martes, junio 13, 2006

Sobre edades, piscinas y descuelgues

Seguramente debería empezar por el principio y explicar lo del indio de la india, pero entonces ya no sería yo. Así que pasaré directamente a lo cruel que es la gravedad con el cuerpo femenino en general y el pelo masculino en particular. Lo del indio quizá en otro momento.

Uno que llega al hotel y se encuentra con el indio de la india psicópata y, bueno, luego se da cuenta de que no es un indio de la india psicópata, que sólo es un indio de la india, así que tutti va benne. Y decide que no hay nada mejor que hacer que ir a la piscina a tirarse como una colilla al sol y coger ese clásico moreno irlandés que me caracteriza. Moreno chachi donde les haiga porque brillas en la oscuridad. Como un gusiluz. Y los gusiluz molan. Y allá que me atavío con gafas cojonudas, bañador cojonudo, toalla no cojonuda de la que me salgo por todos sus costados, todo tipo de cremas y ungüentos para minimizar los daños colaterales del moreno irlandés ya citado y me dirijo a la piscina. Por el camino uno se cruza con diversos espaghetinis y tortelinis todos nacidos antes de la tercera glaciación, pero bueno, qué mas da, yo voy a la piscina. A mi rollo. Y llegas a la piscina y a tu rollo te despojas de tu camiseta de cantabria me pone, y a tu rollo extiendes tu mierda de toalla en la tumbona y justo antes de ponerte en horizontal, por alguna cuestión metafísica aún por estudiar, decides echar una ojeada a tu alrededor.

Y a tu alrededor el paisaje es desolador. Como tenerife en pleno enero. La media de edad de los allí presentes se mide en siglos, no en años. Todos con sus calvicies, y sus tripas, y sus cojeras, y sus achaques y sus quejidos. Como la sala del geriátrico de cueto, pero con piscina. Y naturalmente, cada calvicie y tripa va acompañada de su imponente señora, con sus imponentes posaderas, sus colgajos por aquí y por allá, y sus glándulas mamarias a la altura de la reumática cadera. Y digo bien. Glándulas mamarias. Porque las tetas son cosas bien diferentes a eso. Lo que se ve por allí ni tiene forma de teta, ni aspecto de teta, ni nada de nada, así que a falta de una idea mejor las dejaremos en glándulas mamarias. Y resulta que las tipas estas de las que hablo son italianas y se ve que en italia esta de moda el espíritu anita obregón ese de tengo más años que fraga pero lo importante es el interior, y yo me siento joven, así que voy a la piscina del hotel con mi bañador tanga y dejo mis glándulas mamarias al aire con todo mi espíritu juvenil. Aunque, ahora que lo pienso, lo mismo era un bañador normal. Todo hijo de vecino sabe que hay culos en los que cualquier braga es tanga. Bueno, que me da igual que me da lo mismo, tanga se queda.

Vamos a ver si nos entendemos señora. Que lo del espíritu está muy bien. Que yo la apoyo. Y puede ir a las discotecas a bailar riguitón como una posesa. Pero joder, eso es el interior, en el exterior esta usted hecha una pena. Se lo digo desde el respeto y el cariño, eh. Con buen rollito, como el mio presidente espagnolo. Hágame caso. Desnúdese donde no haya nadie que pueda morir por fallo cardiaco. Póngase delante de un espejo. Mírese. ¿De verdad cree que un tanga es apropiado?. El tanga pasa miedo solo de pensarlo señora. Si no lo hace por mi, hágalo por el tanga. Y luego está el tema de eso que tiene ahí debajo de los hombros. Seguro que en algún momento apuntaban al espejo, pero ahora ya no, ahora apuntan a los tobillos, de hecho, casi llegan a los tobillos, así que enróllelas y métalas en algún sitio. Coño.

Pero eso no es todo. Porque claro, la tía del espíritu juvenil tiene pinta de no haber mojado desde julius caesar porque a la imponente barriga culminada por su correspondiente calvicie a la que acompaña no se le levanta ya ni con grúa. Así que ni corta ni perezosa pone el periscopio a funcionar y me detecta a mí, lo que no dice mucho a mi favor porque soy el único que no puede considerarse resto prehistórico de todo lo que hay en la piscina, y se acerca meneando sus imponentes posaderas y el tanga estrangulado entre ellas pidiendo ayuda a gritos y sus glándulas mamarias al viento. Bueno. Para ser justos con la señora he de decir que tuvo la decencia de taparse un poco antes de acercarse. Y se acerca. Y yo mirando desesperado a un lado y a otro buscando una vía de escape. Como el tanga. Pero no hay medio ninguno de salir de esa. Aquí te las den todas chaval. Y encima me gana en peso, de eso no hay duda. Este combate está perdido de antemano. Como si tyson se pega con el potro de vallecas, pues como que no, como que la cosa está clara. Eso es abusar joder. Y la tipa que sonríe y lo suelta. No tengo ni la más remota idea de qué, pero lo suelta. Y yo que tengo esta jodida manía de sonreír a todo quisqui pues claro, voy y la sonrío, en el fondo porque me parece surrealista y la digo que io no parlo italianno. Con un acento que para sí quisiera el corleone. Y la tía que de dónde soy. Y claro, que español. Joder. En buena hora. Ya podía haber sido neozelandés, porque aquí todo el mundo tiene la extraña impresión de que si eres español pues entiendes todo lo que te dicen. Pues no, coño, no entiendo una mierda. Pero la chorva allí dale que dale, con todo tipo de lenguaje corporal y aspavientos varios y yo temiendo que se la salga una glándula mamaria y me arre en toda la jeta y me deje tetrapléjico. Bueno, el caso es que la señora en cuestión tiene muy mal gusto pero me cae bien, y acabamos los dos descojonándonos de la risa, ella no sé muy bien de qué, y yo, de lo chachi que me lo iba a pasar escribiéndolo.

3 comentarios:

Portu dijo...

¡Aaaah! ¡Mis ojos! ¡Mis ojos! Sólo de imaginármelo ya me dan ganas de arrancarlos de mis cuencas.

Olé tu acento y tu estómago.

MalditosTacones dijo...

Coño Irlandés, no tienes precio como comentarista de lo cotidiano...
Y qué verdad lo de la ley de la gravedad (no conmigo, eh? Que aún estoy en "edad de merecer")
Si yo debiera escribir más a menudo (qué lo hago, joder, pero luego no tengo momento de colgar los jodidos post) tú tienes la obligación de hacerlo a diario: por imperativo legal, porque no se puede escribir tan cojonudamente y guardárselo para uno mismo... Egoísta..

Un beso, cielo...

Marisa Sonrisa dijo...

Gracias por las risas, es bueno empezar así el día y mira que reconozco que a mí la gravedad comienza a acosarme.
un saludo