viernes, septiembre 28, 2007

No trajo a Kaká, pero estos yankis se han pasado

Estamos hablando del Sr. Ramón Calderón, "legítimo", hasta que se demuestre lo contrario, sucesor del ser superior Floren. Y si Floren se caracterizó por su chulería a la hora de traer Galácticos al Madrid, éste se ha caracterizado por la sarta de mentiras que ha ido contando y le han llevado a la presidencia. Recordemos el: "Si gano vendrán Kaká, Cesc y Robben". El año que ganó no vinieron. Pero había dicho que vendrán, no dijo ni cuándo ni para qué. Ya tenemos a Robben, para que veamos que es un hombre de palabra. Y yo no entrare en las investigaciones de la Cope, T5 y el mundo donde se le pillan sus mentirijillas de niño malo y sus trapicheos varios, pero ahí están.

Pero hasta aquí todo normal para un presidente de un club de fútbol en España: trapichea lo que puede, enchufa a sus amigos, y busca todo el protagonismo posible. Aplicable a cualquier dirigente de hoy. Pero cuál es mi sorpresa cuando veo que le han detenido en EEUU, o USA para los que lo prefieran. El pollo se apellida Calderón, como un peligrosísimo delicuente de la ciudad de los rascacielos. Según Ramón Calderón le confundieron con un narcotraficante colombiano. Según el Marca, con un chico, colombiano, hasta ahí todo verdad, que había robado 178 pesos y 27 cajetillas de tabaco con un cuchillo de cocina. Espero que no fuera de los de postre.


Desde aquí pedimos a todos los aficionados madridistas que le perdonen, que es su naturaleza, que a todos les dieron rabia las bolas que coló, pero que no es para retenerlo en un aeropuerto. Que hasta el mismísimo Rubalcaba, creador de la LOGSE, ha tenido que interceder por él. Mi pobre Ramón, ¿qué mal hiciste contra el mundo naciendo?

Un abrazo al policía que retuvo al pobre Calderón, que éste disfrute de una estancia en los USA sin problemas y que algún día prometa cosas que vaya a cumplir.

1 comentario:

Portu dijo...

Pero es que igual el cuchillo era de postre, venían de comer una tarta glaseada, y aquel polvillo blanco parecía cocaina.

Dónde quedaron aquellos grandes fichajes, en más de un sentido, como Ognjenovic, el átomo serbio, o Edwin Congo, recomendado vía carta por un niño colombiano. Aquello sí que era una gestión deportiva modélica.