miércoles, noviembre 07, 2007

Sobre escatologías estudiantiles

El año pasado estuve cohabitando con mi hermano menor, a la par que desquiciado, en un piso de los madriles. Y cantidad de cosas altamente graciosas acaecieron en el susodicho y entrañable hogar, pero no les voy a contar ninguna de ellas. Se joden. Lo que voy a hacer, para aquellos que pudieran haberse perdido la maravillosa experiencia que supone vivir en una cloaca de estudiantes, es explicarles más o menos pormenorizadamente las características de higiene básicas de una cualquiera de estas humildes moradas.

Bien, como todo el mundo sabe, las especies animales se pueden clasificar, grosso modo, en dos grupos: los simpáticos animalillos que se pueden pisar, y los que no. Así dicho puede parecer una mayúscula gilipollez, pero no lo es mis queridos amigos, porque es esta división de la fauna la que marca las pautas de limpieza del cubículo estudiantil medio. Useasé, sólo se limpia cuando empiezan a proliferar los ejemplares de familias no pisables, verbigracia, polillas mutantes, bichos bola tamaño pelota de tenis, ciempieses como cocodrilos o cucarachas que andan sobre dos patas y te dan los buenos días. Hasta ese momento todo va bien y según los cánones de pulcritud de los restaurantes chinos, se está cumpliendo con los requisitos mínimos.

De todas formas es necesario señalar que esta norma de limpieza, aunque ampliamente instaurada en muchas de las pocilgas colegiales, tiene también algunos detractores. Entre los más acérrimos, mi señor hermano y el que escribe. Y todo tiene su por qué. El caso es que mi familiar loco descubrió que los babeantes y pestilentes seres que salían de debajo del sofá cuando se te caía una patata frita al suelo eran extremadamente útiles. Te evitan el tener que agacharte a recogerla o, en caso de que no lo hagas, evitan que se convierta en una pelota de moho blanco y verde. Ya ven, el pobre está como una puta cabra pero a veces (muy pocas) tiene atisbos de genialidad. Además, si los mirabas de cerca (a los animalillos que habitaban bajo el sofá, no a mi hermano) y obviabas su pinta de gargajo con tropezones de moco sólido y su lengua de sanguijuela, eran casi hasta bonitos. Y si no fuera porque iban dejando larvas por entre los cojines y la ropa, casi ni molestaban.

Estos parásitos babeantes y comedores de patatas fritas (también comían otras cosas, pero tenían predilección por las patatas fritas), coexistían pacíficamente con las famosas pelusum gigantis, que es una variedad de la pelusa común (o pelusum normalis), pero mucho más desarrollada, con una capacidad de aprendizaje extraordinaria, que te llaman papá y que se reproducen como putos conejos. Los gargajos del sofá las utilizaban como balones para jugar pachanguillas de solteros contra casados de cuando en cuando. Creo que en el momento de máximo esplendor de la plaga incluso tenían una liga interna. Adorables.

Otro punto de indudable interés dentro de cualquier ciénaga habitada por estudiantes es el baño. Nosotros incluso llegamos a recibir peticiones formales de catedráticos en biología para venir a estudiar el complejísimo ecosistema que se había formado en la baza. Sí, donde se caga. Al principio de los tiempos, sospechamos mi hermano y servidor, que era de color azul, la baza me refiero, pero durante nuestra feliz estancia en el zulo presentaba un rico abanico de brillantes tonalidades entre las que destacaba el rojo intenso, proveniente de una muy rara variedad de moho-alga, y una especie de verde pardusco de lo que creemos que podría ser una nueva especie vegetal aún sin catalogar y que necesita de unas muy estrictas y constantes dosis de luz, humedad y detritos sólidos para desarrollarse. Huelga decirse que todas estas condiciones se daban de forma muy satisfactoria en el interior de nuestra baza, especialmente la referente a los detritos sólidos, porque yo, como el coronado, debo de tener infinidad de bífidus activos, y el cirulo mañanero no lo perdono nunca.

Una de estas simpáticas habitantes parduscas consiguió desarrollarse de forma admirable (probablemente debido a que por su ubicación estratégica debajo del agujero expendedor la llegaba más alimento que a las otras), colgando grácil y elegante hasta el interior del líquido elemento. Durante una temporada la estuve amaestrando para que me limpiara el susodicho esfínter trasero, por aquello de que ella estaba más cerca, pero bueno, no se puede ser bueno en todo y mis habilidades de adiestramiento vegetal aún están por depurar, así que todos mis esfuerzos fueron infructuosos. Lo más que conseguí es que bailara al ritmo de la cascada multicolor que se producía las contadas ocasiones en que se tiraba de la cadena. Básicamente el principio que seguíamos para accionar o no la cisterna era el nivel de excrementos almacenados en el interior del recipiente, es decir, si todos ellos se encontraban sumergidos por la cañería o si por el contrario algunos de los mierdiles truños escalaban por las paredes del coliseo, ayudados por la rica flora ya mencionada, hasta formar una perfecta pirámide marronácea y viscosa que sobresalía por encima de la tapa (que evidentemente estaba siempre arriba). En este segundo supuesto era necesario tirar de la cadena. O coger una pala y un carretillo, dependiendo del tamaño de la pirámide excretal.

Bueno, aquí lo dejo por hoy, puede que otro día les aleccione sobre el apasionante mundo de la cocina, con especial hincapié en la grasienta costra de aceite y residuos alimenticios que decora los fogones y encimeras de la estancia, creando espectaculares formaciones geológicas con estratos (de detritos sedimentarios y metamórficos) y toda la pesca marinera. Ah sí, y que no se me olvide mencionar la bañera que reverberaba mierda al abrir el grifo del lavabo. Pero como digo, todo eso, otro día.

5 comentarios:

Miss.Burton dijo...

DIOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS, HOY NO CENO NI DE COÑAAAAAAAAAAAA¡¡¡¡¡ QUÉ ASCO, COÑOOOOOOOOO¡¡¡¡¡
La verdad, me he reido bastante, y eso que es largodecojones, ahí, poniéndose al nivel ladrillo de la susodicha, pero me he reido un huevo. Me ha gustado mucho todo lo de las faunas, en especial la mención a la pelusa parlante, los colores del wc, y sobre todo, y esto que lo que mas me ha cautivado de su prosa tan bella y descriptiva, lo de las formaciones geológicas con estratos, en la cocina.
Brillante, no se puede explicar mejor ni mas contundentemente, aunque algún episodio ha herido mi sensibilidad de cleanerwoman, y es que recuerden, una, cuando la da la depresión, o tengo un momento postbarmandelculo, me pongo a limpiar, y la hostia, cómo nueva, oigan, cómo nuevaaaaaaaaaaa¡¡¡ La verdad es que la sico me dijo que era una maniaca de la limpieza... por eso dejé de ir a su casa, porque la hijaputa sólo me limpiaba el bolsillo, que tenía una alfombra de un solo color en la que habitaban seres con vida que yo misma pude llegar a ver en un arranque de esos de, me voy a poner a llorar, miropabajo, y la hostiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa.... qué coño era eso??? Mocos????¿¿¿¿ Tuve que dejarla.... bueno, y porque no tenía un chavo, la realidad que salga, que una es honesta.
MUYBUENO, TÍO, MUY BUENO¡
ESTA NOCHE, RECUERDEN, HORA CHANANTE A LAS 23.30, impresionante los capítulos de Raphel.....

Miss.Burton dijo...

JODÓ, ME HE PASADO CON LA EXTENSIÓN, LO COMPENSARÉ DICIENDO OTRA VEZ QUE HA SIDO MUY ILUSTRATIVO EL POST... QUIERO UNO SOBRE MANÍAS... NO SE PORQUÉ, PERO SIEMPRE ME ATRAJERON LAS MANÍAS...
BSSSSSSSSSSSSS, ME PIROOOOOOOO¡

Miss.Burton dijo...

Y VAN 3 COMENTARIOSSSSSSSSSSSSSS.... Irland�s, te dej� una cosa en mi blog... s� un poco putad�n, pero todo tuyo, si te nace-late.

Portu dijo...

El piso del pequeño clan de los irlandeses sí que era un Pozo del Mal y no lo que teníamos por estas latitudes.

Ha sido leer esto y acudir raudo y veloz al excusado. Soy de estómago delicado. Y desde hace cosa de una semana, más aún.

Akroon dijo...

No sé si podré resistir hasta que se decida a explicar el resto. Esperaré con ansia.

¿No pensó en hacer vídeos al estilo Félix Rodríguez de la Fuente? Hubiera ganado usted un pastón en el Discovery Channel o en el National Geographic. Tal vez aún esté a tiempo...