miércoles, noviembre 14, 2007

Una de berenjenas al potorro

Espero que se pueda decir potorro a estas horas. No lo tengo claro. En caso de que no se pueda decir la culpa no es mía, es de mi hermano. El mayor, no mi hermano compañero de escatologías estudiantiles. Yo es que aunque no lo parezca estoy rodeado de hermanos. Todo por mi padre, que como le quedaban grandes los condones les cortaba la punta, y al final claro, para cuando se quiso dar cuenta de cómo funcionaba lo de las semillitas y las abejitas ya tenía casi un equipo de baloncesto con cheerleaders y todo. Bueno, lo de mi hermanísimo. Un tipo serio. En la familia a todos nos cae mal pero como vino primero hay que aguantarle. Pues eso, un tipo serio. El otro día me manda un mail, con “noticia” por asunto. En el interior un link. Por el medio nada. Ni hola, ni adiós, ni ojalá te mueras cabrón que te vas a quedar con la herencia que me pertenecía, ni ná de ná. Lo que les digo, un tipo serio. Así que claro, qué voy a hacer, pues ir a la página en cuestión a ver de qué va el tema. Del calentamiento global, o del comienzo del universo, o de la fusión fría, o de la cría de lechuguinos en la Laponia del este. O algún otro tema comprometido y sesudo, porque mi hermano es un tipo serio. Lean ustedes.


Bien. Pues tras la obvia partida de culo inicial, la pregunta que me asalta a mí es qué cojones tendrá que ver la vaginitis con que en el susodicho potorro no consiguiera abrirse paso ni todo el cuerpo armado de los marines americanos. A no ser que hubiera dos hongos gigantes a la entrada, ahí en plan porteros de discoteca, diciendo que allí con bata blanca no pasaba ni dios. Y claro, ante eso cualquiera se acojona, por muy ginecólogo que seas.

Uno también se pregunta por qué un médico iba a ser tan cabrón como para aconsejarla a una mujer con una infección y un notable ardor en sus partes pudendas que se metiera pollas de plástico por el orificio para bajar la irritación. Eso no tiene ni pies ni cabeza. A no ser que se trate de la cabeza privilegiada de un periodista, claro. Estas inquietantes dudas te llevan a realizar una búsqueda por internet que, tras aproximadamente 10 segundos, nos dejan con la certeza de que, oh sorpresa, el avispado informador no tenía ni puta idea de lo que hablaba. Y ustedes dirán, por dios irlandés, un respetable y avezado periodista sin saber de lo que escribe, eso es imposible. Pues sí, posible es, porque mucho me temo que lo que tenía la buena mujer era vaginismo, gilipollas, vaginismo (gilipollas el redactor, no el vaginismo). Pero bueno, yo no soy médico y tampoco quiero meterme en camisas de once varas, así que le daremos el beneficio de la duda al presunto tonto del nabo y en vaginitis lo dejaremos. Con lo cual, imagino que los presuntos hechos se desarrollaron tal que así.

A la tipa la picaba la entrepierna cosa mala y estaba ahí todo el día rasca que rasca cuando nadie la miraba. Porque claro, una cosa es rascarse un cojón, que eso es de muy macho y se puede hacer donde te salga del ídem, y otra bien distinta andarse friccionando el chichi. Naturalmente el sagrado agujero tras todo el proceso rascador o rascante andaba ya un poco reseco, un bastante rojo y un mucho escocío así que la individua con mucho dolor de su corazón tuvo que dirigirse donde el médico espeleólogo de aparatos escocíos.

Una vez allí la conversación debió ser más o menos “hola señora, cuénteme”. Pues verá usted. Sí dígame. Ya sabe. No, señora, no lo sé. Es que una amiga de una amiga de mi cuñada está un poco preocupada. Señora, por favor. Y vengo yo porque a ella la da vergüenza, se hace cargo, supongo. Sí que me hago cargo sí, señor dame paciencia. Huy, pues si se pone usted así me voy y le denuncio. No, no, a ver, qué la pasa a la amiga de la amiga de su cuñada. Que la pica un poco la princesita bonita. ¿La qué?. Ya sabe, la pesetita. Señora, por favor, que va usted para 40 años. Huy, pues si se pone así me voy y le denuncio. No, no, a ver, bien, que la pica la vagina. Pero por dios, qué vulgaridad, ha dicho vagina. Sí, señora, sí, he dicho vagina. Haga el favor de en mi presencia decir como mucho huchita. Señor, qué habré hecho yo para merecer esto. Es usted un maleducado, si sigue así me voy y le denuncio. Sí que lo soy, sí, pero bueno, volvamos a la vagina. Huchita. Lo que usted diga. Pues que la pica. ¿Y habría alguna remota posibilidad de que pudiera echar un vistazo a la calenturienta huchita?. ¿Me está llamando zorra?. Calenturienta la huchita no usted, joder, me refiero a que tiene una calentura. ¿Me está llamando zorra?. Joder, usted lo que necesita es un psiquiatra, coño, no un ginecólogo. ¿Me está llamando zorra?.

Bueno y así durante un buen rato hasta que ya por fin la convence de que se siente en el aparato ese de puta madre que tienen los espeleólogos chochiles. Yo siempre he pensado en comprarme uno para ver la tele. Y claro, la tipa se tumba allí en plan estaca. Ya saben, a mí usted no me va a arrebatar mi flor, depravado cabrón. Y el tipo, “relájese mujer”. Estoy relajada. Sí, ya lo veo, relajadísima. Pues sí. Ya, pero es que a pesar de tanta relajación no consigo pasar de las rodillas.

Y ahí que viene la enfermera con varios tipos de fórceps y de gatos hidráulicos pero los músculos vaginoidales de la chorva son como el puto cierre de los sujetadores y no se separan ni aunque les den dos ostias, así que el tipo decide probar con un taladro black and decker que tiene de cuando veía Bricomanía, y luego con un par de martillos neumáticos, y ya al final tiene que llamar a Gallardón a pedirle prestada una de las tuneladoras de la M30. Pero están todas ocupadas. Señora, joder, métase una puta berenjena por el potorro, a ver si así se la pasa porque si no los niños la van a salir por la nariz, coño. Hala, acaba de decir nariz, se le va a caer el pelo, y le van a lavar la lengua con jabón, desalmado. Y la tipa se pira de allí, entre los escombros del fallido intento de penetración, completamente vejada, humillada y ultrajada a decirle al juez que a causa de que un médico la dijo que se metiera una berenjena por el chocho lleva 33 años sin poder follar. Pues menos mal que no era un proctólogo, porque si la llegan a sugerir que se meta un pepino por el culo se monta la de Dios es Cristo.

Y eso es todo por hoy amigos. Hay que ver el nivel de sofisticación que están alcanzando las excusas femeninas para no dejarnos mojar el churrín. Que no cariño, que no insistas, que el chochólogo me ha dicho que me meta una berenjena por el ídem, y eso me provoca tales desequilibrios cerebrales que no podemos hacerlo en un mes. Joder, ¿y no podía dolerte la cabeza como a todo quisqui?.

Ahora, el que de verdad tiene toda mi más absoluta y ferviente admiración es el marido. Que debe tener la polla de puto adamantio para conseguir meterla ahí.

6 comentarios:

Portu dijo...

¿Y no ha contemplado la posibilidad de que el marido sea como ese del que me habló no hace tanto que si tuviera 5 cm más sería un rey pero con 5 cm menos haría las veces de reina?

Me ha salido un duro competidor en su hermano a la hora de hacerle llegar noticias peculiares.

Miss.Burton dijo...

Irlandes, no tengo tiempo ahora mismo, y me ha pasado otra vez lo mismo con el blog, y ando jodida y liada, en cuanto pueda, vengo, por diossssssssssss, un post suyo.... son de los imprescindibles...
UN BESAZO A TODOS¡

Miss.Burton dijo...

OYE, ESTO ES UNA JODIENDA, te había dejado aquí un comentario sobre este post, hace como media hora, y ahora no lo veo... coñoooooooooo, qué ha pasado, hostia???

Miss.Burton dijo...

Bueno, pues otra vez me pongo. Joder... tío, era largo... as muá¡¡¡
Te contaba que tu hermano te quiere, que sino de qué te iba a mandar esta información la hostia de útil, que tu niña está con ganas, y tu vienes de trabajar cómo un burro y has jugado nosecuantospartidos, pues nada, no comprar consoladores, que valen dinerito, a la frute a por berenjenas y listos¡¡¡ Respecto al aparato ese para ver la tele, viene bien para tener la zona localizada, la noble, pero vamos, que no se para qué mas lo quieres... ahhhhh, no me lo cuentes¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Y que mi admiración al marido, que igual tiene unos cuernos que se caga, y la tipa lo que pasa es que ya se metió el buque de guerra, y claro, pasa lo que pasa...
Hostia, que me tengo que ir al coleeeeeeeeeee, que joder, te juro que te colgué un comentario largo, y trabajado, y se ha evaporado.... putadaaaaaaaaaaaaa¡¡¡¡
Cda día te superas mas... y oye, los adjetivos calificativos, y los sinónimos.. mufuerte, tío, a la órden del día, no, mejorrrrrrrrrrrr¡¡¡¡¡
Vaginitis, y vaginismo... bueno, sea lo que sea, prefiero no jugar ningún partido con ellos....
ALA, A SEGUIR, MAZIZOS, QUE A MI TODO PLINNNNNNNNN¡¡¡¡
Joder, oye, igual la berenjena es buen sustituto de un imbécil que cada día me da mas igual y que cn la luz apagada sólo da para dormirse... enfinsssssss, yo por si acaso, me lo apunto...
BSAZOSSSSSSSSSSSSS¡¡¡

Akroon dijo...

Su hermano tiene unos curiosos temas de los que informarle. Yo con mi hermano nunca he hablado de vaginitis ni de vaginismo. Y eso que mi hermano es serio serio como el suyo.

De todos modos, ese periodista era un lerdo. Lo que describe del cierre en banda, es una afectación de origen psicológico; la sintomatología picoril, es de origen físico.

A ese periodista, directamente habría que meterle la berenjena en el ojete, seguida del resto de verduras para elaborar el pisto. Que luego des-informan al público y las mujeres se topan con lo que se topan.

Gran labor social de re-información la suya.

David dijo...

Su hermano tampoco le quiere a usted asi que el sentimiento es mutuo.