jueves, abril 15, 2010

Sobre universitarias feminismas

Alabados sean los dioses (de nuevo). Nuestra súper heroína particular, ministra en general, Mujer por antonomasia, e imbécil por la gracia de diosa, ha cogido carrerilla. Tras un tiempo de retiro espiritual pensando en nuevas ideas y formas con las que asombrar a la ciudadanía ciudadana, este vórtice del ingenio y la inteligencia sin parangón ha decidido dar rienda suelta a toda su evidente y desbordante capacidad cerebral. Primero fue lo del mapa del chichi. Y ahora, en otro alarde sin precedentes de intelecto y juicio preclaro, ha concluido que lo que de verdad necesita esta España nuestra es:


Pero claro que sí, joder, ya era hora de que alguien cogiera a la tora por las cuernas y planteara así, sin tapujos y a quemarropa, el tema que carcome las entrañas de cualquier persona de bien que circule actualmente por la calle. Yo, sin ir más lejos, siempre pensé que mi formación universitaria había quedado totalmente coja y huérfana por no haber recibido ninguna clase magistral sobre el apasionante mundo de las feminazis y las subnormalas de la gola y la pepitilla en las telecomunicaciones. Joder, al menos una de ellas tuvo que usar alguna vez un puto teléfono móvil, o un mando a distancia, o seguro que una ultra defensora de los derechos fundamentales del potorro encendió un día una radio. Pues nada oigan, ni una mísera mención a cualquiera de estos trascendentales hechos en la evolución de la humanidad en toda la jodida carrera. Lamentable se mire por donde se mire. Y todo, evidentemente, por culpa de unos carcas, cavernarios y retrógrados con polla que quieren mantener en el olvido actuaciones capitales en la liberación mujeril tales como el primer sms enviado entre dos feministas sin fronteras diciendo “o sea, tía, qué fuerte, tía”.

Menos mal que por fin ha llegado una miembra que se viste por los pies y lucha por los derechos educativos de las pobres personas analfabetas. De todas formas, adorada bibi, y si me permite el atrevimiento, no entiendo por qué esa modestia y esa falta de ambición por conseguir metas más altas, objetivos aún más audaces si cabe. No nos restrinjamos al feminismo mujer, también deberían impartirse clases sobre hembrismo, ovarismo, uterismo, y qué cojones, ya puestos, también potorrismo, claro que sí. Donde se darían asignaturas (súper troncales e hiper obligatorias, faltaría plus) tan útiles como “Humillando al hombre 1: ¿ya está dentro?” o el no menos práctico “Humillando al hombre 2: mi ex lo hacía mejor”, sin olvidarnos del éxito de matriculación asegurado “La reproducción asexual, porque si nos esforzamos un poco los hombres serán totalmente innecesarios”.

Bueno, pues nada, no es que yo entienda mucho sobre estos asuntos, pero querida ministra, me da a mí en la punta del cimbrel que lo del feminismo tiene poco que ver con la tan traída y llevada igualdad que tiene su ministerio por bandera y apellido. Además, sea usted valiente coño, déjese de tanta sutileza y vaya directa al meollo del asunto, joder, basta de rodeos y gilipolleces sin sentido, hasta el más tonto del haba sabe que en realidad el fin último de ese ente absurdo que preside es conseguir cambiarse el nombre por: Ministeria Del Ovario Y Me Cago En Todos Los Ciruelos, Nunca Mais (el MDOYMCETLCNM). Pues a ello querida, seguro que zapatitos secunda la moción.

Yo, mientras usted persigue sin descanso más flonantes logros en la historia de la lucha por los derechos de las mujeres del mundo, seguiré investigando a ver quién cojones la folló tan malamente como para que guarde usted tanta inquina, tanto escozor y tanto resentimiento mal disimulado hacia las pollas en general. Y es que, mi idolatrada ministra, por más que se empeñe usted, por más que la duela, y por más que quisiera poder hacer algo por evitarlo, la única verdad verdadera desde que el mundo es mundo es que “cuando sale el sol por las cumbres, hay más pollas en los coños, que pucheros en la lumbre”. Debería usted probarlo. Que falta la hace.