Lo primero que debéis saber, lectores de procedencia diversa, es que para todo buen teleko que se precie y jacte de serlo existen tres verbos que son de obligado conocimiento y sobre los que hay que tener una gran destreza a la hora de su conjugación: Autenticar, Logar y ..... ummm ... ahora mismo no recuerdo cuál es el otro. Es que yo siempre he sido más de químicas.
Autenticar, lechones, no es otra cosa sino lo que vulgarmente conocéis todos vosotros como "Introduzca password y login". O, en ese castellano estilo campechano tan nuestro, "Mete tu nombre y tu clave, capullo". Y es que en estos días oscuros hay que tener mucho cuidadín con a quién dejas ver o acceder a según qué cosas. Hay que tener claves para todo, no vaya a ser que se descubran tus secretos (o que te desplumen, en el peor de los casos; aunque pa desplumaros a vosotros, que no tenéis ni un chavo mejor no pringarse). Que si la tarjeta del banco, que si el correo electrónico, que si esa página de la que eres socio del mes, paraíso repleto de vídeos guarr ... esteeee, ¿por dónde íbamos? ¡Ah, sí! Que tienes que tener un password para todo. Y más con el mundo informático actual, en el que cualquiera con ínfulas de hacker te hace un hijo de madera metiéndote un virus que te deja el disco duro cual solar.
Ahora bien, estos hackers son muy listillos ellos, y como no elijas una buena clave, te va a dar igual, porque van a dar con ella y te van a tocar las narices de todos modos. Así que has de andar con precaución y sigilo a la hora de seleccionar tu password. Esa combinación de letras, números y caracteres extraños que tú y sólo tú puedes llegar a imaginar.
Las variantes son numerosas, por no decir infinitas. Podríamos clasificarlas en distintos grupos. Están:
Las clásicas: la fecha de tu cumpleaños, la del cumpleaños de tu padre, la del cumpleaños de tu madre, tú cumpleaños más tu nombre, tu nombre más tu cumpleaños ...
Las innovadoras: la matrícula del coche, el número del DNI, palabras en judío (no os riáis, me lo ha dicho mi profe de Sistemas Operativos)
Las arriesgadas: el nombre de tu grupo de música favorito (sí, Borjita, no me resultó difícil adivinar que se trataba de Camela), el apellido (en búlgaro) de una ex-novia (búlgara) el cual pensabas que iba a ser muy complicado de recordar y escribir por parte de los que la conocieran (amiguito, no contabas con la astucia de Portu)
Las casi infalibles, entre las que incluyo la mía (soy así de chulito), que no es otra sino la fecha de "el día que jugué la Champions League". Y si estáis pensando que con ese nombre que le he dado tiene alguna relación con algún asunto en el que estuviera involucrada una tía, he de decir que habéis acertado de pleno. Si mis acompañantes bilbaínos no hicieron un reseteo kalimotxil de memoria sabrán a qué me refiero.
Ahora bien, retomando el tema del amor que tanto nos gusta en este blog (somos como unos pequeños y peludos osos amorosos), nada hay tan potito y herboso como poner el nombre de tu churri como clave de acceso. Infalible como que no es, pero oye, queda sentimental que lo flipas. Y es que resulta que lo hace quien menos te lo esperas. Sí, sí. El que hace los comentarios más brutos. El que te envía más fotos de tías buenas (y lo agradezco mucho, eso que conste en acta notarial). El más macho ibérico entre los machos ibéricos. De ése es del que tienes que desconfiar. A la hora de la verdad, él es el más mimosín de todos.
Y es que hace escasas fechas, en una de mis rutinarias visitas a un laboratorio de la escuela en la que tengo a bien estudiar, a la hora de sentarme frente al ordenador en el que iba a llevar a cabo mis prácticas me encontré con que el nombre del usuario anterior era el de uno de mis estimados compañeros de blog, cuyo nombre dejaré en el economato, que se encuentra haciendo su proyecto fin de carrera con el grupo responsable de dicho laboratorio. Y claro, como la curiosidad mató al gato (y al Portu más), no resistí la tentación y me propuse, con el consentimiento de dos componentes de la ya conocida entente asturiana, averigüar (Inciso: no se oye mucho la palabra averigüar hoy día, ¿verdad?) la clave que me daría acceso al ya mencionado proyecto y demás basurilla que pudiera guardar nuestro amigo en su disco duro particular. Al principio tiré por el camino fácil, es decir, poner "Andrea Málaga" y derivados. Pero no. Todo era más sencillo que eso. Tan sólo había que escribir el nombre de su querida cuqui. Y de pronto, ahí estaba yo. Con todo el poder para hacer con sus archivos lo que me saliera del cirigüiti. Pero como soy un cagado y el profesor me hizo un par de pilladas, pos como que preferí meter mi nombre de usuario y mi clave y ponerme a hacer mis deberes. No fuera que se enfadara conmigo y me echara mal de ojo. O lo que es peor, que me suspendiera ya en Mayo (llamadme capitalista, pero yo es que tengo un gran aprecio a mis aprobados).
Pero sirva esta historia como ejemplo
a) del cuidado que hay que tener a la hora de decidirte por una clave para mantener a buen recaudo tus cosas de valor
b) de lo falsos que somos los tíos (se nos va la fuerza por la boca, sobre todo a la hora de hablar de según qué temas)
c) de lo hijoputas que pueden llegar a ser tus amigos (sólo ellos osarían acceder sin ningún pudor a tus documentos más íntimos)
y d) de que nunca te fíes de un asturiano (pero nunca, nunca)
Y ya sabéis, a partir de ahora, autenticaros con protección. Es por vuestro propio bien.
- Casco Oscuro: "¿1,2,3,4? ¡¡Esa clave sólo podría utilizarla un estúpido!!"
- Mel Brooks: "¡Hola, súbditos! ¿Alguna novedad?"
- Casco Oscuro: "Saludos, señor. Ya tenemos la clave de Druidia. Es: 1,2,3,4"
- Mel Brooks: "¡Coño! ¡Es la clave de mis maletas"
(y es que una referencia a Spaceballs nunca está de más)
P.D. -> Para todo aquel que esté despistado, informo de la adición de un nuevo link en la sección "Deberías visitar esto", cortesía del señor putter 3.0, que no escribe un cagao, pero bueno, de vez en cuando colabora con cosas de estas. Recomendación especial del chef es la lectura de la noticia que hace mención al "naked women wrestling".
Autenticar, lechones, no es otra cosa sino lo que vulgarmente conocéis todos vosotros como "Introduzca password y login". O, en ese castellano estilo campechano tan nuestro, "Mete tu nombre y tu clave, capullo". Y es que en estos días oscuros hay que tener mucho cuidadín con a quién dejas ver o acceder a según qué cosas. Hay que tener claves para todo, no vaya a ser que se descubran tus secretos (o que te desplumen, en el peor de los casos; aunque pa desplumaros a vosotros, que no tenéis ni un chavo mejor no pringarse). Que si la tarjeta del banco, que si el correo electrónico, que si esa página de la que eres socio del mes, paraíso repleto de vídeos guarr ... esteeee, ¿por dónde íbamos? ¡Ah, sí! Que tienes que tener un password para todo. Y más con el mundo informático actual, en el que cualquiera con ínfulas de hacker te hace un hijo de madera metiéndote un virus que te deja el disco duro cual solar.
Ahora bien, estos hackers son muy listillos ellos, y como no elijas una buena clave, te va a dar igual, porque van a dar con ella y te van a tocar las narices de todos modos. Así que has de andar con precaución y sigilo a la hora de seleccionar tu password. Esa combinación de letras, números y caracteres extraños que tú y sólo tú puedes llegar a imaginar.
Las variantes son numerosas, por no decir infinitas. Podríamos clasificarlas en distintos grupos. Están:
Las clásicas: la fecha de tu cumpleaños, la del cumpleaños de tu padre, la del cumpleaños de tu madre, tú cumpleaños más tu nombre, tu nombre más tu cumpleaños ...
Las innovadoras: la matrícula del coche, el número del DNI, palabras en judío (no os riáis, me lo ha dicho mi profe de Sistemas Operativos)
Las arriesgadas: el nombre de tu grupo de música favorito (sí, Borjita, no me resultó difícil adivinar que se trataba de Camela), el apellido (en búlgaro) de una ex-novia (búlgara) el cual pensabas que iba a ser muy complicado de recordar y escribir por parte de los que la conocieran (amiguito, no contabas con la astucia de Portu)
Las casi infalibles, entre las que incluyo la mía (soy así de chulito), que no es otra sino la fecha de "el día que jugué la Champions League". Y si estáis pensando que con ese nombre que le he dado tiene alguna relación con algún asunto en el que estuviera involucrada una tía, he de decir que habéis acertado de pleno. Si mis acompañantes bilbaínos no hicieron un reseteo kalimotxil de memoria sabrán a qué me refiero.
Ahora bien, retomando el tema del amor que tanto nos gusta en este blog (somos como unos pequeños y peludos osos amorosos), nada hay tan potito y herboso como poner el nombre de tu churri como clave de acceso. Infalible como que no es, pero oye, queda sentimental que lo flipas. Y es que resulta que lo hace quien menos te lo esperas. Sí, sí. El que hace los comentarios más brutos. El que te envía más fotos de tías buenas (y lo agradezco mucho, eso que conste en acta notarial). El más macho ibérico entre los machos ibéricos. De ése es del que tienes que desconfiar. A la hora de la verdad, él es el más mimosín de todos.
Y es que hace escasas fechas, en una de mis rutinarias visitas a un laboratorio de la escuela en la que tengo a bien estudiar, a la hora de sentarme frente al ordenador en el que iba a llevar a cabo mis prácticas me encontré con que el nombre del usuario anterior era el de uno de mis estimados compañeros de blog, cuyo nombre dejaré en el economato, que se encuentra haciendo su proyecto fin de carrera con el grupo responsable de dicho laboratorio. Y claro, como la curiosidad mató al gato (y al Portu más), no resistí la tentación y me propuse, con el consentimiento de dos componentes de la ya conocida entente asturiana, averigüar (Inciso: no se oye mucho la palabra averigüar hoy día, ¿verdad?) la clave que me daría acceso al ya mencionado proyecto y demás basurilla que pudiera guardar nuestro amigo en su disco duro particular. Al principio tiré por el camino fácil, es decir, poner "Andrea Málaga" y derivados. Pero no. Todo era más sencillo que eso. Tan sólo había que escribir el nombre de su querida cuqui. Y de pronto, ahí estaba yo. Con todo el poder para hacer con sus archivos lo que me saliera del cirigüiti. Pero como soy un cagado y el profesor me hizo un par de pilladas, pos como que preferí meter mi nombre de usuario y mi clave y ponerme a hacer mis deberes. No fuera que se enfadara conmigo y me echara mal de ojo. O lo que es peor, que me suspendiera ya en Mayo (llamadme capitalista, pero yo es que tengo un gran aprecio a mis aprobados).
Pero sirva esta historia como ejemplo
a) del cuidado que hay que tener a la hora de decidirte por una clave para mantener a buen recaudo tus cosas de valor
b) de lo falsos que somos los tíos (se nos va la fuerza por la boca, sobre todo a la hora de hablar de según qué temas)
c) de lo hijoputas que pueden llegar a ser tus amigos (sólo ellos osarían acceder sin ningún pudor a tus documentos más íntimos)
y d) de que nunca te fíes de un asturiano (pero nunca, nunca)
Y ya sabéis, a partir de ahora, autenticaros con protección. Es por vuestro propio bien.
- Casco Oscuro: "¿1,2,3,4? ¡¡Esa clave sólo podría utilizarla un estúpido!!"
- Mel Brooks: "¡Hola, súbditos! ¿Alguna novedad?"
- Casco Oscuro: "Saludos, señor. Ya tenemos la clave de Druidia. Es: 1,2,3,4"
- Mel Brooks: "¡Coño! ¡Es la clave de mis maletas"
(y es que una referencia a Spaceballs nunca está de más)
P.D. -> Para todo aquel que esté despistado, informo de la adición de un nuevo link en la sección "Deberías visitar esto", cortesía del señor putter 3.0, que no escribe un cagao, pero bueno, de vez en cuando colabora con cosas de estas. Recomendación especial del chef es la lectura de la noticia que hace mención al "naked women wrestling".
2 comentarios:
Mecagoentóloquesemena.
Mecagoenlosamigosdelasidra.
Mecagoenelsportingyeloviedo.
Mecagoenportugalcompleta.
(menos figo y su mujer)
Mecagoenhastalasuegradejulioverne.
Y sobre todo:
Mecagenmimismoporsertantracas.
Forsa nadal.
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