Cine menosmolérico. Hoy: Sweeney Todd

Mornin' readeeeers,
may I have your attention, pleeeeeeeeeeeaaaaaase?

Viernes noche, la mar calma,
acompañado por dos señoritas,
cónyuge b y suésica amiga,
acudo a ver la última Timburtonada.

Si lleva la firma de Timmy,
y su protagonista es Johnny,
como señalé tiempo atrás
la cosa debe molar.

Con esta aseveración mucho no pongo en juego,
estará usted conmigo, señor Tamborilero.
¡Vuelva usted por estos lares a comentar,
que el bando de ancho a Dresden seguro ha de llegar!

Pertrechados de palomitas, aposentamos nuestros traseros.
Comienza el film, melodía tétrica,
paisaje oscuro y Depp con pinta no muy épica.
¿Es que este dire locuelo recurre siempre al mismo señuelo?

No se crean, esta vez la cosa varía.
Si Ichabod Crane con un jinete descabezado se las veía
ahora también va el asunto de testas degolladas
pero menos, que del cuerpo no se separan,
y lo que resaltan son los litros de sangre que a borbotones
no confundir con Borbones,
de los clientes de la peluquería manan.

Dura competencia con "Kill Bill v1" habemus:
las navajas bien afiladas
nada tienen que envidiar a una señora katana.
Importante diferencia sin embargo encontramos:
peluquero, pastelera, juez, alguacil y hasta un crío,
cantan y cantan y vuelven a cantar
tanto y tan de seguido
que uno duda si en plena sala ponerse a entonar.

Mas como nunca destaqué por mis gorgoritos,
y empujado por la tediosa longitud de la jornada
opto por la sana opción de echarme un sueñecito.

"¡Badulaque!", exclamaréis alarmados,
"¿cómo osas caer en los brazos de Morfeo,
en pleno éxtasis sangriento del sádico barbero?
¿No afirmabas haber de la película disfrutado?"

Claro que sí, me reafirmo,
la dormidera no cambia en nada mi parecer.
¿Qué son diez minutos de cabezada,
frente a dos horas bien empleadas?

Pero permítanme un aviso
en caso de que esta pieza vayan a ver:
pretréchense con katiuskas y chubasquero,
a ser posible comprados en Godofredo,
que tanto salpicón hemoglobínico
puede dejarles el atuendo atípico.