lunes, febrero 14, 2011

42.195 (toma II)

Sí, ya sé que juré y perjuré que en mi puta vida volvería a repetirlo. Pero joder, el cuerpo humano tiene una sorprendente facilidad para olvidarse del dolor y del sufrimiento, así que lo he vuelto a hacer. Como un auténtico gilipollas. 42 kilómetros y 195 metros. Me cago en toda la estirpe del puto Filípides. 3h 5’ 48’’. Casi veinte minutos menos que la vez anterior. Viva, ya me siento mucho mejor. Ahora ya sí que todo tiene mucho más sentido. Evidentemente el hijo de la gran puta del diablillo de mi hombro izquierdo lo primero que hizo según crucé la jodida línea blanca fue salir a decir que chachi, que la barrera de las 3h ya está más cerca. Que mucho ánimo, subnormal.

Ahora se supone que yo tendría que describir aquí, en tono jocoso y desenfadado, los cuatro meses de entrenos, y todas las maravillosas sensaciones de dolor experimentadas durante la tortura final. Pero qué quieren que les diga, soy vago, y además por más que me esforzara no iban a entender una puta mierda. Así que desisto, y les dejo con otro cabrón que lo ha escrito, aunque me cueste reconocerlo, mucho mejor de lo que servidor pudiera haberlo hecho.

Al menos a uno le queda el consuelo de que no es el único imbécil. Que lo disfruten. Los que sepan de lo que habla.


1 comentario:

Portu dijo...

Lo que me faltaba por ver: el irlandés posteando en plan lacrimógeno. Si esto no es una señal de la proximidad del fin (ergo, la llegada a la auténtica y genuina edad adulta) no sé qué otra cosa puede ser.

Por lo demás, mis congratulaciones por su progreso patente en el área del auto-castigo.