sábado, noviembre 18, 2006

Los (No Tan) Nuevos Conductores

Dada la extensión del documento (largo como un domingo sin dinero, que diría Romay) pasaremos directamente a la acción, no sin antes reconocer la tremenda alegría que me embarga por este retorno de El Retirao a nuestras mundanas vidas. Con él y sus historias automovilísticas les dejo.

Poco después de que nuestro compañero de las tierras boloñesas (quien, por cierto, ha tenido la amabilidad de visitarnos por aquí esta semana) consiguiera exitosamente su permiso de conducción, llegó mi turno de conseguir tan ansiada meta.

Y, como me gustó la experiencia, decidí repetirla. Dicen que la primera vez es inolvidable (que también lo fue, pero esa es una historia menos agradable), pero la segunda tampoco le va a la zaga.

Este es el relato de esa segunda vez. Hace ya mucho tiempo de eso, y no escribí antes sobre ello por no ser especialmente brillante. Pero como desde mi Retiro no tengo mucho que aportar al blog, como el señor administrador parece no querer escribir nada aparte de emails telegráficos a las personas que no colaboran, y, sobre todo, como mis sublimes escritos elevan notoriamente la cualidad del espacio que nos ocupa (¿para qué perder el tiempo con falsa modestia? Nota: no-premio para el que encuentre el aleñolismo de la frase anterior), me he decidido a sacarlo del baúl de los recuerdos.

Todo comienza en una tranquila noche de primavera...

23:20. Me meto en la cama.
0:20. Me levanto al baño.
0:40. Me vuelvo a levantar al baño. Me tomo una tila.
1:20. Me vuelvo a levantar al baño.
1:45. Por fin me duermo.

(Nótese que han pasado 2 horas y 25 minutos desde que me acosté. Para que luego la gente no lo entienda cuando les digo que me cuesta levantarme antes de las 11).

7:15. Suena el despertador. Me levanto a apagarlo.
7:20. Suena el segundo despertador. Lo apago.
7:30. Suena el tercer despertador. ¡Coño, me había dormido!
8:13. Miro la hora. Ah, voy bien de tiempo. Vuelvo a mirar, esta vez fijándome realmente en la hora. ¡Mierda, me he dormido! A vestirse y salir pitando.
8:20. Llego a la parada de bus con el corazón a tope.
8:36. Llego a La Cañía. Sólo unos minutos tarde. Me reúno con los demás de mi profesor y nos dicen que... nos examinamos después de los 4 de otro profesor.
10:10. Por fin empezamos nosotros. Nos ha tocado el mítico J.R.

(Sí, hemos estado más de hora y media esperando en un coche aparcado y sin hacer nada. Tanto madrugón para esto).

Se sube la primera, una señora. No la veo que ande muy suelta, e incluso me parece que se ha saltado un paso de peatones. Dura unos 10-15 minutos.

La segunda, una chica. A los pocos minutos de empezar, yendo por donde el Casino en dirección Sardinero, sigue de frente, pero sin cambiarse de carril, o sea, desde el carril reservado para girar a la izquierda. Se para a los pocos metros, y veo que dentro del coche hablan un rato.

Por fin voy yo. Me subo, ajusto el asiento, y...

-JR: Mire para atrás y diga su nombre.

-El Retirao (ER): El Retirao.

-JR: Bien. ¿Qué tal cree que lo ha hecho su compañera?

-ER: Bueno, pues, creo que ha seguido recto por un carril en el que tenía que girar a la izquierda. Tendría que haber cambiado de carril.

-JR: Y era obligatorio, está señalizado.

-ER: Sí.

-Mi Profesor (MP): o una vez que está ahí, tenía que haber girado a la izquierda.

-JR: claro, yo puedo entender que se equivoque y llegue ahí, pero una vez ahí ya tienen que ver a dónde tienen que ir. Yo no les puedo ayudar porque está bien señalizado.

Bueno, total, que arranco, mientras siguen la conversación. Esto hace que me diga los giros con poca antelación (a veces incluso dándome una palmadita en el hombro), pero bueno, no pasa nada.

Llego hasta el Chiqui. Cambio de sentido. Vuelvo hasta la "semi-rotonda" que hay donde el aparcamiento de la 2ª del Sardinero. Un STOP para girar a la izquierda. Pasa un minuto antes de salir, pero está bien hecho, ya que o venían coches o no tenía visibilidad.

En Piquío giro a la derecha, hacia los Castros. Primer susto: en un paso de cebra veo que hay un peatón cuando no tengo tiempo para frenar (putos contenedores), pero resulta ser un encargado de estos de limpieza urbana, que iba por la carretera, pero no iba a cruzar. No sé si me sale bien, pero disimulo haciendo ver que habría frenado si hubiera querido cruzar.

En la UIMP giro a la izda, hacia la calle Honduras. Me tengo que meter en el carril de la izda por uno en doble fila. Como la calle sigue a izda o dcha, le pregunto para dónde.

-JR: Esto es lo de antes. Si no digo nada, a la dirección natural, claro.

-ER: No, lo decía porque como me he tenido que cambiar de carril, pues para ver si tenía que volver...

-JR: Lo importante es: ¿ha mirado el retrovisor para cambiar de carril?

-ER: Sí, claro.

-JR: Pues eso yo no lo he visto.

Me paro a pensar más detenidamente. Mierda, tiene razón, no he mirado. En fin, tranquilidad.

-JR: Porque aunque esté hablando yo me fijo en todo.

-ER: Por supuesto.

Sigue hablando de cosas como que el permiso de conducir lo otorga él y no ninguna otra autoridad, ni tampoco mi profesor. Siguen hablando sobre la profesión, sobre si mi profesor se hará examinador o no, etc...

Tiro para arriba hasta el cruce con General Dávila. Mierda, un cruce cuesta arriba, con flecha en ámbar para la derecha y paso de peatones incluido. En cuanto pase el que tengo delante me tocará una maniobra algo difícil.

El de delante no pasa. Sigue parado. Sigue parado. Pasa más de un minuto y sigue parado hasta que el semáforo se pone en verde. Bueno, un poco de suerte no está de más.

Sigo por General Dávila. Un coche va a girar a la izquierda. Tengo algo de hueco para adelantarle por la derecha, pero no lo veo claro. El de delante de mí no le adelanta por la derecha sino que se para detrás, así que yo también me paro. Tras hacer esto, el que tengo delante da el intermitente para la izquierda. Vaya, me he colado.

En ese momento están hablando sobre cómo la inexperiencia y los nervios hacen cometer errores, y oigo el siguiente comentario:

-JR: Como este señor, que tiene hueco de sobra para adelantar por la derecha, y en lugar de eso se para. Y así, con varios fallos de estos, se acaba suspendiendo el examen.

Lo dice en buen tono, se nota que no es por joder, sino que le salía el típico comentario de bar. Entre eso y que ya consumí todos los nervios en mi carrera por no llegar tarde, y que además me veo más suelto que nunca con las marchas, sigo sorprendentemente tranquilo.

-JR: Bueno, vamos a dejar de hablar para que pueda concentrarse. Porque yo normalmente voy callado, por los alumnos, para que se concentren. A no ser que alguno me diga que prefiere que hable para relajarse pensando que va tranquilamente con los colegas.

Lo cierto es que la charla me ha distraído un poco pero sí que me ha hecho el viaje ameno. Bueno, llego al pereda. Giro muy bien en primera, sin pisar continua y mientras giro veo brillantemente a una señora que va camino del paso de peatones y la dejó pasar. Bajo la cuesta y para Los Castros.

Parte aburridísma. Aprovecho para mirar constantemente los espejos, porque delante no tengo nada, y pillo todos los semáforos en verde. Llevamos ya mogollón de tiempo. Me supongo que me mandará parar, pero no. Seguimos.

Llegamos a las universidades, y en la rotonda giro a la derecha, con nueva brillante parada ante peatones que se acercan al paso. Sigo por esa calle, cuando, con mucha amabilidad, me dicen:

-JR: Vaya, pues iba a mandarle estacionar en esta calle, pero es que no veo ningún hueco.

Giramos a la derecha, cuesta arriba, otra vez a la derecha. Me paro en el giro porque hay una chica cerca del paso... ¡y cruza! Estupendo.

-JR: Estacione ahí, detrás de la furgoneta azul.

Lo meto casi perfecto. Doy un poco en el bordillo, pero avanzando un poco hacia delante ya queda aparcado. Fin de examen.

El profesor del coche escoba me acerca a La Cañía.

-Profesor 2: Menudo vuelta te ha hecho dar, ¿no? Tranquilo, yo creo que eso es buena señal. Además te ha mandado estacionar, y ya has visto que si estás suspenso dice "pare aquí" y no hay más.

Llego a La Cañía. La verdad es que tiene razón. De los 7 tíos que ha examinado hasta ahora sólo ha mandado estacionar a dos. Si ve aprobado muy claro o suspenso está mandando parar y no estacionar. Y he llevado el coche muy suelto, y me he parado bien en pasos de cebra. Y no me ha dicho nada acerca de plátanos en la oreja. Estoy convencido de que he aprobado.

-Vocecita Interior Molesta: "Cuidado, no cantes victoria, acuérdate de que ya te ha dicho que te ha visto al menos dos errores. Tranquilízate".

-Vocecita Exterior No Molesta (VENM): Enhorabuena, has aprobado.

Han pasado unos 7 minutos desde que el profesor me dejó en La Cañía, así que unos 10 minutos después de mi examen. Levanto la cabeza, y es el chico que se examinaba detrás de mí.

-ER: Ah, gracias. ¿Y tú?

-VENM: También he aprobado. Somos los únicos que han aprobado de MP.

-ER: Pues enhorabuena, pero, qué poco has tardado, ¿no?

-VENM: Sí, ya he visto que a ti te ha hecho dar una vuelta de la hostia, lo iba comentando con el otro profesor.

Y sí, la verdad es que la vuelta que me mandó dar no tiene nada que envidiar a los recorridos que hago en las clases de 45 minutos, aunque el examen debió de durar unos 20, o igual un poco más.

Hasta aquí llega la historia de cómo El Retirao consiguió un documento que le permitía ponerse al volante de un coche. Eso sí, todavía no me han quitado ni un solo punto. Para que luego digan que a los noveles nos los quitan en seguida.

3 comentarios:

Portu dijo...

Pues yo era el del banana split auditivo a quien además al finalizar el examen JR le ordenó "parar" en lugar de "estacionar". Ummm, ¿alguien sabe cómo diablos pude aprobar?

Por cierto, la línea que separa el homenaje del plagio es tremendamente fina, Retirao.

Anónimo dijo...

Sí que es largo, sí. Lo escribí hace meses, y antes de mandarlo vi que era demasiado largo y con muchos detalles aburridísimos de trascendencia nula. Pero anda que la pereza que da ponerse a revisarlo y corregirlo no es precisamente pequeña.

Por cierto, Portu, el plagio en todo caso no sería a ti ni a JR, porque lo del plátano en la oreja fue invención de Epi y Blas, ni más ni menos (en la wikipedia inglesa tenéis el chiste íntegro).

MALEFICABOVARI dijo...

Ha sido como una ruta turística, o una excursión temática, vamos, que sólo faltaba pagar para subir al coche, que me consta que ya pagaste bastante...
Enhorabuena, con tanto detalle útil, cualquiera puede sacarse ahora mismo el carnét de conducir, coño, se lo has puesto a huevo.
Los diálogos quitaban espesura, se agradecen. Pero en conjunto, mubien. Otro menosmolero al volante, ale, a quemar puntos.......