viernes, octubre 05, 2012

¿Otra vez aquí?

Justo antes de comenzar una nueva temporada, va siendo hora de informarles del acontecimiento más notable de la anterior, que una cosa es ser humilde y otra muy distinta huir del autobombo alimentador de ego.

Pues sí, sorpresas te da la vida. Y es que a insistentes no nos gana nadie. Un año después de la debacle numantina, el dúo de moda de los banquillos cántabros se plantó de nuevo con sus chavales en la final de liga junior con la ilusión de oye, quién sabe, quizá este año se junten los astros y suene la flauta, desafiando a la historia que los persigue. Para empezar bien, la parte de las lesiones pre-partido estaba más que cubierta pero confíamos en poder presentar al menos un quinteto de jugadores en el encuentro, tirando de teléfono y repescando jugadores que habían desaparecido del mapa semanas antes sin saber nosotros muy bien por qué.

El rival esta vez, el plantel de la EDM Piélagos, gallito de la generación del 95 y muy pintón de por sí, reforzado con un fichaje llegado desde más allá el Valle que les da nombre y que aporta la nota exótica a la competición. Hasta el momento se habían repartido victorias y derrotas entre los dos equipos, habiendo bastante dosis de vulevú en un par de esos partidos (nos sale la vena profesional y nos ponemos a ocultar bazas; demasiada televisión, lo sé), llevándose ellos a la saca el título de Copa, así que ahí tienen los antecedentes para que hagan sus cábalas previas a la lectura del relato.

¿Ya? Prosigamos pues.

Tras el esperado vídeo épico proyectado en el vestuario para arengar a las tropas, el partido comenzó con los de morado (sí, nosotros) eligiendo buenas opciones en pista delantera, no queriendo con ello decir que las metiéramos todas, que eso de la puntería es otro cantar, y dando caña en la defensa y la pelea por el rebote contra los bigardos de verde, lo que se tradujo en un resultado al final del primer periodo que me río yo de Xavi Pascual, 16-05.

En el segundo periodo la decoración no varió mucho, y resistiendo las acometidas de los pielaguenses y con un par de robos de balón por aquí y otros tantos triples tirados a lo loco pero metidos por allá, la distancia subió hasta los 20 puntos, 37-17, quedando en 16 al intermedio, 37-21. Buen botín, ¿no? El guión del que suscribe, que tantas suspicacias e incredulidad había levantado, marchaba como marcaba el libreto.

Tras sosegar a los adolescentes exaltados en el vestuario, y como era de prever conociendo el batallador carácter de los de Piélagos, las distancias se redujeron a 12 puntos en cuestión de segundos, pero tirando de carisma el achante no pasó a mayores y se consiguió mantener esa ventaja acabado el tercer periodo, 49-37.

Sí, sé lo que están pensando, ustedes que son calculadores al extremo. Con el ritmo de anotación rival de 12'33 puntos por periodo nos bastaría con meter un par de tiros libres, uno si me apuran, para asegurar la victoria. Pero parece mentira que no nos conozcan y sepan que nos van las emociones fuertes. Prosigan, prosigan.

En el inicio del periodo definitivo los errores se sucedieron por ambas partes, siendo cada canasta equiparable a un gol y mostrando el marcador en el minuto 35 un resultado de 54-41 favorable a Cantbasket. 13 puntos, 5 minutos. Fácil, ¿no? Pues cuando el oxígeno continúa llegando al cerebro sí, pero digamos que ese no era el caso. Las naves moradas se habían quemado y cada ataque era una nueva partida al yo-yo, apurando el tipo con la pelota los 24 segundos de posesión y jugándose en el mejor de los casos una mandarina que lo mismo podía llegar a entrar. Vamos, que ya era una cuestión de ver si a los rivales les quedaba gasolina suficiente como para dar la vuelta al asunto.

Y resulta que la cosa se pone 56-52 a falta de 8 segundos. Y el rival que solicita tiempo muerto y nada más poner la bola en juego mete canasta desde bien cerquita del aro, sin gran oposición por nuestra parte. Y cuando la cosa apunta a que se va a rifar un gomazo y así parar el reloj y acudir al potro de tortura de los tiros libres, ahí va nuestro base y en un alarde de avispidad lanza una patada a seguir que es recogida por un elemento anárquico delgadurcio que enfila la canasta, da un bote y es agarrado por la parte trasera de su camiseta por un rival mientras consigue anotar. El árbitro principal no lo duda y señala falta antideportiva. Vamos, que tras el tiro libre adicional nos corresponde la posesión de balón con 3 segundos por jugar. Es decir, 58-54 + tiro libre + posesión. Se pueden imaginar la ronda de abrazos que se repartió por el banquillo cantbasketiano.

Se falla el tiro libre, psche, no es un problema teniendo 4 puntos de diferencia. Un momento, qué pasa aquí, a qué fin le da la bola el árbitro de nuevo para otro tiro libre. Acabáramos, que ha dicho el señor colegiado que la canasta no era válida. O sea, que seguimos yendo sólo 2 arriba. Glups. Aquí el desgarbado se porta y consigue un puntito más. 3 de ventaja, saque de banda, y el caos que se adueña de la neurona de los entrenadores de Cantbasket y no hacen un par de cambios estratégicos, con lo que la bola va a parar al titán de los tableros, que recibe una falta ipso facto que lo envía a su infierno particular. Y el primer tiro que resulta en cuasi rotura de tablero. Y el segundo que va camino de rebotar con la parte trasera del aro y salir despedido... cuando el muchacho decide ir a por su propio rebote y el estamento arbitral lo sanciona como violación, con lo que los verdes aún van a tener una última bala en su recámara. Jurl jurl.

Aprovechemos para dar un toque de color al relato reflejando la pasión que inundaba las gradas. Y es que paportu se había largado en el descanso a hacer de miranda en unas reparaciones motociclistas del tío de Renedo de quien esto suscribe, pero Sasha que estaba expectante entre el público le envió un SMS en el momento de la antideportiva convocándole para los previsibles festejos. Imagínense ahora la cara de paportu cuando entra al pabellón y se encuentra un 57-54, 1'5 segundos de juego, y balón en posesión de Piélagos, mientras Sasha con cara de susto le repite una y otra vez "Estaba ganado, te juro que estaba ganado". De la tragedia surge la comicidad, ya saben.

En fin, que los verdes pusieron la bola en juego, no todos los morados siguieron las instrucciones impartidas por sus entrenadores, un verde recibió totalmente solo en línea de 3 puntos y lanzó de forma bastante cómoda, el balón salió despedido hacia la canasta y, tras un segundo que duró más o menos 200000 centésimas, y mi cara pasando por los estados de la de Perasovic durante una famosa traca del Cibona... el balón no entró.



57-54. Boza Maljkovic estaría más que orgulloso de nosotros de interesarle lo más mínimo una competición regional juvenil cántabra.

Como propina eufórica, la integridad física de los preparadores fue puesta en riesgo. Pero mereció la pena, vaya que sí. Y además tengo a los chavales bien aleccionados y tuvieron especial cuidado con la rodilla derecha.


Y de aquí fuimos encaminados a Zaragoza a participar en el Campeonato de España de la categoría, viaje en el que hubo ataques químicos y disputas con solteras alteradas en el autobús, documentos extraviados, calor a raudales y derrotas, abultadas derrotas. Pero de eso ya hablaremos en otro momento, no es momento de rememorar asuntos tristes. Como ese que dice que la vendida de mi ahijada se pasó a la parte rival del graderío durante el descanso para así disfrutar de pinturas de guerra y pompones.

2 comentarios:

El Retirao dijo...

Apoteósico relato, Portu. Vaya si ha merecido la pena la espera. Solamente ha faltado una cámara filmando a paportu durante la última jugada.

La tensión de dicha última jugada me recordó a otra similar, y tras el vídeo no caben dudas:

http://www.youtube.com/watch?v=16n3AH8YlNs#t=22m05s

Enhorabuena a todos.

el_irlandés dijo...

Joder, a m'i me gustaba m'as antes. Cuando en el 'ultimo minuto ibais y la cagabais. Como dios manda. Si vais a seguir ganando, yo dejo de leer.