lo gana y quien lo roba sea, verbigracia, la Bibiana, la Leire, la Cospedal y la puta niña del puto Rajoy.
He dicho.