jueves, febrero 07, 2008

Sobre edilas y polvos africanos

Señores, con la botella hemos topado. Y no me refiero a la de anís, no. Me refiero a la de míster ansar. Sí, joder, aquel tipo de bigote que estuvo una temporada gobernando por estos lares. El mismo que viste y calza. Pues este tipo también tenía una botella. En realidad, y dependiendo desde qué lado le sople a cada uno el viento, se podría hacer el chiste fácil de que en vez de una sola, tenía varias, todas de anís, y todas en el gaznate. Pero bueno, no estoy yo aquí para hablar de destras y sinistras. Entre otras cosas porque me la sudan, no entiendo de ello, ni ganas que tengo. Yo a lo que iba es a lo de la botella. La de patas y brazos y nariz prominente que acompañaba al ya mentado míster ansar de aquí para allá, con mucho garbo y exhibición de vestidos varios.

Pues bien amigos, esta lozana moza es ahora la concejala de no sé qué ostias del ayuntamiento de los madriles. Medio ambiente o algo así (se ve que el ambiente entero era excesivo para sus neuronas). Ya saben, lo de kioto y todo aquello. Salvemos a las ballenas y metamos el plástico en el contenedor azul, el vidrio en el verde, el papel en el rojo, y el metal en el fucsia. De hecho, por aquello del reciclaje y de no mezclar churras con merinas, creo que está pensando en hacer obligatoria la instalación de diversas bazas en los excusados con fáciles instrucciones de uso: eche usted la cagada consistente en la taza marrón, la pastelosa en la ocre, y la de después del calimocho en la gris marengo. Todo bien separado por colores para evitar que el medio ambiente se vaya a tomar por el culo. Que eso sería una putada.

Pues muy bien, oigan, nada que objetar, naturalmente, seguro que la dama sabe mucho de todo ello. No soy yo nadie para ponerlo en duda. Faltaría más. Ahora bien, estimada concejala de las verdes praderas y los límpidos horizontes, hágame un favor y no me toque los bajos con idioteces sobre los aires madrileños. Y mucho menos me diga cuándo puedo o no puedo salir de mi casa a hacer lo que se me ponga en los santos cojones. ¿Capisci?.


Huy, noble defensora del reciclaje, pues menos mal que ha venido usted a informarme del porqué en Madrid hay este jodido aire negro e irrespirable permanentemente. Que de lo puro denso en breve vamos a poder caminar por él. Yo siempre pensé que era de los putos coches. Pero ya veo que no, coño, que estaba equivocado, ignorante de mí, que la culpa de todo la tiene el polvo africano. Cáguense ustedes, señores, el polvo africano. Es que es muy jodido el polvo africano.

Lo primero que he de señalar, queridos amigos amantes de lo políticamente correcto, es que me parece una falta de respeto atroz hacia el polvo, casi rayana en el desprecio, una generalización de este tipo. Africano, dice. Pues no, pues muy mal, señora concejala, porque el polvo también tiene su corazoncito y querrá que se especifique su nación de procedencia. A ver si se va a pensar usted que el polvo catalán es igual que el del resto de España, ni mucho menos, hasta ahí podíamos llegar hombre, todo el mundo sabe que el catalán baila sardanas con mucho más garbo que los otros polvos. Pues lo mismo pasa en África, que no es igual el polvo egipcio (suave, refinado, y con forma de pirámide) que el congolés (duro, negro, y con forma de conguito). Y ni punto de comparación con el de Yibuti, claro. Así que, para la próxima, hágame el favor de especificar.

Ahora, lo que de verdad me encantan, señora edila de las blancas cumbres, son sus ordenanzas ante este problema de díscolas partículas en suspensión. Que no de contaminación, ojo, no equivoquemos términos. Contaminado está Villarroel de Rioplano, en Madrid lo que hay es sólo un nimio problema de polvos (como en otras muchas partes del mundo, añado yo). Ni corta ni perezosa la eficiente damisela de las refulgentes aguas, nos dice a los habitantes de esta urbe de impoluta atmósfera (siempre y cuando no vengan los africanos a joder la marrana) que no salgamos a la calle a hacer ejercicio. Ahí queda eso, claro que sí, con dos cojones. Todos bien cerraditos en casa, que a lo mejor así, con el aburrimiento, aumenta el número de polvos españoles y los africanos se baten en retirada. Si es que la solución es de cajón. No sé cómo no se le había ocurrido a nadie antes. Que el aire de Madrid está de mierda hasta el culo, pues no salgan de sus casas y santas pascuas. Problema resuelto.

Pues mire por donde, querida señora de los cristalinos riachuelos, se va a meter usted con todo mimo y cuidado sus ordenanzas, sus recomendaciones, sus polvos y sus africanos, por donde buenamente la quepan. Tonta del culo. A no ser claro, en cuyo caso la pido disculpas, que por polvo africano se refiera a una turba de negros con un mandango de medio metro intentándotelo clavar por el orto. Y claro, ahí ya sí, ante polvos africanos de esa peligrosidad y calibre uno entiende que lo de que salgamos o dejemos de salir de nuestros hogares entre dentro de sus competencias, porque preservar el diámetro de nuestro culo dentro de los márgenes naturales marcados por el medio ambiente está, evidentemente, entre sus atribuciones primordiales.

Pues nada, señores, deseando estoy de ver cuál es la solución que da tal portento neuronal al problema de los polvos colombianos. Flonante, ya verán.

3 comentarios:

Juan_isho dijo...

Peor sería que recomendara salir en cuyo caso, el remedio sería peor que la enfermedad. Yo hubiera propuesto un movimiento migratorio hacia nueva zelanda, donde el mayor problema de polución lo provocan las vacas por no hacer uso todavía, del código de colores por nuestro querido Irlan propuesto.

Akroon dijo...

Si el polvo africano se refiere a la acepción de penetración ortal, yo no recomendaría no salir de casa... Es mejor subvenciones del ayuntamiento para adquirir tapones de corcho. Taponcito ojetil, y a hacer footing!

No hablaré de la botella a no ser que sea la de alcohol. Si es para hablar de semejanta personaja, paso. A ella sí le hace falta un buen polvo (africano o no, da igual).

Lo que habría que hacer es promocionar el polvo nacional... y las pensiones de jubilación de mañana, aseguradas!

Portu dijo...

No puedo negar que me choca bastante esta postura tan radical contra los consejos de la concejala que ha adoptado, usted que siempre se ha distinguido por seguir a rajatabla los designios de la(s) botella(s)...