jueves, julio 06, 2006

The thrill is gone

Debe ser esa jodida cadencia que incita a pecar. Y a pecar despacio, rock me baby, rock me slow. No sé, lo mismo son las letras sin ton ni son, o la voz negra, o el punteo de guitarra. Quizá el ritmo cansino o su languidez optimista. La verdad es que no sé por qué, pero me encanta el Blues. No es que sepa de Blues, y sea uno de esos entendidos que te cagas por la pata abajo de su sabiduría universal y pueda decir si este menda es técnicamente mejor que aquel o si esta versión es la sublimación de la armónica en do menor y aquella otra un petardo de no te meneés. No, yo sólo sé si escucho algo y me gusta o no. Y el Blues es la ostia. Y de todos los bluesman que conozco hay uno que si fuera tía me haría mojar las bragas, y ese es el jodido rey del Blues, Mr B.B. King.

Pues resulta que hace un tiempo me llama un amiguete que sabe de mis preferencias musicales y me dice, irlandés, me debes una. Seguramente te deba muchas más, muchacho, ya sabes que a mí la noche me pierde. No señor celta, no, me refiero a una gorda, o más bien gordo, y negro. Como no se me explique. Pues me explico, dice él, conociendo su caraja mental y que los putos rolling podrían venir a dar un concierto a su cocina y usted no enterarse y además ir a decirles que por favor dejen de armar escándalo, me he tomado la libertad de convertirme en su avisador de eventos y festejos varios. Coño, dije yo, qué majete que eres, pues comuníqueme hombre comuníqueme. Seguramente no ha oído usted hablar del Vía Jazz. Pues supone usted bien, a mí sólo me suena benicassim y de pasada. Olvídese de benicassim y de la madre que lo parió, céntrese coño. Bueno muchacho, no se altere, ya estoy centrado, en el mismo centro del centrismo. Pues eso, sigue él, Vía Jazz, collado villalba… ¿Collado qué?, tío tú estás mal. Que te calles, coño, campo de fútbol. No me creo que un pueblo con ese nombre tenga estadio de fútbol, es más, dudo que haya llegado el teléfono. Tío te voy a acabar metiendo una galleta. No, no, ya te dejo, acaba, acaba, peace and love. Miércoles cinco de julio, nueve de la tarde, adivine quién viene. Pues manolete seguro que no, que ese hace tiempo que no se le ve, y como me diga el fary me voy a ciscar en todos sus muertos así que por su bien espero que sea el puto Bon Scott reencarnado. B.B. King. Anda no me joda. Como se lo cuento. Pues vaya, dije yo. Pues vaya, pues vaya, dijo él. Pues vaya, pues vaya, pues vaya, dije yo. Después de lo cual pareció bastante difícil continuar con la conversación (esto último es un burdo plagio al gran P. G. Woodhouse). En realidad, lo que hice fue decirle, tenemos una cita, efectivamente le debo una, y bien negra y bien gorda. Eres grande.

Ayer fue cinco de julio. Ayer estaba yo como un clavo a las nueve, at nine sharp que dicen en mi isla, en esa bonita población de la geografía española con incontables lugares bucólico-pastoriles que no nombraré porque sería muy injusto olvidarse de alguno, conocida como collado villalba. Y al campo de fútbol me fui con mi amiguete y otros dos amiguetes de mi amiguete. Y me perdí la seguro que original actuación de mariano mariano (sí, sí, el de mira quién baila con muletas) y su big band porque la impresionante organización del evento había puesto una única taquillera, de edad indefinida pero que probablemente conoció en persona a los reyes católicos, con un ordenador al que miraba como embobada y con los ojos como faros pensando seguramente que aquella televisión era rara de cojones. Conclusión, la cosa de la recogida lo que se dice rápida, rápida pues no iba. Vamos, que cuando entré estaba ya en escena la versión femenina del King: negra, uno sesenta y ochocientos kilos. Y tú ahí pensando, y esta quién es. Pues os podéis imaginar la voz, aquí hasta el más tonto hace relojes. Chica, si no estuviera mi amiga Aretha diría que eres la Boss. Donna Hightower, de nombre. La tipa se marcó una versión de Georgia para mear y no echar gota. Acojonante. Ovación con bises y vuelta al ruedo.

Y entonces salieron unos tipos negros y de negro, salvo uno blanco también de negro. Y colocaron instrumentos por aquí y por allá. Y delante de todos, presidiendo el cotarro, ella sola, negra y soberbia, Lucille. Saludaron y se pusieron a darle, dos trompetas, un saxo, un saxo bajo, un bajo, un guitarra, un piano, teclados y el batera. El ritmo de puro blues de fondo y uno a uno al frente a marcarse un solo de estos de dejadme a mí que yo sé de qué va esto. A cada cual mejor. Y Lucille allí contemplándolo todo desde su puesto de privilegio con cara de puta complacida. Entonces se adelanta el saxo, se marca cinco notas, se acerca al micrófono y dice: “With all of you, the one and only, the king of the Blues, Mr B.B. King”.

Desde ese momento hasta el final la apoteosis, muchachos. La jodida apoteosis. El señor bibi que sale, saluda, sonríe, se sienta, agarra a Lucille y se pone a acariciarla. Sublime. Extraordinario. Puto genio. Casi lloro con la versión de The thrill is gone. Los pelos como escarpias. En serio, brutal, no creo que eso se pueda mejorar. Hay veces que si no se alcanza la perfección se está muy cerca, pues a mí ayer me pareció que casi la agarra. Lo dicho. Dios.

2 comentarios:

Portu dijo...

¡Buaaaah! ¡Buaaaah! Maldito privilegiado que vive en la capital del reino.

Al comenzar a leer el post pensé que me había equivocado de blog. Esa súbita mirada ante la vida. Esas reflexiones de las 6 de la tarde. A ti algo te han hecho últimamente, chaval.

Por lo demás, todo bien. Me alegro de su goce y disfrute, aunque he de reconocer que le envidio. Mucho. Y no envidia sana de esa que dicen por ahí, porque no existe. La envidia es envidia, perra, traicionera y con su ración justa de odio visceral, y punto.

PD -> Collado Villalba no sólo existe sino que además dispuso de su propio equipo de baloncesto en la liga ACB. Cosas veredes, amigo Sancho.

el_irlandés dijo...

La verdad es que ahora que lo leo el principio sí que está un poco de más de profundo. A uno que se la va la pinza. Es que cuando me pongo a darle al teclado tampoco pienso mucho, ahí a ver qué pasa, y a veces pasan estas cosas. Bueno así salió y así se queda. De todas formas fue la ostia.