viernes, noviembre 10, 2006

La amenaza geriátrica. Toma 2

No quiero empezar sin hacer mención a aquellos que o bien se rajaron o bien estaban lesionados, o como yo prefiero decir, rajados con coartada perfecta. Ellos son Portu, Óscar, Rizox, Raúl, Cote y Noel, que nos abandonó por irse a las tierres de La Reina Madre. Bien, con esas bajas seis erámos los hombres llamados a hacer historia. ¿Lo conseguiríamos? La respuesta a continuación.

El partido iba a empezar, jugábamos contra el equipo que posee el anillo de campeón del rector durante los últimos 7 años. Ahí estábamos Sánchez, César, Dani, Quique en el salto, y yo. Laion esperaba en el banquillo el momento de salir a resolver, rollo Papaloukas. El partido comenzó bonito, con alternativas, canastones en ambos bandos, dos equipazos sobre la pista. Fue un primer cuarto con alternativas en el marcador, sí, alternativas de las que un rato gana cada uno. Carrusel de cambios en su equipo, un cambio en el nuestro, el único que podemos hacer. El resultado se mantenía ajustado. Y conseguimos acabar el primer cuarto con un resultado muy bueno. Mención aparte la gran jugada de Laion a falta de 5 seg. Enorme, astuto y sagaz.

En el segundo cuarto más de lo mismo. Sus cambios les daban más frescura, pero nuestra calidad nos mantenía ahí metidos. Empezaron con su defensa individual a medio campo; no les dió frutos inmediatos, estábamos frescos aún. Combinaciones de juego rápido con penetraciones rápidas, juegos dentro-fuera, un poco de todo. Pero al final del cuarto nos metieron un parcial de 5-0 que nos mató. Al descanso 10 abajo. Estamos orgullosos.

El descanso se nos hizo corto. Necesitábamos aproximadamente 40 minutos, sólo nos dieron 5, así que ale, otra vez a correr. Salimos y tras una buena defensa conseguimos una canasta de equipo ejemplar. A partir de ahí bajón físico, pájara, para que ellos empiecen a correr y a encestar. Lo que pasó después no seré yo quien lo cuente. Pero hicimos todo lo que pudimos. Y sobre todo, no acabó nadie lesionado, aunque alguna sobrecarga de hombro puede haber.

No era un partido de nuestra liga y en las condiciones que jugamos hicimos un papel más que digno.

Estoy orgulloso de nosotros. No así de los rajados. Por otro lado el consejo de administración de la Amenza Geriátrica no ha confirmado todavía los rumores que apuntan a la destitución del entrenador, Portu. En cuanto haya más noticias serán posteadas.

Ale a pasarlo bien.

3 comentarios:

MALEFICABOVARI dijo...

Seguro que en los geriátricos se juegan también muchos partidos, de cartas, de petanca, pero de lo que sea, y seguro que no alcanzan el nivel arriba mencionado, así que pueden sentirse dignísimos y seguir luchando por hacerse un hueco en el deporte juvenil, hasta seguro que alguno de ustedes todavía tiene cara de pubér, y suda la camiseta que da gusto, por lo que leo, digo. El portu volverá a la liga, con su rodilla de mentira, todos se juntarán de nuevo, y quedarán en anecdóticas todas esas bajas de las que habla. Tiempo al tiempo, y ánimo, es la vida que es muy puta y muy desconsiderada, no es la edad.
Enhorabuena por su triunfo particular y el de los restantes personajes de la historia.

Portu dijo...

Aún a la espera de que el Consejo de Administración ratifique la decisión tomada por los pesos pesados del vestuario tras el partido respecto a lo conveniente de mi cese como entrenador de La amenaza geriátrica, sólo puedo postular mi intención de quitarme el disfraz de Pepu Hernández, que no ha triunfado nada de nada y ha causado el descontento de mis jugadores, y pasar a convertirme en un Dusko Ivanovic de la vida: permanentemente descontento, avinagrado, protestón y poniendo multas a todo quisqui. Queréis látigo, tendréis latigo.

A la espera de nuevas sobre mi futuro laboral, me despido.

Pero que sepáis, lectores, que nunca la clasificación para unas semifinales del Rector estuvo tan cercana. Si me dejan trabajar con tranquilidad, aseguro éxitos. Creo.

el_irlandés dijo...

Joder, allí el único que dio la cara fui yo. Sí, sí, yo. Que ni juego, ni entreno y entiendo lo just. Ahora a dar la chapa al árbitro no me gana ni dios. Y eso que para dar la chapa a esa árbitra en concreto había que echarle unos cojones como los del caballo de espartero.