jueves, junio 01, 2006

Con un par (versión Irish)

Que sí, coño, ya lo sé. Ya sé que dije que iba a ir. Pero no fui. Y qué. Podría poner miles de excusas, y de hecho me las repito para autoconvencerme aunque en realidad sepa que la única razón buena es la de casi siempre, que me cagué por la pata abajo. Pero es que el año pasado dolió mucho. Jodida tortura china.

Yo no quería ir, eso está claro, pero quede en mi descargo que esta vez también llegó ese momento que me ocurre con cierta frecuencia en el que me digo que por mis santos huevos que lo hago. Y acto seguido me cago en troya y en todo lo que se menea, grito banzai a lo kamikaze japo, a mi señal ira y fuego, muerte y destrucción y todas esas cosas que se dicen cuando se te pira la jodida chota y te lanzas a hacer algo que sabes que va a doler mucho. Así que en esa especie de paroxismo de la gilipollez humana pues llamé a mi compañero de fatigas y le digo que tenemos una cita desde el año pasado con los putos lagos, y que me da igual no haber cambiado de bici, y que ya sé que voy a morir otra vez, y que no me diga obviedades, que se limite a seguirme el rollo y punto. Todo esto con la boca pequeña claro, esperando algún milagro que me librara del sufrimiento al menos hasta el año que viene. Y a veces las cosas ocurren. Y esta fue una de ellas. El compi se había pegado un piñazo hacía dos meses y no le había curado bien y llevaba más de un mes supurando mierda y acabó yendo al médico que le había mirado el brazo con los ojos como faros y anda para acá chaval que te tenemos que operar. Así que no estaba para subir a ningún sitio. Y menos a la coño covadonga. Vaya por dios, pensé yo. Qué lástima tan lastimosa, mira tú, que no me voy a poder tomar la revancha del años pasado. Bueno, otra vez será. Así que yo quedé como un hombre de pelo en pecho. Ahora, que me llega a salir el tiro por la culata y me cago.

Así que llegado el domingo que estaba marcado en el calendario de rojo sangre algo había que hacer para sentirse un poco menos nenaza. Y ahí estaba la carrera pedestre de la uc. Que, no nos vamos a engañar, no es lo mismo, pero menos es nada. Así que para la carrera. Uno que intenta conseguir adeptos y el gran hakuna que, como siga así, se va a quedar sin lo de gran, que dice que mejor otro día, que ese tiene que quedarse en casa urgentemente a rascarse el huevo derecho, y el cheriff de la nigth santanderina que dice que es muy pronto por la mañana, que a esas horas no le da tiempo a pasar por casa a cambiarse, y juanisho que tiene unos cojonazos que no le dejan cerrar las piernas que dice que claro que sí, qué coño, que él se viene. Con un par.

Así que como preparación pues uno se mama como un piojo la noche anterior, y camarero ponga aquí otro cubata que total para sentirme como un gusano rastrero a la llegada pues casi sentirse así desde la salida. Qué más da, de perdidos al río. Y por la mañana efectivamente uno quiere morir, y se levanta como un autómata y mira su cara de borracho en el espejo y piensa que eres un tonto del nabo y que quién te mandaría a ti tomarte la última cerveza (todo el mundo sabe que la que sienta mal es la última cerveza). Pero como ha quedado pues nada, un par de ventolines de los gordos para el cuerpo y vamos para la salida. El caso es que me junto con juanisho y dan la salida y claro, salimos. Los últimos, naturalmente, que así no te pasa nadie y no te sientes tan mal. Y el cabrón de juanisho que ha estado entrenando a mis espaldas y sale con buen ritmo y a mí que al kilómetro ya se me ha pasado lo de los cubatas, y al segundo que voy sudando como una puerca lo que siempre es buena señal, y las piernas a ritmo y sin quejarse, y el corazón en sus pulsaciones. Así que le digo a mi compi de fatigas que me veo fácil y que tiro para adelante y que el que pueda que me siga. Y me lanzo a ver si hago un tiempo decente, lo que en mi jerga es bajar de 35, y claro como salíamos por atrás pues vas pasando gente y te sientes bien, coño qué bien voy que acabo de adelantar a este que tiene menos de 90 años y una pierna ortopédica. Pero da igual, tú te sientes bien. Y llegas a meta sin sufrir en demasía y dejas el tiempo en 33 y medio, que es de puta madre porque, de haber sido un hombre como dios manda, y haber ido a los lagos, habrías estado otras cinco y media echando espumarajos por la boca. Como poco.


Por cierto, que my boss me chantajea vilmente, y ha decidido que por ser un buen chico me paga la semana que viene aquí. De sábado a sábado, y tiro porque me toca. En realidad también se lo pagaba a un acompañante, pero la andaluza de Santander no podía así que tendré que sufrirlo yo solo. Pensé en decírselo a alguno de ustedes, pero hay un problema. Que no están buenos.

Qué vida tan dura la del becario.

1 comentario:

Portu dijo...

Basta ya de calumnias y medias verdades. No es verídico que mi ausencia viniera motivada por un tremendo picor en el huevo derecho. También sentía un leve escozor en el izquierdo que necesitaba de mis cuidados.

Por cierto, yo no tengo examenes de sábado a sábado. Y está feo que lo diga yo, pero tengo un puntito. Además, ahí solo te vas a aburrir mil. Yo te lo advierto.