martes, noviembre 20, 2007

Cocina menosmolérica: marchando una de croquetas

Tras mi despedida del mundo proyectante, me dedico por entero a la vida contemplativa, y a la espera de ocupación laboral y una rodilla nueva, lo que antes llegue, realizo diversas tareas entre las que se encuentran, no precisamente en este orden, tocarme las narices a una mano, a dos, del derechas y del revés.

A maportu esto no le parece tan oportuno y sano como a mi, por lo que me busca diferentes ocupaciones con las que evitar que desgaste el colchón y el sofá, y la de hoy ha sido hacer pinitos en la cocina. Y sin responsabilidad ninguna, que la que se empeñó en que hiciera de cocinillas fue ella. Misión: tener las croquetas preparadas para cuando las unidades parentales retornen de su jornada laboral matutina.

Para empezar, y como todos nuestros queridos lectores saben, la masa, o besamel, aparece bien ligadita en el frigorífico. Tan sólo hay que cerrar los ojos y desearlo intensamente. Promise.

Y de bonito, que son las que molan de verdad

A continuación, preparamos el kit del buen hacedor de croquetas: béchamel, pan rallado y ¡dos huevos duros! En lugar de dos, pongan tres... no, perdón, disculpen, que se me va de las manos; quería decir "dos huevos batidos". Que estén mal o bien batidos ya queda a gusto del usuario. Es sencillo adivinar qué opción elegí yo.

No pierdan de vista el detalle de los dos tenedores

Ahora viene cuando la matan: ponerse con las manos en la masa. Por suerte disfruto, por una parte, de las recomendaciones musicales del irlan para amenizar la velada,


y por otra, de los sabios consejos de maportu, pegados sutilmente frente a mi para no perder nunca el norte.

Use the force, young Luke

45 minutos después, tras aplicar las enseñanzas de los afamados restauradores italianos Pattossinni y Lentinni, de quienes soy deudor por mi manifiesta destreza con los utensilios de cocina, y dejar la mesa de operaciones casi impoluta,


ya tenemos a nuestra disposición la friolera de 35 croquetas deconstruidas, de estilo y tamaños totalmente personales e intransferibles, listas para su fritura y degustación.

Efectivamente: 35 implica difícil división a la hora de repartir

Aunque esté feo que lo diga yo, las reacciones de los comensales fueron de la loa a la adoración total y absoluta. Pero claro, tampoco es que cuente mucho, porque en el fondo no dejan de ser mis paportus.

Como pueden ver, el Portu cada día está más preparado para afrontar la vida real, muchachos. Huyan despavoridos.

4 comentarios:

Juan_isho dijo...

Por qué no das a probar las croquetas? Nadie duda de tu pericia en la cocina, pero una cata se agradecería probarlo.

A cuidarse Arguiñano

Javis dijo...

Kómo molan!!! La próxima vez dile a tu madre ke en vez de dejarte 2 tenedores te deje 2 kuxaras para hazerlas kon forma de lágrima. Kedarás komo dioxxxx, jejejeje.

Miss.Burton dijo...

No olvides ponerlo en el c.v, y contarlo en las entrevistas.... mandahuevos, si al final vas a ser metrosexual total.......... el hombre perfectooooooooooo, ingeniero, cocinero, deportista... MELOPIDOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO¡¡¡¡¡¡

Anónimo dijo...

Ojito con lo que le dices, deliriumtremends, que me voy a tener que enfadar contigo.

Se mira pero no se toca, que está cogido.

Aaaaah, se siente.