miércoles, noviembre 28, 2007

Sobre médicos y gilipollas

Resulta que el señor gran hakuna y servidor compartimos, como usuarios asiduos (más él que yo, todo hay que decirlo) del sistema sanitario español, una muy buena opinión de todos los ejercientes de la medicina. Por las nubes los tenemos, oigan. Lo que pasa es que el señor portu es un tipo sensible al que a veces le cuesta expresar sus sentimientos hacia el prójimo con los vocablos y expresiones adecuados, así que ya que él no lo va a hacer, me veo en la obligación moral de compartir con ustedes alguna de mis gratas experiencias con los excelentísimos e ilustrísimos señores doctores. Y doctoras, claro, seamos paritarios, que aquí hay para todo el mundo.

NOTA: si hay algún médico leyendo mejor que lo deje aquí, porque si llega hasta el final seguro que se siente muy aludido y muy ofendido y muy calumniado y luego ocurrirán cosas muy feas, y nadie quiere que ocurran cosas muy feas. Faltaría más.

A ver, evidentemente yo no espero ir donde mi doctora de cabecera a decirla que mi corazón de vez en cuando sin venir a cuento de nada mete segunda, y ella coja y me dé así de buenas a primeras la solución al entuerto. Evidentemente. Porque detrás de mí vendrá otro con una verruga en la punta del cimbrel, y aún detrás otro con un dolor agudo en el párpado derecho, y salvo para el puto doctor house, es imposible saber por qué se aceleran los corazones, salen verrugas en el ciruelo y duelen los párpados derechos, así a la buena de dios y todo la misma persona. Naturalmente, hasta ahí llego. Los médicos son médicos, joder, no putas enciclopedias. Así que veo totalmente normal y razonable que mi mencionada médico (o médica, vaya usted a saber, porque con tanto tonto del nabo yo ya no me aclaro) me mida, me pese, me haga unos análisis, y me pregunte si me drogo, si fumo, si bebo, y si follo. Y ante las respuestas de no, no, sí como un cosaco, y lo que me dejan, me diga: chato, con los corazones mejor no jugárnosla así que vaya usted al especialista. Pues muchas gracias señora, allí me dirigiré naturalmente.

Ahora bien, señores, lo que desde luego tampoco espero es que cuando llegue al señor especialista en afecciones cardiacas el individuo me mire con cara de soberbio engreído y gilipollas y me suelte la primera idiotez que se le pase por la puta cabeza. Pues no. Eso caca, señor cardiólogo de mis pelotas. Porque a lo mejor tengo que cagarme en todos sus putos muertos. Pues eso he de hacer, efectivamente, porque ni corto ni perezoso me suelta que “eso nada, señora, es que está en edad de crecimiento”. Y se queda tan ancho, ahí con cara de puta complacida y que pase el siguiente. Y la señora, progenitora del que escribe, con los ojos como platos y expresión de, pues si usted lo dice, será.

Pero no se crean que queda ahí la cosa, qué va. Naturalmente ante tal insólita respuesta uno espera a dejar de crecer para comprobar que, evidentemente y como todo el mundo menos el anormal del médico sabía, lo de que te salgan pelos en las pelotas no tiene nada que ver con las tendencias suicidas de tu órgano bombeante. Así que vas donde un segundo experto que te cagas. De esos con las paredes plagadas de diplomas y las estanterías atestadas de libros como ladrillos y de trofeos por ser el más listo y el más bueno y el más alto y el más guapo de todos y cada uno de los congresos habidos y por haber en este mundo y en el más allá. Y el tipo de nuevo te mira, te sonríe con aire de suficiencia, y te dice: “eso nada chaval, es que eres muy nervioso”. Claro que sí, hombre, el puto estrés que es muy jodido. Usted quédese ahí tranquilín, no se me ponga nervioso no vaya a ser que le dé a usted algo malo y la jodamos, porque no sé qué sería de este país sin una mente preclara como la suya. Soplapollas.

Naturalmente por ahí la mía mamma ya no pasa, porque sabe que su hijo es muchas cosas, imbécil sobre todo, pero nervioso lo que se dice nervioso, como que no. Así que decide ir a ver a un tercero. Y el tercero ya sí, el tercero ya da con la solución definitiva. Un aguililla el tipo. Sin parpadear dice: “eso nada, chaval, ningún problema, lo que pasa es que se te suben muy rápido las pulsaciones”. Hala, échale guindas al pavo. Las de su puta madre cuando me la tiro sí que se suben rápido, mamón. No se lo dices pero lo piensas. ¿Hasta 247?. Huy, no no, eso es que las cuentas mal. Naturalemente. No es que usted no tenga ni puta idea de nada, tonto del culo, es que yo no sé contar. No sé cómo nadie había caído antes. Es de cajón. Pero vamos a ver, usted es retrasado o qué cojones le pasa, o sea, que su explicación no es que tengo algo en el corazón que no va, lo que me está diciendo es que soy subnormal y que tengo que volver a parvulitos a aprender que detrás del 1 va el 2. Huy, pues ahora que lo pienso tiene usted razón, sí, sí, muchas gracias hombre, creo que voy a mandar una carta apoyando su candidatura para el nóbel, pero mientras tanto voy a ir ciscándome en toda su puta familia. Eso sí, de uno en uno, para no equivocarme.

Mi madre inaccesible al desaliento. A por otro, que no decaiga el ánimo. Y yo pensando, déjalo madre, déjalo, de verdad, que al siguiente te juro que como me diga una sandez le arranco los ojos y le meo en las cuencas, joder. No te preocupes, ya verás como el cuarto acierta. Y efectivamente, el cuarto acierta. De pleno. Porque este va al meollo último de la cuestión y me dice que lo que pasa es que estoy enamorado. Como se lo cuento, señores. La primavera que la sangre altera. Aunque, para ser justos, algo de razón sí tenía el hombre, porque la semana anterior me había follado a todos sus familiares femeninos, por delante y por detrás, y algo enamorado, la verdad, sí que me notaba.

Así que futuros médicos, no se torturen. No tiene ningún sentido hacer los seis años de carrera, tres de especialidad, cuatro de doctorado, dos de residente, y cinco de abstinencia, para decir la primera anormalidad que se les pasa por sus privilegiados cerebros. Joder, ahórrense el sufrimiento coño, monten la consulta al terminar octavo. Al fin y al cabo no es tan difícil: o son las cosas del crecer, o del moderno estrés, o cuestiones del querer. Y si no, siempre cabe la posibilidad de que el paciente no sepa contar. No te jode.

5 comentarios:

Miss.Burton dijo...

Yo llevo años sin ir al médico, años. Me decían lo que les salía de la p.... con análisis médicos y todo que decían que si tal y cual... Luego dijeron de pequeña a mi madre que me tratase coon algún medicamento, porque la niña era hiperactiva, y mi madre les mandó a tomar por el culo. Después, ni te cuento, el embarazo, me pusieron dieta porque era diabética, y un buen día, noté un dolor, y ohhhhhhhhh, no había líquido amiótico por comer tan poco y mal, y me sacaron la niña con siete meses y una semana, jódeteeeeeeeee¡¡¡ Y digo yo, antes de estudiar la puta carrera, no deberían hacerles un exámen de humanidad, que tuvieran los cabrones un poco de sicología???¿¿¿
Gracioso lo de las pulsaciones, que por lo menos tuvo mas gracia que lo de los otros meapilas, pero eso de que estás enamorado, cómo que no lo pillo, coño, a mi se me debería haber salido el corazón... y fíjate, aquí sigo... y mira que lo pasé bien mal...
Algún día me gustaría hacerme la puta carrera y darles en los cojones, previa consulta, claro, con mis conocimientos.. pero me da que nos quedamos con las ganas...
Y ya ni te cuento de los pediatras, que tratan a los niños cómo si fueran subnormales, y les hablan con voz de barriosésamo, esos son para clavarles la estaca, y quedarte a ver el sangrado en directo...
Tío... que si tienes cabeza... pues eso, una putada... ves imbéciles por todas partes...
Un besazo, y no te preocupes, a mi casi todas las noches me dan palpitaciones de esas que te falta el aire, y aquí sigo, dando por el culo...

Juan_isho dijo...

Lamentablemente el gremio de los cardiólogos no es de los que más estime por últimos acontecimientos. Pero Irlandés no son sólo los cardiólogos, puedes empezar a expandir a muchos otros campos, mira que el más majo que tuve yo, me trató muy bien, pero para operar me hizo un escarnio q me dejó muy guapo, pero por dentro encajó las cosas como le iban cuadrando. No descarto que tengan huesecillos propios de esos que hay en la nariz en formol. Así cuando a otro pringadillo le hagan operarse si les sobra o les faltan tengan recambios.

Portu dijo...

Menos mal que cuento con tu colaboración para plasmar en prosa ciertos sentimientos que profeso por el gremio médico y no acierto a expresar con claridad en el blog, aunque yo soy más de artroscopias y ortopedias.

Tenga siempre en cuenta lo que anoche dijeron los muchachos: "Un doctor te cura, dos dudan y tres son muerte segura".

Nach dijo...

Bueno yo llevo tambien del orden de 3 años con dolores en el pecho y taquicardias esporadicas, y tambien he sufrido la desidia de todo tipo de especialistas.

Al final me han dicho que es "ansiedad" (que cuando estaba acabando la carrera me parecia hasta coherente, pero ahora q me toco los huevos a dos manos, y lo mas ansioso que estoy es porque llegue el fin de semana, como que me toca los cojones), he ido a terapias de relajacion y ostias de esas, y aqui sigue mi "querido dolor"

asi que si, te comprendo, comparto y apoyo

PD: mejorate

Akroon dijo...

Con lo que cuenta, estaría bien poner un bombo como el del anuncio del jamón (salaaaaaaaaaadooooooooooo!), con las afecciones más comunes relacionadas con la sintomatilogía del paciente... vaya a saber, a lo mejor acertaban y todo!!