viernes, noviembre 30, 2007

Sobre pavos y gente hambrienta

Ya sé que vais a decir que soy un maldito listillo que sabe mogollón de geografía y disfruta de los vídeos que ridiculizan a los sobrinos del tío Sam (donde al menos 2 de las 3 afirmaciones son correctas), pero es que acabo de ver un vídeo que me ha resultado tremendamente divertido y con el que aún me estoy partiendo la caja.

Extraído de la versión americana del programa ese que comprueba si tus conocimientos te darían el aprobado en la EGB. Espero que entendáis la lengua salida de la pérfida Albión, porque no seré yo quien os coloque aquí la consiguiente traducción.


Una cosa hay que reconocer: la tía, en su ignorancia, resulta simpática y lo lleva con gracia y orgullo.

Voy a verlo de nuevo. Me troncho de la risa. Y ya que estoy, me pondré a prueba otra vez en el jueguecito éste, que me han dicho que por Finlandia ya son asiduos del nivel 11 y no puedo permitirme una derrota.

miércoles, noviembre 28, 2007

Sobre médicos y gilipollas

Resulta que el señor gran hakuna y servidor compartimos, como usuarios asiduos (más él que yo, todo hay que decirlo) del sistema sanitario español, una muy buena opinión de todos los ejercientes de la medicina. Por las nubes los tenemos, oigan. Lo que pasa es que el señor portu es un tipo sensible al que a veces le cuesta expresar sus sentimientos hacia el prójimo con los vocablos y expresiones adecuados, así que ya que él no lo va a hacer, me veo en la obligación moral de compartir con ustedes alguna de mis gratas experiencias con los excelentísimos e ilustrísimos señores doctores. Y doctoras, claro, seamos paritarios, que aquí hay para todo el mundo.

NOTA: si hay algún médico leyendo mejor que lo deje aquí, porque si llega hasta el final seguro que se siente muy aludido y muy ofendido y muy calumniado y luego ocurrirán cosas muy feas, y nadie quiere que ocurran cosas muy feas. Faltaría más.

A ver, evidentemente yo no espero ir donde mi doctora de cabecera a decirla que mi corazón de vez en cuando sin venir a cuento de nada mete segunda, y ella coja y me dé así de buenas a primeras la solución al entuerto. Evidentemente. Porque detrás de mí vendrá otro con una verruga en la punta del cimbrel, y aún detrás otro con un dolor agudo en el párpado derecho, y salvo para el puto doctor house, es imposible saber por qué se aceleran los corazones, salen verrugas en el ciruelo y duelen los párpados derechos, así a la buena de dios y todo la misma persona. Naturalmente, hasta ahí llego. Los médicos son médicos, joder, no putas enciclopedias. Así que veo totalmente normal y razonable que mi mencionada médico (o médica, vaya usted a saber, porque con tanto tonto del nabo yo ya no me aclaro) me mida, me pese, me haga unos análisis, y me pregunte si me drogo, si fumo, si bebo, y si follo. Y ante las respuestas de no, no, sí como un cosaco, y lo que me dejan, me diga: chato, con los corazones mejor no jugárnosla así que vaya usted al especialista. Pues muchas gracias señora, allí me dirigiré naturalmente.

Ahora bien, señores, lo que desde luego tampoco espero es que cuando llegue al señor especialista en afecciones cardiacas el individuo me mire con cara de soberbio engreído y gilipollas y me suelte la primera idiotez que se le pase por la puta cabeza. Pues no. Eso caca, señor cardiólogo de mis pelotas. Porque a lo mejor tengo que cagarme en todos sus putos muertos. Pues eso he de hacer, efectivamente, porque ni corto ni perezoso me suelta que “eso nada, señora, es que está en edad de crecimiento”. Y se queda tan ancho, ahí con cara de puta complacida y que pase el siguiente. Y la señora, progenitora del que escribe, con los ojos como platos y expresión de, pues si usted lo dice, será.

Pero no se crean que queda ahí la cosa, qué va. Naturalmente ante tal insólita respuesta uno espera a dejar de crecer para comprobar que, evidentemente y como todo el mundo menos el anormal del médico sabía, lo de que te salgan pelos en las pelotas no tiene nada que ver con las tendencias suicidas de tu órgano bombeante. Así que vas donde un segundo experto que te cagas. De esos con las paredes plagadas de diplomas y las estanterías atestadas de libros como ladrillos y de trofeos por ser el más listo y el más bueno y el más alto y el más guapo de todos y cada uno de los congresos habidos y por haber en este mundo y en el más allá. Y el tipo de nuevo te mira, te sonríe con aire de suficiencia, y te dice: “eso nada chaval, es que eres muy nervioso”. Claro que sí, hombre, el puto estrés que es muy jodido. Usted quédese ahí tranquilín, no se me ponga nervioso no vaya a ser que le dé a usted algo malo y la jodamos, porque no sé qué sería de este país sin una mente preclara como la suya. Soplapollas.

Naturalmente por ahí la mía mamma ya no pasa, porque sabe que su hijo es muchas cosas, imbécil sobre todo, pero nervioso lo que se dice nervioso, como que no. Así que decide ir a ver a un tercero. Y el tercero ya sí, el tercero ya da con la solución definitiva. Un aguililla el tipo. Sin parpadear dice: “eso nada, chaval, ningún problema, lo que pasa es que se te suben muy rápido las pulsaciones”. Hala, échale guindas al pavo. Las de su puta madre cuando me la tiro sí que se suben rápido, mamón. No se lo dices pero lo piensas. ¿Hasta 247?. Huy, no no, eso es que las cuentas mal. Naturalemente. No es que usted no tenga ni puta idea de nada, tonto del culo, es que yo no sé contar. No sé cómo nadie había caído antes. Es de cajón. Pero vamos a ver, usted es retrasado o qué cojones le pasa, o sea, que su explicación no es que tengo algo en el corazón que no va, lo que me está diciendo es que soy subnormal y que tengo que volver a parvulitos a aprender que detrás del 1 va el 2. Huy, pues ahora que lo pienso tiene usted razón, sí, sí, muchas gracias hombre, creo que voy a mandar una carta apoyando su candidatura para el nóbel, pero mientras tanto voy a ir ciscándome en toda su puta familia. Eso sí, de uno en uno, para no equivocarme.

Mi madre inaccesible al desaliento. A por otro, que no decaiga el ánimo. Y yo pensando, déjalo madre, déjalo, de verdad, que al siguiente te juro que como me diga una sandez le arranco los ojos y le meo en las cuencas, joder. No te preocupes, ya verás como el cuarto acierta. Y efectivamente, el cuarto acierta. De pleno. Porque este va al meollo último de la cuestión y me dice que lo que pasa es que estoy enamorado. Como se lo cuento, señores. La primavera que la sangre altera. Aunque, para ser justos, algo de razón sí tenía el hombre, porque la semana anterior me había follado a todos sus familiares femeninos, por delante y por detrás, y algo enamorado, la verdad, sí que me notaba.

Así que futuros médicos, no se torturen. No tiene ningún sentido hacer los seis años de carrera, tres de especialidad, cuatro de doctorado, dos de residente, y cinco de abstinencia, para decir la primera anormalidad que se les pasa por sus privilegiados cerebros. Joder, ahórrense el sufrimiento coño, monten la consulta al terminar octavo. Al fin y al cabo no es tan difícil: o son las cosas del crecer, o del moderno estrés, o cuestiones del querer. Y si no, siempre cabe la posibilidad de que el paciente no sepa contar. No te jode.

miércoles, noviembre 21, 2007

Pues nos iremos todos a la mierda

Pues ya ven, uno vuelve de una jornada vespertina de compras y bocatta (alabado sea el "ofertón" menú doble) y se encuentra con una noticia que le deja un poco como que asín. Esta vez, el obituario menosmolérico es poco menos que obligado. Al menos en mi opinión. Y como soy el gran kahuna y corto el bacalao, no hay más que hablar.

Como no soy muy dado a las elegías, diré que se nos ha embarcado un tipo cuyo talento como actor (en lo que respecta a su faceta de escritor no he tenido el gusto aún) era casi igual de enorme que sus malas pulgas.


Así que, pandilla de incultos amantes del cine palomitero yanqui (no les culpo, a mí de vez en cuando también me lo pide el cuerpo), ya están tardando en verse algo de su amplia filmografía. En la ciudad sin límites no sería una mala elección para empezar.


Y esta otra habrá que conseguirla. Dicen por ahí que un tal "Ares" puede facilitar la tarea.

Hasta más ver, señor don. Y no, no pienso decirle eso de que "le admiraba mucho", porque conociéndole lo mismo me suelta una de éstas:


Legendario.

martes, noviembre 20, 2007

Cocina menosmolérica: marchando una de croquetas

Tras mi despedida del mundo proyectante, me dedico por entero a la vida contemplativa, y a la espera de ocupación laboral y una rodilla nueva, lo que antes llegue, realizo diversas tareas entre las que se encuentran, no precisamente en este orden, tocarme las narices a una mano, a dos, del derechas y del revés.

A maportu esto no le parece tan oportuno y sano como a mi, por lo que me busca diferentes ocupaciones con las que evitar que desgaste el colchón y el sofá, y la de hoy ha sido hacer pinitos en la cocina. Y sin responsabilidad ninguna, que la que se empeñó en que hiciera de cocinillas fue ella. Misión: tener las croquetas preparadas para cuando las unidades parentales retornen de su jornada laboral matutina.

Para empezar, y como todos nuestros queridos lectores saben, la masa, o besamel, aparece bien ligadita en el frigorífico. Tan sólo hay que cerrar los ojos y desearlo intensamente. Promise.

Y de bonito, que son las que molan de verdad

A continuación, preparamos el kit del buen hacedor de croquetas: béchamel, pan rallado y ¡dos huevos duros! En lugar de dos, pongan tres... no, perdón, disculpen, que se me va de las manos; quería decir "dos huevos batidos". Que estén mal o bien batidos ya queda a gusto del usuario. Es sencillo adivinar qué opción elegí yo.

No pierdan de vista el detalle de los dos tenedores

Ahora viene cuando la matan: ponerse con las manos en la masa. Por suerte disfruto, por una parte, de las recomendaciones musicales del irlan para amenizar la velada,


y por otra, de los sabios consejos de maportu, pegados sutilmente frente a mi para no perder nunca el norte.

Use the force, young Luke

45 minutos después, tras aplicar las enseñanzas de los afamados restauradores italianos Pattossinni y Lentinni, de quienes soy deudor por mi manifiesta destreza con los utensilios de cocina, y dejar la mesa de operaciones casi impoluta,


ya tenemos a nuestra disposición la friolera de 35 croquetas deconstruidas, de estilo y tamaños totalmente personales e intransferibles, listas para su fritura y degustación.

Efectivamente: 35 implica difícil división a la hora de repartir

Aunque esté feo que lo diga yo, las reacciones de los comensales fueron de la loa a la adoración total y absoluta. Pero claro, tampoco es que cuente mucho, porque en el fondo no dejan de ser mis paportus.

Como pueden ver, el Portu cada día está más preparado para afrontar la vida real, muchachos. Huyan despavoridos.

domingo, noviembre 18, 2007

El fútbol es cosa de hombres

Al menos eso es lo que llevo escuchando años y años. Aunque después en todas partes cuecen habas y, digan lo que digan determinados leguleyos, te encuentres cosas como ésta:


El mundo arbitral, ese gran desconocido. Una cosa hay que reconocer a los jueces de paz futboleros: encajan mucho mejor los golpes que los de basket. Comparen entre la reacción de este colegiado salvadoreño ante la galleta que le mete el portero, el cual tiene la precaución de quitarse los guantes:


con este señor zurriagazo que se come el trencilla (¿por qué llamarán a los árbitros trencillas? ¿Alguien lo sabe?) argentino:


En el debate propuesto no se tiene en cuenta la diferencia notable de volumen entre el guardameta tirillas con greña polaca y el negraco zumbón que parece el padre de todos los que corretean por la cancha.

Como remate, adjuntamos una nueva muestra de la hombría de aquellos que pegan patadas al balón, patente en las primeras imágenes del siguiente vídeo recopilatorio de grandes momentos jurgolísticos.

Expediente X: de cómo Robinson puede ser internacional por Inglaterra

Si es que graciosos son, los jodíos.

Et voilá, faena de aliño blogueril: un borrador de vayan ustedes a saber cuándo, unos cuantos videos y posteo al canto. Esto es estilo y lo demás burdas imitaciones.

sábado, noviembre 17, 2007

Comprendiendo a los ingenieros XXIII

Y una semana más, tiramos de correos reenviados. Estoy atravesando un bache creativo, qué quieren que le haga.


¡HAY QUE ENTENDER A LOS INGENIEROS!
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Un Ingeniero no es que sea prepotente... es que está rodeado de inútiles.

Un Ingeniero no tiene el ego muy grande... es que el cuarto es muy chiquito.

No es que quiera tener la razón siempre... es que los otros siempre se equivocan.

Un Ingeniero no es que carezca de sentimientos... es que los otros son unas nenas lloronas.

Un Ingeniero no tiene vida desorganizada... es sólo que tiene un ritmo de vida particular.

Un Ingeniero no es que sea un crecido... es que los simples mortales no lo comprenden.

Un Ingeniero no es un ser calculador y frío... simplemente le parece divertido pasar por encima de la gente común.

Un Ingeniero no es un enredador... es que los usuarios no entienden nada.

Un Ingeniero no es un crítico... es que los errores de la gente son muy evidentes.

No es que el trabajo los absorba es que... ¿de qué demonios estaba hablando?

Un Ingeniero no comete errores... sólo comprueba que los demás están prestando atención.

No es que se crean la gran cosa... ¡¡¡ES QUE LO SON!!!

Pero recuerden: ser tan cercano a la perfección tiene sus problemas, así que los que no son ingenieros traten de entender a estas tristes almas, torturadas entre la genialidad y la incomprensión.

miércoles, noviembre 14, 2007

Una de berenjenas al potorro

Espero que se pueda decir potorro a estas horas. No lo tengo claro. En caso de que no se pueda decir la culpa no es mía, es de mi hermano. El mayor, no mi hermano compañero de escatologías estudiantiles. Yo es que aunque no lo parezca estoy rodeado de hermanos. Todo por mi padre, que como le quedaban grandes los condones les cortaba la punta, y al final claro, para cuando se quiso dar cuenta de cómo funcionaba lo de las semillitas y las abejitas ya tenía casi un equipo de baloncesto con cheerleaders y todo. Bueno, lo de mi hermanísimo. Un tipo serio. En la familia a todos nos cae mal pero como vino primero hay que aguantarle. Pues eso, un tipo serio. El otro día me manda un mail, con “noticia” por asunto. En el interior un link. Por el medio nada. Ni hola, ni adiós, ni ojalá te mueras cabrón que te vas a quedar con la herencia que me pertenecía, ni ná de ná. Lo que les digo, un tipo serio. Así que claro, qué voy a hacer, pues ir a la página en cuestión a ver de qué va el tema. Del calentamiento global, o del comienzo del universo, o de la fusión fría, o de la cría de lechuguinos en la Laponia del este. O algún otro tema comprometido y sesudo, porque mi hermano es un tipo serio. Lean ustedes.


Bien. Pues tras la obvia partida de culo inicial, la pregunta que me asalta a mí es qué cojones tendrá que ver la vaginitis con que en el susodicho potorro no consiguiera abrirse paso ni todo el cuerpo armado de los marines americanos. A no ser que hubiera dos hongos gigantes a la entrada, ahí en plan porteros de discoteca, diciendo que allí con bata blanca no pasaba ni dios. Y claro, ante eso cualquiera se acojona, por muy ginecólogo que seas.

Uno también se pregunta por qué un médico iba a ser tan cabrón como para aconsejarla a una mujer con una infección y un notable ardor en sus partes pudendas que se metiera pollas de plástico por el orificio para bajar la irritación. Eso no tiene ni pies ni cabeza. A no ser que se trate de la cabeza privilegiada de un periodista, claro. Estas inquietantes dudas te llevan a realizar una búsqueda por internet que, tras aproximadamente 10 segundos, nos dejan con la certeza de que, oh sorpresa, el avispado informador no tenía ni puta idea de lo que hablaba. Y ustedes dirán, por dios irlandés, un respetable y avezado periodista sin saber de lo que escribe, eso es imposible. Pues sí, posible es, porque mucho me temo que lo que tenía la buena mujer era vaginismo, gilipollas, vaginismo (gilipollas el redactor, no el vaginismo). Pero bueno, yo no soy médico y tampoco quiero meterme en camisas de once varas, así que le daremos el beneficio de la duda al presunto tonto del nabo y en vaginitis lo dejaremos. Con lo cual, imagino que los presuntos hechos se desarrollaron tal que así.

A la tipa la picaba la entrepierna cosa mala y estaba ahí todo el día rasca que rasca cuando nadie la miraba. Porque claro, una cosa es rascarse un cojón, que eso es de muy macho y se puede hacer donde te salga del ídem, y otra bien distinta andarse friccionando el chichi. Naturalmente el sagrado agujero tras todo el proceso rascador o rascante andaba ya un poco reseco, un bastante rojo y un mucho escocío así que la individua con mucho dolor de su corazón tuvo que dirigirse donde el médico espeleólogo de aparatos escocíos.

Una vez allí la conversación debió ser más o menos “hola señora, cuénteme”. Pues verá usted. Sí dígame. Ya sabe. No, señora, no lo sé. Es que una amiga de una amiga de mi cuñada está un poco preocupada. Señora, por favor. Y vengo yo porque a ella la da vergüenza, se hace cargo, supongo. Sí que me hago cargo sí, señor dame paciencia. Huy, pues si se pone usted así me voy y le denuncio. No, no, a ver, qué la pasa a la amiga de la amiga de su cuñada. Que la pica un poco la princesita bonita. ¿La qué?. Ya sabe, la pesetita. Señora, por favor, que va usted para 40 años. Huy, pues si se pone así me voy y le denuncio. No, no, a ver, bien, que la pica la vagina. Pero por dios, qué vulgaridad, ha dicho vagina. Sí, señora, sí, he dicho vagina. Haga el favor de en mi presencia decir como mucho huchita. Señor, qué habré hecho yo para merecer esto. Es usted un maleducado, si sigue así me voy y le denuncio. Sí que lo soy, sí, pero bueno, volvamos a la vagina. Huchita. Lo que usted diga. Pues que la pica. ¿Y habría alguna remota posibilidad de que pudiera echar un vistazo a la calenturienta huchita?. ¿Me está llamando zorra?. Calenturienta la huchita no usted, joder, me refiero a que tiene una calentura. ¿Me está llamando zorra?. Joder, usted lo que necesita es un psiquiatra, coño, no un ginecólogo. ¿Me está llamando zorra?.

Bueno y así durante un buen rato hasta que ya por fin la convence de que se siente en el aparato ese de puta madre que tienen los espeleólogos chochiles. Yo siempre he pensado en comprarme uno para ver la tele. Y claro, la tipa se tumba allí en plan estaca. Ya saben, a mí usted no me va a arrebatar mi flor, depravado cabrón. Y el tipo, “relájese mujer”. Estoy relajada. Sí, ya lo veo, relajadísima. Pues sí. Ya, pero es que a pesar de tanta relajación no consigo pasar de las rodillas.

Y ahí que viene la enfermera con varios tipos de fórceps y de gatos hidráulicos pero los músculos vaginoidales de la chorva son como el puto cierre de los sujetadores y no se separan ni aunque les den dos ostias, así que el tipo decide probar con un taladro black and decker que tiene de cuando veía Bricomanía, y luego con un par de martillos neumáticos, y ya al final tiene que llamar a Gallardón a pedirle prestada una de las tuneladoras de la M30. Pero están todas ocupadas. Señora, joder, métase una puta berenjena por el potorro, a ver si así se la pasa porque si no los niños la van a salir por la nariz, coño. Hala, acaba de decir nariz, se le va a caer el pelo, y le van a lavar la lengua con jabón, desalmado. Y la tipa se pira de allí, entre los escombros del fallido intento de penetración, completamente vejada, humillada y ultrajada a decirle al juez que a causa de que un médico la dijo que se metiera una berenjena por el chocho lleva 33 años sin poder follar. Pues menos mal que no era un proctólogo, porque si la llegan a sugerir que se meta un pepino por el culo se monta la de Dios es Cristo.

Y eso es todo por hoy amigos. Hay que ver el nivel de sofisticación que están alcanzando las excusas femeninas para no dejarnos mojar el churrín. Que no cariño, que no insistas, que el chochólogo me ha dicho que me meta una berenjena por el ídem, y eso me provoca tales desequilibrios cerebrales que no podemos hacerlo en un mes. Joder, ¿y no podía dolerte la cabeza como a todo quisqui?.

Ahora, el que de verdad tiene toda mi más absoluta y ferviente admiración es el marido. Que debe tener la polla de puto adamantio para conseguir meterla ahí.

domingo, noviembre 11, 2007

Toreeero, toreeero

Porque de vez en cuando no está de más recrearse con la parte menos seria del baloncesto, y hay que reconocer que la llegada de este chico a la NBA fue digna de destacarse.


Su estancia en los Kings, el equipo ye-ye de principios de siglo, los del bocata de tortilla y el seiscientos, estuvo repleta de highlights.


Pero si me obligan a elegir, me quedo con su pase con el codo durante el partido entre rookies y sophomores del All Star de 2000.

Y esperen a ver la versión mejorada patentada por Juanisho

Vamos, que el tío, para la parte circense del juego, mola. Y si no me creen a mi, atiendan a Montes y Daimiel. Lo que nunca llegaré a comprender es cómo un tipo de estas características no disfruta de invitación vitalicia para los partidos de las estrellas, si ése es su hábitat natural. Psche, ellos sabrán.

sábado, noviembre 10, 2007

Comprendiendo a los ingenieros XXII

Los días como hoy en los que vía correo electrónico te dejan el trabajo hecho, da gusto ser el fundador, líder natural y guía espiritual de un blog.


Ingeniería: ¿el oficio más viejo del mundo?


1.- Habitualmente trabajas hasta tarde.

¡Como las putas!

2.- Generalmente eres más productivo por la noche.

¡Como las putas!

3.- Te pagan para mantener al cliente feliz.

¡Como las putas!

4.- Cobras por hora pero tu tiempo se extiende hasta que termines.

¡Como las putas!

5.- Si eres bueno, nunca estás orgulloso de lo que haces.

¡Como las putas!

6.- Te recompensan por satisfacer las fantasías de tus clientes.

¡Como las putas!

7.- Es difícil tener y mantener una familia.

¡Como las putas!

8.- Cuando te preguntan en qué trabajas no lo puedes explicar.

¡Como las putas!

9.- Tus amigos se distancian de ti y tú solo andas con otros iguales que tú.

¡Como las putas!

10.- El cliente paga tu cuenta del hotel y por horas trabajadas.

¡Como las putas!

11.- Evalúan tu "capacidad" con horribles pruebas.

¡Como las putas!

12.- El cliente siempre quiere pagar menos y encima quiere que hagas maravillas.

¡Como las putas!

13.- Cada día al levantarte dices:"¡NO VOY A HACER ESTO TODA MI VIDA!"

¡Como las putas!

14.- Sin conocer nada de su problema los clientes esperan que les des el consejo que necesitan.

¡Como las putas!

15.- Si las cosas salen mal es siempre culpa tuya.

¡Como las putas!

16.- Tienes que brindarle servicios gratis a tu jefe, amigos y familiares.

¡Como las putas!


Ummmm...

Ahora me pregunto...

¿Realmente somos ingenieros o qué somos?

viernes, noviembre 09, 2007

A todo Portu le llega su San Martín

31 de Octubre de 2007. Nueva fecha a añadir a la colección de santos días menosmoléricos. Al fin llegó el momento que nadie pensó que llegaría. Confesad, malditos. Confiabais menos en ello que yo mismo.

Pues sí, vayan ustedes a saber cómo, tras 9 meses de trabajo más o menos eficiente, logré convencer a mi director de proyecto de que la cosa podría estar presentable y oye, por qué no quitárselo de en medio y así no hay que renovar matrícula y esas cosas tan molestas que implican aflojar mosca. Tras un periodo trepidante en el que aprendí a dominar Word al 60%, sudé la gota gorda para dar forma al capítulo de resultados cuando la verdad sea dicha con lo que he hecho pocos resultados pueden verse (ahí la imaginación de Juanisho jugó un papel importante), y currarme una presentación sobria y funcional así como yo, en la que los alardes técnico-estilísticos corrieron a cuenta de mi parte contratante, ya estaba en disposición de pasar el mal trago.

O casi, porque uno es muy tímido y no le atrae nada la idea de hablar en público. Y mucho menos realizar un ensayo de qué es lo que se va a hablar en público. Pero parece que mi idea de improvisar no está muy bien vista, y tras las presiones recibidas desde diversas partes del globo, Valencia y Cesena incluidas, acabé por claudicar y optar por la opción propuesta por mi Boss: encerrarme en casita y hacerme pases privados a mi mismo mismamente. Lo cual se demostró un acierto, porque la primera prueba fue horrorosa. Y después de pulirlo, 29 minutazos que tardaba. Queda constatado que soy un pesado siempre y en todo lugar.

La bella italia y sus sabios consejos

La mañana del día de autos comienza siguiendo las enseñanzas del señor irlandés. Ya saben, lo de ir ligerito y relajadito. Nada de esfínter tenso. El evento será a las 12, así que hay tiempo para desayunar con calma y pegar un último repasito al rollo que quiero contar a la concurrencia. Como aún y con esas sobra tiempo, aprovecho para seguir de nuevo las enseñanzas del irlan y poner a prueba mis conocimientos de geografía. Nivel 10 de 12. Bien. Conozco más mundo que el habitante medio de Oklahoma.

Estamos en Halloween, así que lo propio es disfrazarse. Y yo, que soy un fiel defensor del american way of life, me disfrazo.

Camisa y pantalón: mi concepto de elegancia extrema

Tras atender mensajes y llamadas de ánimo varios, procedo al siguiente paso en el proceso de distensión previa a mi puesta en escena: musicón. Entre Joey Ramone y Mika, cantantes ambos que desprenden virilidad en cada nota, logro mi objetivo y ya estoy preparado para hacer el ridículo más espantoso.


Parada solicitada en la pastelería. Procuro no hacer caso a los jocosos comentarios de la dependienta y evitar pensar en el supuesto "y si suspendes, ¿qué hacemos con los pasteles?". Problemas para aparcar. Normal, por otra parte. No son horas éstas. Y así me lo hacen ver en el departamento, dada mi aparente pachorra. Siendo de sobras conocida mi patosidad manifiesta, solicito el apoyo logístico de algún alma caritativa que colabore en la preparación de mi aula de tortura. No son uno sino dos los solícitos compañeros que se aprestan a ello, de los que obviaré su nombre para no ponerlos en evidencia, ya que muestran aún menos pericia que el menda, que me limito a ejercer labores de capataz y supervisor de obra ("a ver, ese cable que no quede suelto"), a la hora de conectar portátiles a proyectores. Menos mal que aparece mi Boss en su reluciente corcel y desface el entuerto, porque quedan 15 minutos y apañados estamos si no se ve nada en la pantallaca.

Compra de botellines de bebida no alcohólica para el tribunal inquisitor, recepción de los espectadores, carraspeos y showtime begins. Una vez más aparecen ganas de seguir las enseñanzas del fuckin' irish, pero habrá que aguantarse. Nota mental: hay que rebajar la ración diaria de chocos, que yo más que regularidad tengo atodashorasidad.

Y ahí me destapo, claro que sí: balbuceos, narrativa atropellada y desordenada, caos expositivo y asunto finiquitado en 20 minutos. Clavaos. El mínimo recomendado. Y contando todo lo que había preparado el día anterior. ¿Cómo puede ser entonces que rebajase el tiempo de exposición en casi una tercera parte? Misterios del habla a velocidad absurda, amigos.

Turno de ruegos y preguntas. Trago de agua para ganar tiempo. Sufrimiento. El que decía que no tenía ni pajolera del tema y que se leería mi libraco "un poquito por encima" sorprende a la concurrencia preguntando aspectos ocultos en lo más recóndito de mi tocho. Y yo, que nunca he tenido facilidad para expresarme, lo pongo de manifiesto. A continuación, mi Boss, con el que tengo firmado un pacto de no agresión: yo no le gano en la SuperManager, él no me hace preguntas el día de mi presentación. Y como remate, la presidenta, que también tiene dudas, pero no tan traicioneras como las del otro amigo y salgo mejor parado. Aunque esa en la que comencé mi respuesta con un "umm... pues.... no lo sé" provocó reacciones de espanto en el público presente. Yo soy así, todo sinceridad. Mi mamá me dijo desde chiquitín que no hay que decir mentiras, y yo lo aplico. Así me va.

Tras unos largos minutos de deliberación, el jurado emite su veredicto. Favorable a mis intereses. Mola. Otra cosa hecha. Albricias.

De todo esto hay vídeos, pero a día de hoy aún no los he visto ni obran en mi poder, así que ajo y agua.

A falta de perdices, mi legión de fans y yo engullimos los pasteles regados con un mosto del país y cervezas holandesas para dar así rienda suelta a nuestra felicidad. Atiendo llamadas desde Finlandia y la Comunitat Valenciá, recibo mi postalaza conmemorativa y estoy tentado de invitar al convite a una de mis coleguis de secretaría que hace acto de presencia en la cafe. Pero no, me falta mala baba.

Comida en casita con los papis salpicada de telefonazos familiares, reposo del guerrero tirado en el sofá y a tomar algo a nuestra taberna celta con aparcamiento grande de confianza con el personal que no ha podido acudir a la cita mañanera por estar atendiendo sus negocios. Cualquiera pensaría que un miércoles por la noche no va a haber mucho movimiento en la zona, a pesar de que mañana sea festivo. Cómo no, la OPBL hace acto de presencia: hay jornada de fútbol. Ponen pantalla grande para ver al Racing. Walter comenta en directo desde el propio bar el partido. Toca quedarse de pie arrinconados, disfrutando de su melodiosa voz. Viva yo y mi tino.

A la llegada del exiliado en la capital del Turia y consorte, se procede al acto de entrega de mi segundo regalo ingenieril. Y está claro que había ansias de venganza después de la lampara que le tocó en suerte a Juanisho y el regalo inexistente con que fue obsequiado el irlan. Cacho perros. Rencorosos. Pues bien que mola mi pelota de basket guarda CD's.

Baloncesto a tutiplén. Más encasillao que Michael Landon

Como remate, me jalo tres porciones de pizza que hacen a mi estómago comenzar su particular vía crucis, que desembocará en una sesión de fin de semana para el recuerdo. Pero eso, chavalería, es otra historia.

jueves, noviembre 08, 2007

Crónicas madracas IV

Domingo 16 de Septiembre

A ESTO LO LLAMAN "QUEDARSE CON CARA DE TONTO"



Decepción

(Del lat. deceptĭo, -ōnis)

1. f. Pesar causado por un desengaño.

2. f. engaño (‖ falta de verdad).


Burla. Chasco. Desencanto. Desengaño. Desilusión. Frustración.

En todo eso y más acabó el día. ¿Pero cómo llegamos a ese punto? Aplicaremos flashback a lo Tarantino.

Que te despierten a las 9.25 llamándote al móvil es una faena. Si tú contestas 2 horas después, se lleva mejor la cosa. Y más cuando la parte contratante no se agarra un mosqueo de los que hacen afición por ello.

Tras dejar un día más a mis anfitriones sopa, procedo a la reunión de rigor en la Basket Square con la facción viejuna de la expedición. Así aprovecho para leer la prensa, que son gente pudiente que compra periódicos. Yo soy becario y no estoy para dispendios de ese tipo. Paseando, paseando, llegamos hasta Goya. Sí, delante del pabellón. Hoy la tensión se palpa en el ambiente y no es plan de alejarse mucho del recinto, así que comemos en "La Vaca Leonesa", que pilla cerca. Con ese nombre, tiene uno que ponerse tito. Y vaya que si se pone. Basta con que le echen un vistazo a la señora sartenaca que nos metimos entre pecho y espalda priportu y servidor. Una cada uno, por descontado. Que somos del norte. Paportu también pero menos, y se conforma con un filetillo no tan letal.

Y mi estómago, tan campante

Tras comprobar que el Nano aguanta el tirón del perro inglés que tiene por compañero de equipo (NOTA: hace casi dos meses mis esperanzas de ver a Alonso campeonando estaban intactas), entramos al Palacio para presenciar los últimos 15 minutos del Eslovenia - Francia, en el que queda demostrado que los eslovenos también saben hacerlo a la inversa, porque iban perdiendo pero a triple limpio en el último cuarto acaban apalizando a los anfáns de la patrí. Mal, TonyP, muy mal.

A continuación, turno de hacer la compra, que uno es muy cumplido y no es cuestión de presentarse en casita sin ningún recuerdo de mi paso por tan magno evento para la gente menuda y no tan menuda. Eso sí, la ansiada taza para mis desayunos de campeón con frosties de kellog's poderosa energía tendrá que esperar, que no se fían de mi cara de no tirar tazas de desayuno a la cancha de juego. Con lo tranquilote que soy yo...

Toca un Alemania - Croacia. En la previa, el pincha nos deleita con un temazo de nuestro muso, el "Looking for freedom". Al parecer, Dirk tiene a bien tararearlo cuando lanza tiros libres, o cuando calienta o algo así. Un muso que adora a otro muso. ¿En qué lo convierte eso?


El rubiales, cómo no, da una exhibición. Germania, quinta. Aún no me lo creo. Y ellos, tampoco.

Te la va a liar, Mariete

Proseguimos con un partido por el bronce más bien soso que acaban llevándose los lituanos a la saca. El segurata de nuestra zona (el gurugú, no sé si recuerdan) informa de haber sido a su vez informado de una aparición de la pancarta del irlan en un informativo televisivo mañanero, pero no se le ve muy convencido. Tampoco nos molestamos en indagar mucho porque antes del próximo partido tenemos una misión que acometer. Y la realizamos con éxito. Sobre todo el fuckin' irish, que tiene un morro dublinés especial y se interna en la zona de los que pagan más con toda la tranquilidad del mundo, como quien se cuela en la cola del supermercado. Yo, con toda mi timidez, sigo sus pasos y alucino cuando la voluntaria encargada de que no se le metan moscones entre los ricachones ¡¡me pide disculpas por haberme empujado levemente!! No sé yo si perdonarte, hija. Anda, anda, voy a seguir andando y que no vuelva a pasar, eh. Y así, poquito a poquito, estamos donde queríamos: junto a nuestro comentarista televisivo favorito, aspirante a muso del blog: mesié Andrés Montes. Albondiguita mix. Y mis temores se ven confirmados: es más soso que el pan integral sin sal. De anteayer. Lo que sumado a la intervención del segurata asociado, convierte la situación en tragicómica. Y si le añadimos mi poca pericia con la cámara, obtenemos como resultado la siguiente foto.


No desistimos, y optamos por dar la barrila a Itu, situado en la fila posterior. Y ahora sí que me creo eso que dicen de que cuando era jugador era insoportable, porque ahora no es que vaya a ganar el premio de Mr. Simpatía 2007, precisamente.


Pero la historia pormenorizada se la dejo al irlandés, que tiene mucha más gracia que yo.

¿Será por esto lo del chasco que comentaba al principio? Ojalá. No fuera malo. Pero va a ser que no.

Hala, con las mismas vamos a nuestros sitios oficiales, esto es, con los tres jóvenes animosos de los que no sé si les he hablado, y el entendido y la novia del entendido del que no tengo ganas de hablarles, para ver la final en todo su esplendor y en toda su lejanía. Pero antes, los himnos.

Sin letra. Aún.

Antes de empezar, y no conformes con el espectáculo de los marcadores wi-fi el primer día de cuartos de final (en las noches de tormenta aún escucho eso de eight seconds), hay que llamar al ñapas pa que coloque en condiciones la red de una de las canastas. Claro que sí, hombre. Somos españoles, y aquí no hay más que hablar. Dando la nota siempre y en todo lugar.


Tras un primer cuarto funcional, en el que Marc parece Wilt Chamberlain, prosigue lo que yo doy en llamar la debacle (ya saben que soy un tremendista) y al descanso mando un par de sms indicando a mis hombres de confianza en la lejanía que la cosa me huele a chamusquina.

Y oigan, tampoco me equivoco tanto, porque poquito a poco el desastre va tomando forma, y a pesar de que a falta de 1.40 estamos 5 puntos arriba, lo que en un partido jugado a 60 es una barbaridad, los rusos hacen gala de su famosa sangre congelada, lo cual esta vez les viene de perlas, los españoles hacen mal todo lo que podía hacerse mal, y la cosa culmina con un canastita del bueno de John Robert Holdenov, natural de Pittsburgh, provincia de Novosibirsk. Los chicos de Solobasket le han encontrado un parecido razonable a la jugada. Si las comparaciones siempre fueron odiosas, ésta más aún. ¿Tenía que ser justo hoy cuando viviera en mis carnes esa sensación de súbito silencio en todo un pabellón tras una canasta last second de un negraco contra el equipo local cuando lo que está en juego no es el torneo toyota de selecciones regionales de habla no libanesa? OPBL, OPBL, mira que nos conocemos desde hace tiempo y no dejas de sorprenderme... En mi descargo alegaré que fui de los pocos que no cerró el buzón en ese momento y seguí con mis arengas. "Vamos, chavales", y similares. El irlan, una vez pasado el momento de estupefacción en el que asimiló que, efectivamente, nos habían metido la llave en el baúl, con bastante saña la verdad sea dicha, e íbamos a ser una vez más SUB-campeones de Europa, me acompañó en lo de chillar, para así no hacer el ridículo yo solo. Eso es un amigo.

One more time: we aren't the champions, my friends

El negro castaña, como le bautizó Miguelovas, tuvo que ser. El mismo que hasta ese momento no dejaba de ser la nota exótica y nadie se preguntaba de dónde había salido. Era un negro sin más, que diría Pombo. Y entonces tuvo la desfachatez de meter la canasta de la victoria. Qué bueno, mami, qué bueno. A Siberia lo mandaba yo.

Pues nada, a aplaudir a los premiados y todo eso y desfilar hasta la planta baja del pabellón. Y deme usted la taza que habíamos acordado antes, que no se me ha olvidado y ahora ya no tengo a quién tirársela.

Alegoría y Epitafio, 2 en 1

Cena de bocata en un bareto de enfrente tras dar muchas vueltas y toparnos con Boza Felipe no corres, no pasas, no tiras, no saltas: no entiendo cómo pagar 400 millones por ti Maljkovic, y retorno cabizbajo a casa... tras saltarnos eso sí la parada de metro en la que había que hacer transbordo. Y aunque parezca increíble, esta vez NO FUE POR MI CULPA. Al menos, no en su totalidad, que yo no soy el que vive en Madrid 11 meses al año.

Y mientras, paportu & priportu despidiendo a los muchachos altiricones a su salida de vestuarios. Eso es afición, claro que sí. Ahí tendría que haber estado yo. Porque por raro que pueda parecer, en esta ocasión no he acabado tan sumamente picado como en Belgrado. Y miren que la traca es comparable, pero ya ven. Será que me he hecho mayor. Sí, eso será.

Hasta un próximo campeonato aquí les dejo salvados, que la harina, se la llevaron los alemanes.



PS - El viaje de vuelta fue más dramático que el de ida, pero nada que un señor lechazo en Quintanadueñas, provincia de Burgos, no arreglase.

Con ustedes, mi botín. Excepto la famosa taza, que es muy tímida

miércoles, noviembre 07, 2007

Sobre escatologías estudiantiles

El año pasado estuve cohabitando con mi hermano menor, a la par que desquiciado, en un piso de los madriles. Y cantidad de cosas altamente graciosas acaecieron en el susodicho y entrañable hogar, pero no les voy a contar ninguna de ellas. Se joden. Lo que voy a hacer, para aquellos que pudieran haberse perdido la maravillosa experiencia que supone vivir en una cloaca de estudiantes, es explicarles más o menos pormenorizadamente las características de higiene básicas de una cualquiera de estas humildes moradas.

Bien, como todo el mundo sabe, las especies animales se pueden clasificar, grosso modo, en dos grupos: los simpáticos animalillos que se pueden pisar, y los que no. Así dicho puede parecer una mayúscula gilipollez, pero no lo es mis queridos amigos, porque es esta división de la fauna la que marca las pautas de limpieza del cubículo estudiantil medio. Useasé, sólo se limpia cuando empiezan a proliferar los ejemplares de familias no pisables, verbigracia, polillas mutantes, bichos bola tamaño pelota de tenis, ciempieses como cocodrilos o cucarachas que andan sobre dos patas y te dan los buenos días. Hasta ese momento todo va bien y según los cánones de pulcritud de los restaurantes chinos, se está cumpliendo con los requisitos mínimos.

De todas formas es necesario señalar que esta norma de limpieza, aunque ampliamente instaurada en muchas de las pocilgas colegiales, tiene también algunos detractores. Entre los más acérrimos, mi señor hermano y el que escribe. Y todo tiene su por qué. El caso es que mi familiar loco descubrió que los babeantes y pestilentes seres que salían de debajo del sofá cuando se te caía una patata frita al suelo eran extremadamente útiles. Te evitan el tener que agacharte a recogerla o, en caso de que no lo hagas, evitan que se convierta en una pelota de moho blanco y verde. Ya ven, el pobre está como una puta cabra pero a veces (muy pocas) tiene atisbos de genialidad. Además, si los mirabas de cerca (a los animalillos que habitaban bajo el sofá, no a mi hermano) y obviabas su pinta de gargajo con tropezones de moco sólido y su lengua de sanguijuela, eran casi hasta bonitos. Y si no fuera porque iban dejando larvas por entre los cojines y la ropa, casi ni molestaban.

Estos parásitos babeantes y comedores de patatas fritas (también comían otras cosas, pero tenían predilección por las patatas fritas), coexistían pacíficamente con las famosas pelusum gigantis, que es una variedad de la pelusa común (o pelusum normalis), pero mucho más desarrollada, con una capacidad de aprendizaje extraordinaria, que te llaman papá y que se reproducen como putos conejos. Los gargajos del sofá las utilizaban como balones para jugar pachanguillas de solteros contra casados de cuando en cuando. Creo que en el momento de máximo esplendor de la plaga incluso tenían una liga interna. Adorables.

Otro punto de indudable interés dentro de cualquier ciénaga habitada por estudiantes es el baño. Nosotros incluso llegamos a recibir peticiones formales de catedráticos en biología para venir a estudiar el complejísimo ecosistema que se había formado en la baza. Sí, donde se caga. Al principio de los tiempos, sospechamos mi hermano y servidor, que era de color azul, la baza me refiero, pero durante nuestra feliz estancia en el zulo presentaba un rico abanico de brillantes tonalidades entre las que destacaba el rojo intenso, proveniente de una muy rara variedad de moho-alga, y una especie de verde pardusco de lo que creemos que podría ser una nueva especie vegetal aún sin catalogar y que necesita de unas muy estrictas y constantes dosis de luz, humedad y detritos sólidos para desarrollarse. Huelga decirse que todas estas condiciones se daban de forma muy satisfactoria en el interior de nuestra baza, especialmente la referente a los detritos sólidos, porque yo, como el coronado, debo de tener infinidad de bífidus activos, y el cirulo mañanero no lo perdono nunca.

Una de estas simpáticas habitantes parduscas consiguió desarrollarse de forma admirable (probablemente debido a que por su ubicación estratégica debajo del agujero expendedor la llegaba más alimento que a las otras), colgando grácil y elegante hasta el interior del líquido elemento. Durante una temporada la estuve amaestrando para que me limpiara el susodicho esfínter trasero, por aquello de que ella estaba más cerca, pero bueno, no se puede ser bueno en todo y mis habilidades de adiestramiento vegetal aún están por depurar, así que todos mis esfuerzos fueron infructuosos. Lo más que conseguí es que bailara al ritmo de la cascada multicolor que se producía las contadas ocasiones en que se tiraba de la cadena. Básicamente el principio que seguíamos para accionar o no la cisterna era el nivel de excrementos almacenados en el interior del recipiente, es decir, si todos ellos se encontraban sumergidos por la cañería o si por el contrario algunos de los mierdiles truños escalaban por las paredes del coliseo, ayudados por la rica flora ya mencionada, hasta formar una perfecta pirámide marronácea y viscosa que sobresalía por encima de la tapa (que evidentemente estaba siempre arriba). En este segundo supuesto era necesario tirar de la cadena. O coger una pala y un carretillo, dependiendo del tamaño de la pirámide excretal.

Bueno, aquí lo dejo por hoy, puede que otro día les aleccione sobre el apasionante mundo de la cocina, con especial hincapié en la grasienta costra de aceite y residuos alimenticios que decora los fogones y encimeras de la estancia, creando espectaculares formaciones geológicas con estratos (de detritos sedimentarios y metamórficos) y toda la pesca marinera. Ah sí, y que no se me olvide mencionar la bañera que reverberaba mierda al abrir el grifo del lavabo. Pero como digo, todo eso, otro día.

lunes, noviembre 05, 2007

La perfección

No tengo demasiadas palabras para descibrir las interpretaciones que se han hecho de tan magistral obra de Puccini.

Simplemente recomiendo que os relajéis un poco y utilicéis vuestra banda ancha o estrecha y que merece mucho la pena escuchar esto.


Paul Potts, la historia del hombre y la cara del jurado merecen mucho la pena.



Michael Bolton lo intenta también.



Manowar, geniales.



Pero para el final, sin duda lo mejor que escuché en muchísimo tiempo.



Vuelve la actividad al blog, que os hemos tenido abandonados por múltiples circunstancias.