VIERNES 23 de Septiembre
EL PODER MÁS GRANDE DEL UNIVERSO: LA SUERTE
¡El gran día ha llegado! Amanecemos con la vena psicoanalista desatada y nos ponemos a relatar lo soñado durante la noche anterior. Tras oír historias de lo más variopinto, decido aportar mi granito de arena contando con pelos y señales mi cita con las Red Foxes al completo, que vale, no lo soñé, pero ¿a que hubiera estado bien? Para intentar sofocar el calentón me dirijo a la ducha para verificar que los hierros siguen ahí, en su sitio, y que por lo tanto lo más apropiado en el día presente será pasar de la ducha. Total, en Europa nadie se ducha. No os riáis, que es cierto. Lo he comprobado realizando un pormenorizado estudio durante mis últimos viajes al extranjero. Para que luego digan que los españoles somos unos guarros.
Pues nada, para matar el tiempo estamos un rato de charla y a eso de las 13.00 nos animamos a salir a dar una vuelta. Claro, el ascensor sigue jodido y hay que volver a bajar andando. Para que os hagáis una idea de cómo era la escalera, aquí os adjunto una foto. Y sí, "eso" eran los buzones.
Y encima, la escalera , de caracol
No puedo evitar reseñar cómo el amigo pelirrojo había cursado una petición de traer de vuelta fotos de edificios "typical serbian", esto es, agujereados a trisca, y cómo durante estos días no habíamos encontrado ninguno digno de mención. No lo habíamos hecho porque tenemos una trabada importante, y un elemento destacado de la arquitectura yugoslava está justo en nuestras narices. Vamos, en el edificio de al lado. Flipa.
Como buenos animales de costumbres que somos, volvemos a comer en el mismo sitio, donde nos cuesta hacernos entender porque la chica es muy maja mas algo limitadita en lo que a entender idiomas y mímica se refiere, pero donde se come de narices a muy buen precio, con lo que no hay más que hablar. Tras asistir a un "tour de force" por parte del domano en pos de hacerse entender en un kiosko para conseguir una tarjeta telefónica con la que llamar a la Espagna, nos encaminamos hacia el Nuevo Belgrado, ansiosos por ver, hoy sí, buen baloncesto. Una vez más, hemos de sufrir el rutinario cacheo a la entrada del pabellón, siendonos confiscadas hoy más monedas, unos bolígrafos y hasta nuestra cena. Para templar los ánimos, optamos por hacer nuestras primeras compras. Si a las mujeres les funciona este método, ¿por qué no a nosotros?
Al llegar a nuestros asientos comprobamos con pavor que los lituanos ya están allí dando la murga, por lo que de nuevo ponemos en práctica la efectiva táctica "thirteen - fourteen" (más conocida por estos lares como "13-14") y con la colaboración de nuestro amiguete segurata nos volvemos a colar en la zona central. Desde allí presenciamos un aburridillo Rusia - Lituania, al que sigue un momento esperado con anhelo: la entrada de Dios mismo en persona. El señor Robin Hood.
A la exhibición que da contra los eslovenos le sigue un encuentro con otro santanderino, creemos por su carácter que educado en los Agustinos, que andaba por allí haciendo el chon con unos amiguetes, como nosotros. Proponía ir en busca de más españoles antes de comenzar el siguiente partido e intentar colocarnos todos juntos en el mismo sitio, pero entre que había pocos españoles, que lo de colarse andaba complicado, y que yo particularmente no quería perder mi sitio in the fucking middle desde el que lo veía todo requetebien, optamos por pasar del tema. Eso sí, durante el paseo que nos damos por el pabellón en busca de compatriotas, mostrando nuestros colores al mundo, podemos comprobar de primera mano el odio que tienen en este país por sus antiguos paisanos croatas, porque la peña no para de animarnos y decirnos que hay que ganar. Más nos vale, sí, porque no me gustaría ver a todos estos enfadados.
Al volver a nuestros sitios encontramos a otro grupete de españolitos, estos residentes en Serbia, que al ver nuestras banderas ondeando han optado por dejar sus sitios en el piso de abajo y subir para armar bulla. Sabia decisión la suya, me atrevo a decir, porque somos unos chicos la mar de majos a la par que entrañables. Y un poco cantosos, porque hasta que Imbroda no mira a nuestra posición no paramos de gritar. Eso sí, el tío o no se entera o se hizo el loco ante nuestra petición de que nos enfocaran.
Y sí, animamos como locos. Y sí, me quedé afónico. Y sí, tras una primera parte de mierda, seguida por un tercer cuarto esperanzador, llegamos a un desenlace tenso y cuasi trágico en el último período, en el que gracias a la intercesión divina y de Marko Tomas, Fran the Man Vasquez nos hace soñar con la canasta que nos lleva a la prórroga. Allí, tras unos minutos de tanteo, entra en acción de nuevo el trío arbitral, que ya se había portado bastante bien durante los 40 minutos, y acaba por desquiciar a los croatas. A partir de ahí, Juancar se gusta, apalizamos, billete a semifinales y si te he visto no me acuerdo, Popovic.
Incautos. Ya veréis mañana, ya
A la salida coincidimos con más españoles, contactamos con la tierruca para que nuestros interlocutores se mueran de envidia y nos encaminamos a nuestro querido Hotel para que el amigo botones nos pida un taxi que nos lleve hasta el centro. De camino al hostal, todo son felicitaciones por parte de los serbios. Y al llegar a él, the big surprise: Gunther & friends han montado una fiesta de viernes noche. Y nosotros que no tenemos más que sueño y ganas de descansar. En eso que estando ya metiditos en nuestra cama, excepto Miguelovas que se pone a hacer amigos, se abre la puerta y aparece una de las inquilinas/amigas de Gunther ,a la que Miguel más tarde, cariñosamente y con algo de mala baba, bautiza como "Betty" (recordando cierto culebrón televisivo por todos conocido) e intenta convencernos de que nos animemos, que nunca se nos ve el pelo por el saloncillo de entrada. Normal, como que nosotros sólo buscábamos un sitio que nos proporcionara cama para descansar y ducha para acicalarnos por las mañanas. Y en este sitio lo de la ducha ya habéis visto que está jodido y lo de descansar lo llevábamos bastante bien...hasta ahora.
Para hacer algo de tiempo, suponiendo que llegará algún momento en que la peña se pire a la calle y nos deje en paz, Oscar y yo nos ponemos a limpiar la bañera. Pero hete aquí que cuando acabamos, el fiestón criminal serbio-esloveno continúa. Y encima nos meten a dos australianos en la habitación. Claro, el domano se china, sale al pasillo y se caga en todo lo cagable, que quieras que no, aunque no entiendan español, eso forma parte del lenguaje universal. Los del guateque se dan por aludidos y se marchan con la música a otra parte. Rectifico, con la música no. La música se queda puesta. Los Beatles a todo trapo. Bueno, podría ser peor. Podría ser Manolo Escobar. A ver si ahora ya podemos dormir un ratito.
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