domingo, febrero 06, 2005

Vencidos por "Farruquinho"

Todos sabemos que hoy en día, en los que está tan cara la vida, si una pareja desea prosperar y vivir sin el agua al cuello, no les quedará otra que buscarse un currito ambos dos (y ya si está bien pagado, mejor que mejor). Pero claro, el problema se presenta a la hora de decidir qué hacer con los niños mientras tú desperdicias ocho horas (más o menos) diarias trabajando. Porque, queridos amigos, el horario del cole no suele "amoldarse" al del mencionado curro. Así que, a buscar alguna ocupación post-escolar al niño para tenerle entretenido. En mi caso, mis padres no tuvieron que estrujarse en demasía las meninges: un poquito de deporte y otro tanto de inglés, y santas pascuas.

Tras mis escarceos en el mundo del deporte rey, saldados con una pronta renuncia a pegar patadas a un balón por esos campos de Dios, y siguiendo la recomendación de un amigo, tierno infante donde los haya (efectivamente, estoy hablando del Rizox) decidí probar con el baloncesto. Y hete aquí, que me acabó por gustar la cosa. Tanto que llegué a pensar que era mi auténtica vocación en la vida. Pero no, nada más lejos de la realidad. Años más tarde, y por mediación de otros amigos (que son algo así como los Brady, pero en versión cántabra) descubrí el deporte de los dioses, el que da sentido completo a mi existencia: El Voley Playa

Y mira que soy más malo que un dolor. Por más horas que meto, no mejoro ni lo más mínimo. Pero tiene un no sé qué, que qué se yo, que me mola. Y no me refiero a lo de las chicas monas en bikini (o bueno, al menos, no sólo a eso). Tras varios veranos batiéndome el cobre en torneos tan prestigiosos como el de Santoña o el de Suances, llegando incluso a alcanzar el triunfo en la Liga Basura del primero en el año 2003, estos días me he ilusionado con la participación española en los Juegos Olímpicos en este sacrosanto deporte. Tensión, buen juego, remontadas contra pronóstico.....y todo ello, ¿para qué? Para que en la final te aparezcan un tirillas con apariencia de ratón de biblioteca de Teleko y el genuino chacho brasileiro y te manden a freir espárragos. Y con bastante facilidad, todo sea dicho. Nada que objetar, que son mejores los sudamericanos. Pero eso de que nos haya vencido un gitano de Sao Paulo, pues como que me cuesta aceptarlo.

Comprendedlo, yo que me he criado en Santander, donde habitan los más mejores representantes de esta etnia originaria de los Cárpatos (como Hagi, el Maradona de los ídem......pero eso es otra historia en la que profundizaremos en otro momento), había concebido la idea de que "si un calé santanderino no puede hacerlo, ninguno podrá" ¡Y nunca he visto a ninguno matando como lo hace el tal Ricardo! ¡Qué sobrao! Si yo no la olía desde casa, cómo iban a saber por dónde iban los tiros nuestra pobre pareja. Bastante han hecho los hombres marcando 31 puntitos entre los dos sets.

Visto así no parece pa tanto, ¿verdad?


Por tanto, a pasar página cuanto antes. Eso sí, he cambiado mi mentalidad y no dudéis que el próximo verano me acercaré por La Albericia a ver si allí encuentro entrenador que pula mi juego para arrasar en futuros torneos playeros.

Esto el día 25/08/2004 a las 21:45 tenía sentido. Lo juro.

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