viernes, febrero 29, 2008

21.097

Ya he comentado en alguna otra ocasión que no me distingo exactamente por mi sentido común. Y menos en cuanto al tormento físico se refiere. A mí me dicen, oye irlandés, a que no hay huevos de subirse el kilimanjaro a la pata coja. ¿Que no hay qué?. De eso a mí me sobra, chavalito, de hecho ahora me lo voy a subir haciendo el pino con las orejas, es más, me lo voy a subir haciendo el pino con una sola oreja, será por huevos, no te jode.

Pues algo similar ocurrió hace cosa de un mes, más o menos. Iba yo tranquilamente pensando en mis cosas, yo mismo con mi mismidad cuando de pronto me topo de frente con un panfleto anunciante. Lo miro. Lo leo. Madrid. 24 de Febrero. 21.097 metros. Ni uno más, ni uno menos. 21.097. Todos puestos en fila uno detrás de otro. 21.097 jodidos metros. Largos como la puta minga de john holmes. Exactamente media maratón. Exactamente un suplicio chino entero.

Lo vuelvo a leer (siempre me costó asimilar la información) y tras esa segunda lectura se produjo una conversación tal que así, angelito de mi hombro derecho: “No seas gilipollas, no estás entrenado, ahora mismo es mucho”. Demonio de mi hombro izquierdo: “¿Qué pasa, que eres una puta nenaza?, si hay que ir a una media maratón, se va, y punto pelota”. Angelito: “Chaval, que para esto hay que entrenar”. Demonio: “Ni entrenar ni leches, lo que hace falta son huevos. Además, que tienes tres semanas, joder, te sobran dos”. Angelito: “No seas imbécil (mi angelito es un poco malhablado), que te va a doler”. Demonio: “Huy, huy, mamá, mamá, que me duele aquí, que ese niño me ha pegado. Mariconadas, coño, a Rambo también le dolía y no andaba lloriqueando por ahí”. Angelito: “No le escuches”. Demonio: “A que te meto, gilipollas”. En resumiendo, que siempre fui más de diablos que de angelitos, así que mandé al ser asexuado a tomar por culo y me apunté a la carrera. Lo que les digo, que no me sobran las luces.

Objetivo. Bajar de 2 horas. Como sea, por lo civil o por lo criminal, pero ni un segundo más de los 120 minutos. Así que buscas por ahí algún plan de entrenamiento para medias maratones. Todos aconsejan unos 3 o 4 meses de darle a la zapatilla. Bah, tonterías, en realidad así no tiene gracia, lo interesante es prepararlo en 3 semanas. Con 3 meses de callo lo consigue cualquiera. Así que, como has hecho siempre, mandas a tomar por saco las tablas de entrenamiento y sigues el método de la anarquía y del dolor. Primera prueba: cinta, 14 kilómetros a ritmo de dos horas (5’42’’ el kilómetro). Acabas muy jodido. No habrías hecho otros 7 kilómetros ni jarto de jumilla. Pero bueno, non ti preocupare, todo el mundo sabe que en la cinta se corre mucho menos que en la calle. Creo. Y además, todavía te quedan tres semanas de apretar los dientes. Última prueba: carretera, 10 kilómetros exactos. 44 minutos y medio (4’27’’ el kilómetro). La cosa pinta bien, salvo que tu pierna derecha es un dolor de rodilla para abajo. Y la espalda igual. Será que en realidad las tablas de entrenamiento están para algo.

Viendo que el dolor de tu gemelo y de tu tibia derecha no tiene ninguna pinta de ir a dejarte tranquilo, y que tu puto orgullo no te va a permitir retirarte de la carrera de los huevos, la víspera del suicidio te pasas por la farmacia: réflex y vaselina. ¿La quiere perfumada?. ¿Cómo dice?. La vaselina. Ah, no gracias, mis pezones huelen muy bien tal cual están. Perdone, ¿sus pezones?. Sí, señora, sí, eso que tiene usted en las tetas y que la da tanto gustirrinín que la chupen. No comprendo. Claro que no comprende, ande, no se meta en jardines ajenos y déme la coño vaselina, joder, que bastante tengo yo con lo mío.

El día de autos te presentas en la salida con puntualidad irlandesa. Te vacías el bote de réflex en la pierna derecha y el de vaselina en los pezones. Que yo, como la farmacéutica, también los tengo en muy alta estima y no me apetece terminar con ellos en carne viva. Un tipo se acerca, ¿a cuánto vas?. A bajar de dos horas. Ah, yo tengo 1:37. Pues que le aprovechen. No te cebes al principio. Descuide, ni al principio ni al final, no hay peligro de ello. Suerte. No necesito suerte, necesito fuerzas. 10 de la mañana. Dan la salida.

Los 5 primeros kilómetros la peña va hablando. Que si ZP es un cabrón, que si Rajoy un hijo de puta, que si la madre que los parió a los dos. El gracioso del “¿falta mucho?”, en el kilómetro 2. El gracioso del “me aburro”, en el 3. El gracioso del “tengo pis”, en el 4. En el 5 no sé muy bien por qué todo dios va callado y a lo suyo. Derecha izquierda, derecha izquierda, y vuelta a empezar. Hasta el 10 llegas bien. La pierna se queja, pero lo justo. La espalda un poco más. 53 minutos. Cálculo mental rápido: voy para 1:51, 1:52. Estoy hecho un chaval. En el 11 un tipo al lado de ti se tira un eructo como una jodida erupción volcánica. Le miras. Ojalá me hubiera salido por el culo, dice él, por lo menos me empujaría. Si pudieras te descojonarías de la risa. Pero no puedes, bastante tienes con hacer llegar oxígeno a las putas piernas. Derecha izquierda, derecha izquierda, y vuelta a empezar. Hasta el 16 vas con el del eructo, clavando el 5’15’’ por kilómetro cual metrónomo suizo. 1:24:40. Joder, a 5 minutos el kilómetro a partir de aquí bajo de 1:50. Vamos a ello. Quinientos metros más adelante tu corazón decide meter segunda. Mecagoensuputamadre. Mecagoensuputísimamadre. Pues va a parar Rita la cantaora. Cojones. Que le den por culo al corazón y a la santísima madre que lo parió, ostia. En ese momento recuerdas que esto no es el Mario Bros, que aquí sólo hay una vida, así que blasfemando como un puto hereje te tienes que parar. 2 minutos después tu patata vuelve a su bombear habitual. Hija de puta (la patata). Te pones en marcha otra vez. Lo de 5 minutos el kilómetro es una utopía, vas haciendo 5’5’’ y gracias. En el 18 la rodilla derecha te dice que todo muy bien, que sí, que muy macho, pero que pares de una puta vez. En el 19 te pasa una señoruca como un maldito misil. Tu orgullo de macho ibérico decide seguirla, tus piernas dicen que la va a seguir tu puta madre y la cabrona se pierde en lontananza. Malnacida. En el 20 tu culo (no el agujero, me refiero a lo que lo rodea) te avisa de que si quieres volver a sentarte alguna vez en tu vida deberías pensar muy seriamente en pararte a estirar. En el 21 vas ligeramente zombi. En el 21 y 97 metros cruzas meta. 1 hora 52 minutos y 30 segundos exactos después de haber salido. Con un corazón normal, 1 hora 50 minutos y 30 segundos.

Una tipa se acerca a darte agua. Gracias, ¿y los masajes?, preguntas para hacerte el gracioso. Al fondo, responde sin inmutarse. Ah, ¿y los ataúdes?. Al fondo a la derecha, sonríe. Muy amable. Te sientas a estirar y en ese momento el demonio aparece de nuevo en tu hombro izquierdo: “Bien, chavalote, bien, pero en el fondo sabes que lo has dejado a medias, y que la andaluza dice que está muy mal dejar las cosas a medias”. Joder, puto demonio, déjame un rato tranquilo ostia. Lo piensas. El cabrón tiene razón. No tiene sentido hacer media maratón cuando existe la maratón entera. 42.195. Pero eso, será otro cantar.

4 comentarios:

Portu dijo...

Enhorabuena por persistir en su empeño de ser el menosmola más bruto jamás existido y no cejar en ello a pesar de los avisos que le envía su anatomía. Eso sí, sepa que tiene a paportu preocupado: si sigue usted con este ritmo auto-destructivo puede llegar a dejarle sin su ración aperiódica de andanzas del irlan y por ahí sí que no pasa.

En mi condición de gran hakuna y para demostrar lo mucho que molo y el poco html que sé, les adjunto aquí unos vídeos que nos envió la centella del cantábrico en los que se registra su llegada a meta y sus sentimientos del día después, que parece que al chaval le da vergüenza compartirlo con ustedes. Hay que ver.


PS - Ahora que he leído lo de la vaselina entiendo mejor la última imagen del segundo vídeo.

Akroon dijo...

Lo primero, enhorabuena por su récord, sus agujetas y por haber mantenido a salvo sus pezones. Reconozco que lo de los pezones me ha dolido metafóricamente, y que el segundo vídeo (la última imagen) ha hecho que un escalofrío a lo Viernes 13 me recorriera la espalda. Auch.

Yo una vez corrí la carrera del Corte Inglés, que no sé si era algo parecido a 10 km. aprox. Confirmé que la naturaleza es sabia, y me había dotado de un cuerpo que no necesita deporte. Creo que estuve unas dos horas y pico para recorrer esos 10 km y algo. Lo único que soy capaz de hacer es nadar y ejecutar ejercicios en una máquina de remo. En realidad, tampoco he probado mucho más.

Usted tiene un demonio y un angelito. Yo tengo dos putos demonios que me dicen: ¿para qué hacer ejercicio con lo que cansa? ¿Has visto cómo te quedan los vaqueros sin hacer deporte? Pues cuando te haga falta, ya lo harás, joder!

El angelito creo que estaba tomándose unas birras con no sé quién.

Me adhiero al Portu al decir: cuidadín, sería una pena perderle como vecino... ¿a quién coño le iba a pedir sal yo???

Akroon dijo...

Como le decía: color de camiseta y medida del pantalón (corto o largo).

¿No había ninguna diadema con un cartelito que tuviera una flecha roja señalándole a Usted? Y si la había... ¿por qué no se la puso? ;)

Juan_isho dijo...

No puedo asegurar que te acompañe a una de esas, pero sigo con ganas de hacer una eh. Espero no tener taquicardias, ni que el frio hiele mis pulmones, ni ningún tipo de accidente que merme mis pocas facultades.