martes, julio 05, 2005

El problema más grave del verano

Tras pasar un trepidante fin de semana en Castro, territorio a todas luces ya conquistado por nuestros vecinos de oriente próximo, celebrando sus fiestas del Coso Blanco y disfrutando de variopintas aventuras, que incluyeron desde la guerra de bolazos de confetti con niños de 2 años hasta el chapuzón en aguas del cantábrico a altas horas de la madrugada como Diox y mi madre me trajeron al mundo (el si iba o no acompañado por alguna fémina no es objeto de comentario de este post, así que os fastidiais, cotillas), me he dado cuenta de un hecho terrible. Qué digo terrible, espeluznante. Y es que si quieres salir a tomarte algo y echarte unos bailables mientras tienes la caña preparada esperando que piquen tendrás que tener tus oídos preparados para superar una nueva suerte de la tortura china: la música veraniega.

Un estudio detenido y sesudo en los locales visitados las noches del viernes y el sábado acerca de los "temazos pinchados y número de veces que lo han sido" nos permitió a mi compañero de fatigas Sasha y a servidor extraer los siguientes resultados:

Bustamante, "Devuélveme la vida" (estilo reggaeton) -> 54 veces

Shakira y el payo Sanz, "Tortura" (más reggaeton) -> 115 veces

El pesao de Juanes y su maldita "Camisa negra" (peor que el reggaeton, si es que eso es posible) -> 347 veces


O sea, que fueras donde fueras, sólo podías escuchar combinaciones de estos tres elementos tomados en distinto orden (¡maldita sea! Ya apareció la vena universitaria por ahí). Por otra parte, como en toda fiesta de pueblo (perdón, Laura, ya sé que sois más de 20.000 habitantes y por eso merecéis el calificativo de ciudad ... pero como que no) que se precie se habilitaron en dos puntos estratégicos de la villa sendos templetes en los que pudieran actuar grandiosas bandas que amenizaran a los jóvenes alcoholizados y a los mayores con ganas de marchuqui. Pero es que ya ni de eso te puedes fiar, porque mientras la situada en plena plaza del Ayuntamiento se centraba en "deleitarnos" con temazos de Tom Jones (que ni tan mal) junto con rancheras e incluso fados (¡a quién se le ocurre! Llego a aguantar allí dos minutos más y me pongo a llorar a moco tendido. Y lo peor es que los tíos decían que eran peticiones de los de primera fila), la colocada en La Barrera (sitio que todos deberíais visitar, incultos, que hay cosas mu potitas fuera de vuestros lugares de residencia) no le era menos y optaba por repescar clásicos de hoy y de siempre como "El torito bravo" o "Los dardos" (la de "por la puerta de Alcalá con la falda almidoná", pa entendernos). Con deciros que acabamos bailando con los padres y abuela de mis coleguitas los Barquín, mientras regábamos nuestros gaznates con la bebida de los dioses, el cachimorro ... Vamos, que no. Que así no. Que pa eso me quedo escuchando al Santa Justa Klan.

Joer, si tampoco creo yo que pida tanto. No sé, un poquito de algo popero estilo gafapasta a ser posible, algo rockero, otro tanto de chunta suavecito y alguna de rollo latino para amansar a las fieras adolescentes y petardas y santas pascuas. Todos contentos. Pero no. Por alguna extraña razón son esas hordas petardas las que dominan el cotarro y cada verano "ponen de moda" algo y hay que aguantarlo hasta en la sopa. Este año ha tocado la música directamente traída from hell (homenaje a Alan Moore, que nunca está de más), Pombo dixit, el Reggaeton. Menos mal que aún queda gente íntegra. Verbigracia:


Pos yo a Busta sí que le pinchaba


Continuando con la tradición de este blog, y antes de que se me adelante nadie en los comments, propongo la creación de un sindicato: el ACRYS (Asociación Contra el Reggaeton Y Similares). Por un comercio justo y todo eso.

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