viernes, enero 20, 2006

La O.P.B.L. en acción

Tiene que ser eso. No encuentro otra explicación razonable y científica para lo que ha sucedido hoy. Tranquilos, que ahora me explico.

Resulta que este primer cuatrimestre no he tenido más remedio que matricularme de una asignatura perteneciente a la minusvalorada y siempre defenestrada rama de la microelectrónica cuyo profesor es un tipo peculiar mezcla de Lauren Postigo, Quique Camoiras y el entrañable Topo Gigio.

Este fallo de stuck-a-1 ha de eliminarse, ¿ok?

Resulta que el catedrático ha tenido la gran idea de asignar un ejercicio de realización voluntaria a cada alumno cuya resolución puede sumar un punto a la nota final. Pero hete aquí que ese ejercicio es repartido a lo largo del cuatrimestre en fechas aleatorias a personas idem, con la particularidad de que si faltas el día que reparte tu problema, tienes tú otro, porque en esto el pavo es inflexible y no hay opción de que te lo dé en otro momento. Claro, si quieres tener la opción de recoger tu ejercicio no te queda más remedio que asistir a tooodas las clases hasta el momento en que salga tu número en el sorteo. ¿Y a que no sabéis quién ha tenido que esperar hasta el ÚLTIMO DÍA de sus clases para recibir el dichoso ejercicio? Efectivamente, servidor. Esto no sería un gran problema porque con los años me he ganado a pulso la fama de estar como un clavo en todas las clases. Pero es que uno se va haciendo mayor, el organismo ya no aguanta todo lo que le echen y ello se adereza con que nuestro amigo el señor profesor posee un extraño poder sobre el continuo espacio-temporal, legado por un mefistofélico Quine-McCluskey años atrás, con el que logra que sus clases de teóricamente 50 minutos duren realmente 7 horas.

Y eso, compañeros, no hay hijoputa que lo aguante.

Por eso no me hubiera importado en absoluto recibir mi ejercicio los primeros días de curso y no haber vuelto a aparecer por allí. En serio. No hubiera supuesto ningún problema. Es más, mi salud estaría de lo más agradecida a día de hoy. Pero una vez más, la vieja OPBL ha sido más fuerte.

Claro que si a ello le sumamos que por la tarde el señor delegado de curso ha informado a voz en grito de los planes urdidos en fechas recientes por el director de la escuela y el actual jefe de estudios de nuestra carrera que desembocarán muy probablemente en un cambio de los estatutos imperantes en el ámbito "presenta proyectil" y conllevarán de manera ineludible un descenso en las calificaciones obtenidas en el ya famoso último envite telekil (¡Sería el fin de las matrículas de honor a precio de saldo!) pues apaga y vámonos.

Hastiado y cabizbajo, me he dirigido al cielo en busca de una respuesta para mis tormentos. Y su contestación a mi pregunta de si alguna vez cambiará para bien este mal fario mío ha sido bastante explícita:



Ya me parecía a mí. No sé ni para qué pregunto.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues a mí me pasó algo parecido: sólo fui un día a clase en todo el curso (bueno, en realidad fui dos, porque también fui el último día, aunque ese día había problemas y el señor cara de asco no estaba), y ese día me dieron el ejercicio. Llegué tarde, y cuando mientras me estaba sentando dijeron mi nombre y me dieron una hoja me quedé con cara de "¿qué me están dando aquí?"

Total, me dio igual, porque no lo hice, y francamente no me arrepiento, porque a pesar de suspender en septiembre con un 4.7, no veas la cara que se te queda cuando el chaval que tienes al lado también tiene un 4.7, pero con los 0.5 del ejercicio le da para aprobar y aquí el amigo gnomo le dice que no, que suspende, que el ejercicio ese está pensado para que la gente pueda llegar al sobresaliente (creo que textualmente fue "por alguna razón que desconozco hay muy pocos sobresalientes en esta asignatura").

Otros detalles como salir del edificio a la hora que empieza la revisión para volver a los 50 minutos, o decirte en su despacho "vete mirando el examen que voy a fumar un cigarro" son inolvidablemente encantadores.

El amigo Juanisho estuvo conmigo en todo esto, seguro que él también tiene muchas palabras agradables que decir al respecto. Por algo ambos en su asignatura optativa... ¿o no?

el_irlandés dijo...

Esto es sin duda una confabulación judeo masónica de las secretarias, las altas esferas universitarias y las tías que reparten tuis en nuestra contra. Ánimo portu, no estás solo en la lucha. Juntos no ganaremos pero nos lo pasaremos mejor.

Anónimo dijo...

Machote! Si ya tendrías que estar acostumbrado a ese tipo de cosas... ¿o acaso estos 6 años no han forjado ya un carácter? Fíjate, yo ando en Escocia y mi coordinador no viene a las reuniones pre-entrega del proyecto, los del alojamiento me han intimidado con llevarme a los juzgados (y no como testigo) y los de la oficina europea se rien de mí a la puñetera cara... y ya ves, cagándome en todo lo que se menea!!! Serán cabrones!! (Pido disculpas si no se puede insultar en este blog)

el_irlandés dijo...

Naturalmente que se puede, yo lo hago a cada instante. Cabrones.

Juan_isho dijo...

Jamás te fíes de una persona mayor de edad que te mira más a la tripa que a la cara. A mi me pasó exactamente lo mismo que a ti, y no contento con mandarme el ejercicio y hacerlo bien, corregido por Iñigo. No sumarme dicha nota ni darme justificación a por qué si el ejercicio no está del todo mal, no tiene ningún punto.

Ya se sabe que los amigos de Gimblin, aunque este no lleve hacha son todos unos enanos cabrones.

Y de hecho pienso cosas que me callaré porque sería ir contra mis propios principios que de vez en cuando hay q olvidar.

Beijinhos y muchos ánimos para acabar con el pequeño gran enemigo. No le juzgues por su altura, si no por la talla de sus putadas.