jueves, agosto 23, 2007

Una de huevos al Perico

Si hay un hecho irrefutable e indiscutible sobre mi persona que cualquiera que me conozca corroborará sin atisbo de indecisión es que soy gilipollas. No un poco gilipollas, no, ni gilipollas como apelativo cariñoso, no, gilipollas, gilipollas. Vamos, tonto del culo. No sé si me explico, anormal perdido. Así que claro, pasó lo que tenía que pasar.

Que me llamó un amiguete y me dijo “Oye irlandés, ¿te vienes a la Perico?”. Claro, claro, amiguete, yo voy a la Perico de cabeza, sólo una duda ¿qué cojones es eso?. Una marcha cicloturista. Ah tío, chachi, yo voy, yo voy. Muy bien, muy bien. Y cuelga. Y al rato el menda que vuelve a llamarme, “oye, ¿tú estás federado?”. Hombre, depende. Depende de qué. De la federación a la que te refieras. A la de ciclismo, gilipollas. Ah, pues no. Vaya, es que para ir a la Perico hay que estar federado. Vaya con el Perico, qué cabrón. Pues nada tío, qué putada, no podemos ir. Pues no. Y el tipo que cuelga y me vuelve a llamar al rato “oye, irlandés, que ya estamos apuntados”. ¿A dónde cojones estamos apuntados?. A la Perico. Oye chaval, ¿tú te drogas?. Sí, ¿por qué?. No por nada, ¿y lo de estar federado y todo aquello?. Ah, es que mi hermano sí está federado, y no va a ir, así que tú vas por él. Cojonudo.

En ese momento, mi neurona A contactó con mi neurona B, y esta vez fui yo el que le llamó a él, “oye amiguete, sólo por curiosidad, el Perico este ya está mayor así que la marcha no es muy larga ¿verdad?”. 165 kilómetros. Espero que hayas dicho 65 kilómetros. No, no, he dicho 165. Ah, me lo temía, pero bueno, serán llanos. Sí, sí, completamente, salvo por los 4 puertecillos que hay por el medio, todo lo demás es llano. Chachi, puertecillos has dicho. Sí puertecillos. ¿Cómo de puertecillos exactamente?. Tres de primera y uno de segunda. De puta madre, joder.

Pues nada, a lo hecho, pecho, así que vamos a hacer un test a ver qué tal andamos de forma. Y quedo con mi amiguete un día por la tarde y nos vamos a dar una vuelta en bici por la tierruca. 55 kilómetros completamente llanos. Y los termino perfecto. Así que nada, la regla de tres es simple y directa, si acabas perfecto 55 kilómetros llanos, es que puedes hacer 165 con cuatro puertos sin mayor problema. Vamos, a mí me parece evidente. Mi compañero de fatigas no lo debía de tener tan claro y diáfano, porque antes de irse el martes a los madriles me dijo que entrenara un poco, sólo por si acaso. Joder, faltaría más, si hay que entrenar se entrena y punto, así que salí de farra el martes y el viernes. A entrenar, naturalmente. Porque si en la bici te ganan vale, pase, pero lo que no se puede permitir de ninguna manera es que haya alguien que a la llegada ingiera más cubatas que tú. Hasta ahí podíamos llegar, hombre.

Pues nada, ahí estaba yo en Segovia el domingo a las siete y media de la mañana, con 10 horas de sueño acumulado las dos últimas noches, perfectamente preparado y dispuesto para dar por saco a quien se me pusiera por delante. Claro que sí. Aunque cuando llego a la salida el panorama pinta bastante negro. Joder, deberían haber hecho un control de extremidades previo a la carrera, porque ahí ni el tato tiene piernas homologadas. De esas de toda la vida de dios con su cuádriceps y su gemelo. Ahí el que menos tiene siete cuádriceps y quince gemelos. Así cualquiera, coño, a mí deberían darme ventaja por escasez de músculos. Y todas las susodichas extremidades inferiores depiladas hasta el escroto. Que parecía eso un puto anuncio de la venus de gillette. Y entre todos los participantes que suman 100 gramos de grasa corporal, y eso porque hubo uno que el día anterior hizo un exceso y se comió una patata frita. Y todo el pelotón con un tufo a réflex que para cuando dieron la salida yo estaba como si llevara una semana esnifando pegamento. Así que le miro a mi amiguete con cara de circunstancias, y mi amiguete se encoge de hombros, “es que son federados”, dice. Qué cojones federados, le digo yo, esas piernas son de putos mutantes.

Así que dieron la salida. Y salimos. Y nada más salir la primera en la frente. Navacerrada. La parte dura son 7 kilómetros al 7 %. Pues nada, quitas plato y metes todo lo que tiene la bici. Que esta vez no es el 42 x 26 de antaño, porque de aquella ya aprendí, y llevo burra nueva con desarrollos normales y pedales automáticos. Al tran tran para arriba y sin cebarse. Piano piano, que dice mi abuela. Easy, easy, que decía mi grandpa. Para cuando te quieres dar cuenta, arriba. Y claro, una vez arriba para abajo. Y aquí sí, aquí el tema ya cambia bastante, aquí no te gana ni dios. Porque cuando la carretera apunta para abajo ni réflex, ni cuádriceps, ni piernas depiladas, ni milongas variadas. Cojones, joder, cojones. Y a un cántabroirlandés de pura cepa a huevos sólo le ganan los espartanos. Y no todos. Así que ya saben, banzai, a mi señal ira y fuego, muerte destrucción y a saco paco. Los frenos de adorno, que eso es de maricones. No sé ni para qué se los ponen a las bicis. Y pum, ya estás abajo.

Y una vez abajo, para arriba. Morcuera. 11 km al 6%. Más de lo mismo, quita plato, mete quincalla, mirada a la raya blanca y a apretar el culo. Este ya se hace un poco más largo. De hecho cuando ves la marca de 5 km a cima pones cara de circunstancias y te cagas en el santo padre del Perico de los cojones. Pero bueno, de momento la cosa marcha, que no hay mucho dolor y tampoco veníamos a que nos hicieran cosquillas. Una vez arriba, para abajo. La peña ya te conoce, así que amablemente te va cediendo el paso, por aquello de que te mates tú solito.

Ya estás abajo. Para arriba. Canencia. Este es el fácil. La primera rampa al 15%. Chupado, vamos. Más corto pero más duro, y es el tercero, así que llegas arriba cagándote en la santa madre del señor Perico. Las piernas bien, gracias. Un tipo arriba me dice que va muy jodido, que si le hago la bajada. Claro hombre, cómo no. Este se va a cagar. Y efectivamente, tufillo me viene, porque después de dos curvas miro para atrás y ni rastro. Estos meseteños no tienen ni puta idea, voy yo pensando, pero claro, la ira de la OPBL cae sobre mí en forma de pinchazo. Mecagoensatán. Joder. Ostia. Puta. Paro. El meseteño que no tenía ni puta idea me pasa con una sonrisa de oreja a oreja en la cara. Cabrón. Quito la rueda. Para un coche y dos alegres muchachos se bajan “¿todo bien, zagal?”. He pinchado, joder. Tranqui, tronco y tú descansa. Dos minutos después el muchacho me empuja con la bici en perfecto estado de revista “duro con ellos, zagal”. Estos meseteños en el fondo son de puta madre.

Y entonces llegas al cuarto. Puerto, me refiero. Navafría. 11 km al 6.5%. Asfalto mal. Aire de cara. Llevas 110 km y tres puertos entre pecho y espalda. En el kilómetro 3 tus piernas empiezan a mandar claras señales de sos. 1 kilómetro más arriba dicen basta. Hasta aquí hemos llegado compañero, se acabó lo que se daba. Depósito vacío. Ahora sacas de donde puedas. Pero ya no hay de dónde sacar, ni coronas que subir, ni perrito que me ladre. Y la peña de la cuneta que te ve bien jodido, y te intenta animar. Vamos chaval, ánimo, no te hundas ahora. Too late, mon ami, im fuckin’ done. Pero bueno, tú ya sabías que en algún punto ibas a reventar, así que ajo y agua, y a retorcerte como un puto perro encima de la coño bici. Y los kilómetros no pasan. Y sin agua. Y tú sufriendo como un gorrino en el matadero. Y las piernas que pares. Y el coco que va a parar su puta madre, que se jodan y aprieten el pedal. Por nuestros santos huevos que llegamos, joder. Así que pones esa velocidad absurda que si vas más despacio te caes, y si vas más rápido mueres. Qué cojones, no puedes ir más rápido. Y los kilómetros que siguen sin pasar, y los putos pulmones que ya no saben de dónde sacar aire, ni tú de dónde sacar fuerzas. Y entonces te acuerdas de perico. Y se te empieza a subir la bilis hasta las cejas, y piensas que vas a llegar aunque sólo sea para correrle a ostias. A él, y a tu amiguete, claro. En el kilómetro 7 un coche de la organización que se pone a tu lado: vamos chaval, vamos, ni se te ocurra echar el pie a tierra que en 1 kilómetro escaso tienes un descansillo. Ya saben, allez, allez y todas esas soplapolleces que en circunstancias normales te harían partirte el culo de la risa, pero que la verdad sea dicha, en esos momentos, ayudar, ayudan. Y te pasan algo de agua y se desgañitan otro rato, y tú se lo agradeces, porque joder, si no vas el último poco debe faltar y los tipos te aplauden como si fueras a ganar la puta carrera. Pues nada, después de arrastrarte como maldita escoria por el puerto de los cataplines, y de retorcerte como una sanguijuela sarnosa encima de la bici consigues llegar arriba convertido en el auténtico hombre asco. Para abajo, esta vez sin alardes, que no está el horno para bollos y los brazos se te empiezan a dormir del puto esfuerzo así que no tienes mucho tacto con el freno. Y llegas abajo.

Una vez abajo ya sólo quedan 40 kilómetros a meta. Puto infierno. Por un erial si un solo árbol, con el viento de cara, con las piernas pidiendo una tregua a gritos, el cuello que ya no puede más de tanto sujetar la chota, la rodilla derecha diciendo que para ser una broma ya ha estado bien, y el culo como si macumba te acabara de pedir que le recogieras el champú. Y llegas a meta, exactamente 7 horas 41 minutos y 57 segundos después de haber salido. Cuando llegas el puto Perico ya no está. Seguramente lleva chingándose a su mujer unas 3 horas, el muy cabrón. Mientras a ti te daba por el culo un sillín antiprostático.

Pues nada, lo dicho, que soy gilipollas. Ahora, eso sí, el año que viene se repite. Por mis santos cojones.

7 comentarios:

Joyce dijo...

Será por huevos... faltaría más!

Yo no volvería...

Portu dijo...

Es que con ese régimen de entrenamientos a base de linimentos de Cacique en conciertos tecno-rumba-pop con salto de valla incluido aderezados por momentos de ocio viendo películas bonitas no sé a qué aspirabas. Y encima sin depilar. So guarro. Bastante que llegaras a meta.

Espero que al menos te jamaras un suculento cordero lechal para reponer fuerzas.

PS - No utilizarás el nombre de la OPBL en vano.

Un brindis por las rodillas derechas.

Juan_isho dijo...

Dios bendiga a este chico, que coraje, se me ha puesto la piel de gallina al ver como ibas superando todos los obstáculos que se entrometían en tu camino.

Espero narración de la Quebrantahuesos, el Ironman y lo que se te ponga por medio. Aunque para eso vas a necesitar más entrenamiento y menos dormir.

La colonia de cantabroirlandeses fijo que está tremendamente orgullosa de usted.

Portu dijo...

Un inciso (anda que no soy pesado). Visitando la página de la marcha cicloturista ésta, más concretamente su sección "Reglamento y recorrido", he topado con la siguiente frase:

* Se recuerda, asimismo, que el tráfico permanecerá abierto y la necesidad de extremar la precaución en la bajada de los puertos.

Y la negrita no la he puesto yo. Se comenta por aquí que seguramente lo leiste antes de ir y obraste en consecuencia.

Por lo demás, inmenso retorno a tu vertiente posteadora. Go on, man.

Javis dijo...

Tío... haberle pedido en la salida algo de EPO a alguien, ke seguro ke tenían por ahín en algún lado eskondido...

MALEFICABOVARI dijo...

Me lo he leido enterito, y es que un exmarido que yo me se, era federado y tenía los músculos esos de los que hablas muy desarrollados, que no el de la cabeza...
Pues que quieres que te diga, que eres una puta máquina, que si le pones esos cojones a todo, niño, no creo que nada en la vida pueda contigo, y que el año que viene, hostia, entrenas un poco, y les das por el culo, que tú eres un purasangre, hostia, que tienes que demostrarlo...
Te has portáo, no esperaba menos, nunca hubiese esperado menos...
Un beso fuerte, y ahora... métete un copazo, hostia, y pégate una fiesta, lo mereces todo.

Nach dijo...

ole tus cojones,q bonita es la simple recompensa de llegar despues de haber sufrido como una puta perra. Congrts