miércoles, abril 05, 2006

Caminante no hay camino

En 1999 uno de los mejores hombres que jamás haya jugado a baloncesto en Cantabria sufrió una extraña lesión erróneamente diagnosticada y posteriormente mal curada que le ha llevado a visitar el quirófano en repetidas ocasiones (y todo por un crimen que él no había cometido). Hoy día, sobrevive a su mono baloncestístico jugando pachanguitas esporádicas con sus colegas y hace como que estudia una ingeniería. Si tiene algún problema en el que nadie más puede ayudar y logra encontrarle, quizá pueda contratarle. Él es ...

Vale, me habéis pillado, estaba hablando de mi y de cómo me vi forzado a abandonar mi actividad deportiva favorita. Pero hete aquí que el día de hoy pasará a los anales de mi historia particular como la fecha en la que volvía a competir semi-profesionalmente. Basta ya de Torneos Rectores. No más Campeonatos San Josés de 3 contra 3. Esta vez se trataba del inigualable torneo entre escuelas universitarias cántabras, el Torneo de Campeones. Sí, lo sé, es un nombre muy pomposo para que luego lo juegue quien lo juega, pero no me culpéis a mi, yo no lo bauticé.

La competencia por entrar al equipo era brutal, pero la oportuna intervención de Samu, antiguo rival en innumerablas batallas sobre el parquet, obró el milagro de hacerme un hueco en él. Con su retórica y sus circunloquios logró convencer a sus compañeros de que yo y sólo yo era el base que necesitaban para suplir a su antiguo playmaker titular, recién emigrado a la NBA (por lo menos). Sí, es cierto, yo siempre he jugado de todo menos de base. Y las veces que lo he hecho ha sido un desastre de proporciones bíblicas. Pero eso era lo de menos. Lo importante era entrar en el equipo fuese como fuese, costase lo que costase (en este caso, un par de papeletas para costear un viaje fin de estudios de mi valedor), y yo lo había logrado. Ya habría tiempo para aprender a manejar el balón, y pasarlo en condiciones y nimiedades por el estilo.

Hoy debutábamos en la competición. Contra Caminos nada menos. Y Canales y Puertos. Tres en uno. Como el engrasador ese para puertas y tal. El lugar elegido era el faraónico UC Arena, escenario de grandes gestas. A pesar de la nula promoción del evento por parte de las altas instancias académicas (por no ir, no fue ni el árbitro), nuestra afición no nos falló. Nuestros dos aficionados tomaron las gradas con sus cánticos, sus pancartas y sus bocatas. Es que el partido era a las 14.00, que no veas si hay hambre a esas horas. El equipo estaba listo. Hombres dispuestos a, durante unos días de intensa competición, dejar aparcada su enconada rivalidad venida de su pertenencia a distintos equipos años atrás en pos de la consecución de un bien común. Hombres de calidad (algunos más que otros). Hombres altos (aparte de mí, claro está). Hombres guapos (está feo que yo lo diga, pero yo soy el que más con gran diferencia sobre el segundo).

Y enfrente ........ enfrente no había nadie. Resulta que los capullos estos de Caminos se lo han pensando mejor y no se han presentado. Yo les maldigo por tres generaciones. Por su culpa he pasado un hambre toda la tarde en clase de cagarse la perra. Menuda farsa de torneo. Sólo espero que el lunes sí se presenten los rivales. Y ya si ganamos va a ser la repanocha. Estad atentos a vuestro blog amigo en espera de más información.

Y no, esta vez no ha habido fotos. Os váis a reir del Portu cuando yo os diga, listillos.

2 comentarios:

el_irlandés dijo...

Sin duda ninguna se acojonaron al ver a esas venus de milo con barba que has descrito. O a lo mejor fue el señor Orlando, Bloom por supuesto, el que les obligó a poner pies en polvorosa, que no polvorones.

Anónimo dijo...

¿Para eso hacemos de ""sparrings"" el otro día? Mi uña y mi anular nunca os lo perdonarán, ¡¡¡ni a base de triples!!!!

Me voy con mis achaques a otra parte :-D