jueves, agosto 03, 2006

Dicen que esto es fácil

Maneras de pasar una calurosa tarde de Agosto en Santander:

- Tostándose al sol en la playa

- Jugando al voley en esa misma o en otra playa, que para eso tenemos muchas

- Dando una vuelta en bici

- Echando la siesta

- Trabajando en la rehabilitación de los ligamentos de tu maltrecha rodilla

- Haciendo inventario para la fiesta que te vas a tirar esta noche

- ¿¿¡¡Estudiando!!??

- Guardando una cola en pleno centro de la ciudad para intentar conseguir invitaciones con las que poder ver al fin y tras años de infatigable espera a dos GENIOS en directo sobre un escenario.

El Dr. Muerte e hijo tratando de pasar desapercibidos

Invitaciones que por supuesto no conseguí, ¿o que pensábais, que la OPBL no iba a actuar durante el verano? Por lo menos estaba a la sombra y no morí asfixiado de la caló.

Mira que me hice ilusiones, porque a mi llegada al recinto, con una hora y media de antelación a la apertura de taquillas, me dije "Coño, si estoy el 60, más o menos, malo será que no pille entrada". Pero claro, con lo que yo no contaba era con el famoso fenómeno de dilatación de colas, es decir, donde a las 18.30 había una persona, a las 19.40 y por arte de birlibirloque hay siete. Eso de guardar sitio a los colegas debería estar prohibido. Aún así, a esa hora yo aún estaba en posiciones de éxito y triunfo sin paliativos, ya que se corrió la voz de que existían 90 entradas disponibles y yo estaba situado en el puesto 87. Pero claro, aún faltaba por llegar más gente, acabé estando el 110 y me lo comí con patatas. Y mientras, el resto de butacas hasta cubrir aforo regaladas a los peces gordos de Caja Cantabria, a los enchufados de la Universidad y a los políticos chupópteros de siempre. Pero claro, el pueblo llano no está preparado para disfrutar como merece un espectáculo de las características del de anoche. Seguro que más de la mitad de pijos-pastel que fueron no pillaron ni la mitad de los chistes. Si lo sabré yo.

En fin, habrá que estar más atento en próximas ocasiones. O hacer buenas migas con la clase dominante de la city, que a la larga resulta mucho más práctico y efectivo. Hasta entonces, habrá que conformarse con visitas esporádicas a las páginas de nuestros héroes, oficiales o no, y calmar la angustia vital y la congoja que me afectan degustando, en pequeñas dosis eso sí, los videos que pueblan la red con sus más grandiosas peripecias.

Y tened siempre presente que en contra de la creencia popular lo que mata es la humedad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

He tenido un déjà vu.

Juan_isho dijo...

Ya siento que no pillaras tío.

Ánimo que el espíritu de estos grandes genios te habrá impregnado.

que va, que va, que va ....