domingo, julio 16, 2006

Los telecos que subieron una colina

Y no vean ustedes si les costó. Necesitaron un derroche de sangre, sudor, lágrimas y dignidad para llevar a buen puerto su empresa: realizar con éxito la ruta de Tresviso (donde el queso, no donde el Benetton). Por suerte pasaba por allí Venganza infinita, quien ha tenido a bien relatarnos los hechos en primera persona:

...es que las ideas pesan...

Todo comenzó un bonito día en que nuestros cuatro aventureros decidieron echarse la mochila al hombro y rememorar antiguas glorias deportivas y de campamento para disfrutar de un bonito día en perfecta armonía con la naturaleza. Una ruta que, por las fotos, parecía ser realmente espectacular. Vaya que si lo fue.

Después del primer kilómetro y medio hasta nos reíamos, ¿¿y esta es tu ruta de dificultad media?? Como de paseo por el Sardinero. El caso es que llegado un punto, después de un tramo de subida, atravesamos una verja y allí comenzó el verdadero sufrimiento de nuestros tres jinetes, y digo tres porque la cuarta, es decir, una servidora, subía como una bala, seguida muy de lejos por sus secuaces de miradas de odio y grititos de rabia, incluyendo algún que otro comentario hiriente, ya que otra cosa no podían hacer, del tipo “¡Ahí va la cabra, beee,beee!” o “¡Eh! Que es que me pesan las ideas!”. Se les iba la fuerza por la boca con una simplicidad solo digna de un hombre. Hasta les adelantaron un señor entrado en años con su buen nieto, quien les comentó: “¡Que os gana a todos!” a lo que ellos, todo dignos contestaron: “Es que la dejamos que vaya delante porque nos tiene cansados”. Pues sí señor, ahí están los años de entrenamiento, tanto músculo, tanta fuerza, tanta superioridad física, en fin, que me pierdo. El caso es que una vez arriba, compartiendo saludos con el resto de sufridores del camino, nos obsequiamos con una copiosa comida (algunos la necesitaban más que otros) y un merecido descanso.

La prueba

Sin embargo, en la bajada, ocurrió justamente lo contrario, debían de tener los chicos algo de resquemorcillo, porque realizaron una bajada vertiginosa, por un peligroso pedregal y junto a un osado personajillo de los que tienen la cara roja y hablan raro que bajaba ¡en bici! Sí señor, hasta se cayó el tío en plena bajada (todos pensamos que ya no le volvíamos a ver) y nos dijo que ná, que estuviéramos tranquilos, que sabía que se podía bajar en bici porque ya lo había hecho. Alucinante.

Y ésta fue nuestra pequeña aventura, eso sí, al día siguiente nadie, excepto yo, se atrevió a admitir que tenía la más mínima molestia de agujetas. No cambiaréis.

5 comentarios:

Portu dijo...

¡Cuán tremenda decepción! Yo que tenía depositadas mis esperanzas en el buen hacer de mis muchachos. Sobre todo en el torito, al que últimamente le gusta más correr que a Kenenisha Bekele, y está adoptando formas de keniata. Mis otros dos chicos son deportistas pero más de panchitos y cerveza. Vamos, gente normal. Pero aún así, confiaba en ellos. No lo volveré a hacer. Ya he escarmentado.

En cuanto a qué estaba haciendo yo para no acudir a tal reunión, bien, digamos que tenía muuuucho sueño atrasado por recuperar. Y que mi sentido arácnido me advirtió de las grandes posibilidades existentes de hacer un ridículo espantoso.

Anónimo dijo...

Que falta a la veracidad de los hechos realmente acaecidos...

Permitanme la licencia de la F1 para hacer más comprensible mi relato.

Cuasi todos alguna vez han disfrutado, o sufrido, viendo una carrera de F1 y más o menos saben cual es el objetivo: pasar el primero por la meta en la última vuelta. Para ello, imitando a los "tiovivos" van gira que te gira con no se cuantas fuerzas centrípetas tirando de sus fornidos cuellos... y tal y tal...

Bien, pues remitiéndome al objetivo básico de dicho espectáculo deportivo-especulativo, he de decir que la cabra montesa no consiguió ganar el gran premio. Ni en su versión "go up" ni en su opuesta "go down" o "go down with a bike" ... según se prefiera

Y hablando de bicicletas y sustancias dopantes (en su actual forma de barritas energéticas) ya le pasaba a Escartín... mucho espectáculo y derroche de habilidades y luego minutada en la meta...

En fín... seamos fieles a los hechos y ya saben ... a veces una estrategia con ritmo más lento pero con menos paradas (y mucho más cortas) es más eficiente.

Anónimo dijo...

De cómo trastocar la realidad para convertirse en una heroína... Y para muestra:

[Abro falacia]“¡Que os gana a todos!” a lo que ellos, todo dignos contestaron: “Es que la dejamos que vaya delante porque nos tiene cansados” [Cierro falacia].

[Abro respuesta verdadera] "Déjala que vaya delante que no para de hablar y ya nos tiene cansados" [Cierro respuesta verdadera].

Y un último apunte, no por número, sino por temor a represalias, ¿qué me decis de llevar barritas energéticas a la subida de un 800 (que no 8000) y tomarlas de camino a Santander? Destripad a gusto, vuestro turno

Anónimo dijo...

Es difícil saber a quién creer.

Por un lado, cuesta creer que venganza infinita tenga un ritmo de zancada tan alto como para dejar atrás a tres chicos, por muy en baja forma que estén.

Pero, por otro lado, conociendo a esos tres, el hecho de que una cuestilla de nada les dejase sin fuerzas, no es nada descabellado... Vamos, que con esos de compañeros, ni siquiera el Portu haría un ridículo espantoso (tu sentido arácnido debió de estropearse temporalmente).

Debería daros una lección a todos... lástima que ya esté Retirao.

Anónimo dijo...

Qué se le va a hacer: unos tienen complejo de sherpa (que no sé si se escribe así pero vienen a ser esos tibetanos que se echan unas risas ayudando a los oyarzabal de la vida subir a los evereses) y otros no. De todos modos, putas piedras y putos mosquitos aparte, no está mal esto de las rutas montañeriles: recomendado queda a todos los amantes de la naturaleza y el ejercicio revitalizador, que haberlos haylos, y de la tortilla de patata en general. Eso sí, la próxima llana (la ruta, no la tortilla).

Torito