jueves, octubre 26, 2006

El puto jefe

Sirva esta acertada reflexión de mi paspas como muestra de lo que nos deparó la noche de ayer. Por primera vez y sin que sirva de precedente, este blog les va a obsequiar con dos posteos acerca del mismo hecho: la visita de Bruce Springsteen a esta ciudad olvidada por la mano de Dios. Sí, efectivamente, Maradona tampoco sabe dónde estamos. Gracias al año jubilar lebaniego, Bruce ya no vive en la ignorancia. Y nosotros, tampoco.

Ya me conocéis y sabéis que soy muy amigo de los relatos con referencias horarias, así que no os voy a defraudar. La cita era a las 22.00, pero mi progenitor y servidor creimos conveniente acudir un pelín antes al lugar de la cita, por lo que pudiera suceder. No olvidéis que la OPBL siempre está en la sombra esperando a hacer su entrada triunfal. Portuguesín precavido vale por dos.

20.45. Llegada al Palacio de Deportes. Mucha peña desperdigada, pero colas las justas. La ansiedad nos puede y entramos a cañón, sin ningún tipo de miramientos, decisión que más tarde se revelará como desacertada a todas luces.

20.55. Nos aburrimos en nuestros sitios, sentaditos en la grada, que ni mi rodilla está para muchos tutes ni mi papi es amigo de las aglomeraciones a pie de pista, así que decidimos darnos un voltio por el anillo inferior (a la vista de la expresión cualquiera diría que sigo en el Belgrado Arena y no en este pabellón cutre nuestro) a ver qué compras podemos hacer. Coño, esa camiseta que lleva ese me mola. Lástima que sea pelín pirata y sólo la vendan fuera. En fin, calmaré mis instintos capitalistas adquiriendo una sudadera. Cara de cojones, pero un día es un día.

21.00. De vuelta en nuestras localidades puedo comprobar que nuestro añorado profesor de Laboratorio de Electrónica Básica bajo su apariencia de chico tímido y apocado esconde un rockerillo y se sienta tres filas delante mío. Y con churri. Definitivamente, tengo que hacer algo con mi vida cuanto antes. Esto no puede seguir así.

21.15. Para amenizar nuestra espera, un grupete de una grada inferior decide darse unas buenas tollinas y así entrar en calor. El alborozo de los ya presentes ante tal espectáculo de insultos y puños voladores es innegable. Comprobado: las mujeres son las que primero se lanzan a repartir. Con eso de que normalmente (insisto, NORMALMENTE, siempre hay excepciones como Munío) un tío no las pegará, se crecen. Hacen bien.

21.20. Ante el poco éxito de nuestra empresa camisetil, paspas coge el móvil y se pone en contacto con el resto de la family que iba a acudir al concierto en la esperanza de que aún no hayan entrado y nos compren un par. Albricias, están fuera. Hemos triunfado. O casi, que esta mañana hemos comprobado con pavor que una talla más no hubiera estado de más. Habrá que ponerse tipo línea para evitar ir marcando innecesariamente.

21.35. Parece que los de la gresca de hace un rato siguen con ganas de mambo. Pues nada, así nos tienen entretenidos. De nuevo una mujer es la que lleva la voz cantante en la trifulca.

21.59. Tras unos momentos de indecisión por mi parte en relación a si dar un toquecillo o no a mis amiguetes presentes en el concierto, es Carlsbart quien tiene a bien llamarme. Acordamos mutuamente ejercitar nuestros globos oculares y tras cabriolas y posturitas varias indignas de gente de nuestra clase y poderío contactamos visualmente. Hepeti es un chico serio y no se presta a estos juegos, quedándose bien sentaduco no vaya a ser que le levanten el sitio.

22.05. Bruce y su banda aún no han aparecido en escena, pero los que sí lo han hecho han sido tres coleguitas algo pasadetes a los que no se les ocurre nada mejor que, en lugar de ocupar sus asientos, quedarse en las escaleras que están justo a mi ladito. Mira tú qué bien. Qué suerte he tenido. Sin ningún tipo de miramiento, a fumar que se ponen. Y no me acuséis de intolerante, que no lleváis razón. Pero coño, en un recinto cerrado y con más razón cuando se trata de un concierto, como que no está muy recomendado fumar, ¿no creeis? No es plan de convertir esto en el Abdi Ipecki de Estambul. Paspas les miraba con una mezcla de ira y envidia, ya que a él le tengo bien educadito y no le dejaba echar mano al piti. Por si fuera poco, un vejete les imita y se pone a humear ¡en pipa! Y encima al que tengo justo a mi lado lo que más le divierte es echarme el humo a la jeta. Será que le gusta verme toser. Nunca confiéis en alguien que siendo de noche cerrado y dentro de un pabellón, teatro o similar sigue con las gafas de sol bien posaditas en su cabezuela. Aaah, OPBL, vieja amiga, nunca me abandonas, ¿verdad?

22.12. Mi amigo del fumeque y las rayban está impaciente y empieza a silbar.

22.15. Podéis reiros, pero los silbidos del coleguita han surtido efecto y el Boss y la Seeger Sessions Band van llenando el escenario.

Lo que ocurrió entre ese momento y las 00.39 es de una magnitud tal que mi escaso verbo no es capaz de reflejarlo como merece. Desgraciadamente, no poseo la lírica y destreza de la que hace gala el irlandés cuando la ocasión lo requiere, pero podéis creerme si os digo que aquello rozó la genialidad más absoluta. Algo inenarrable. Quizá sea porque no estoy muy acostumbrado a estos acontecimientos, pero el hecho cierto es que me maravilló por completo. No sé cómo serían los conciertos de este hombre en su juventud, pero a sus 57 castañas son pura dinamita. El tipo nos metió a todos en su bolsillo con sus sonrisas, su chapurreo en castellano y sus historietas de "esta la toco porque me la has pedido tú". ¡Y vaya banda! ¡Qué lujo! ¡Qué gozada! Folk, rock, jazz, blues, ¡hasta retazos de reggae! Espectacular. Sólo me pesa el que no tocaran The River, como habían hecho en sus últimos recitales por la península, pero en contraprestación nos regalaron una estupenda versión de Fire.

Para que os sirva de referencia, aquí os pongo un video con la canción que sirvió como apertura. Cuando un concierto comienza con semejante despliegue de ganas y vitalidad como ocurrió ayer, sólo puedes esperar lo mejor. La historia del bueno de John Henry tal y como la escucharon en Boston allá por Mayo.


Y para dar el remate antes de los bises, para los que no hubo que suplicar mucho ya que el jefe no tardó en reaparecer ni 20 segundos, la apoteosis total con el Pay me my money down. A continuación podéis verlo como tuvieron la fortuna de hacerlo los presentes en Detroit en el mes de Junio.


En resumen, una FIESTA con mayúsculas. Un espectáculo digno de disfrutarse. Si tenéis la oportunidad, no lo dudéis ni por un segundo y acudid a presenciarlo donde quiera que estéis. No os arrepentiréis.

Como ya le he dicho a mi contacto madraca, es ahora cuando me doy cuenta que si no marché de Erasmus a tierras griegas fue por alguna razón.

El puto cheriff, Bruce. Eres el puto cheriff.



PS - Si os habéis quedado con ganas de ver más videos del chaval, pasaos por esta página a ver si encontráis algo de vuestro agrado.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Respetables señores, iba a decirles que me moría de la envidia por que uds. han tenido la gran fortuna de ver en directo a The Boss pero resulta que anoche estuve en un orgásmico concierto de Ben Harper y la envidia se ha diluido...

Portu dijo...

Cosa normal por otra parte, don Mikel, porque en Ben Harper hay depositadas grandes esperanzas y expectativas.

Ya me quedé sin verle este verano en Bilbao. A ver si vuelve pronto por aquí.

Y Juli, seguro que tienes razón. Pero acostumbrado a lo que me ha ido contando mi primo, seguidor incondicional del Boss por la península visita tras visita, desde mi más tierna infancia, la envidia no me corroe tanto.

Anónimo dijo...

Excelente
Impresionante
Fantástico
Perfecto
Mágico
Fascinante
Sublime
Divino

LA PERA!

Este es mi segundo concierto del ahora conocido como "my boss". No me deja de sorprender, el de hace unos añitos en el Molinón estuvo a una gran altura, si señor, con todas sus canciones míticas y demás. Pero que un tío, sin cantar ninguna de esas canciones, se meta al público en el bolsillo (no olvideis que Santander es una plaza difícil de torear) tiene mucho mérito.

Me quedo con dos perlas:
* Momento "Pay Me My Money Down" con todo el pabellón cantando aún cuando mi jefe y su banda ya se habían marchado... Apabullante
* Momento "últimas canciones del concierto", todo el pabellón puesto en pie, daba igual tener 60 años que 20. Todos unidos por la causa. Gracias jefe.

El cero de hoy: Carslbart, porque para una vez que puede tirarse el rollo y escribir hasta aburrir a las margaritas, nos escribe algo menos currado que un pareado.

PD: ¿Qué me decís de las clases avanzadas de castellano que está dando este crack?

el_irlandés dijo...

Iba a comentar algo pero sólo se me ocurren tacos, sapos, culebras y por belcebús. Ya sabe, si la envidia fuera tiña, cuánto tiñoso habría.

Espero que pase por Madrid, y si hay que pagar 100 euros, pues se pagan.

Por cierto, ya me pasará algo del Ben Harper este, que no tengo el gusto. Tendré que poner la mula a funcionar.

MALEFICABOVARI dijo...

Sí, por aquí andamos una panda de tiñosos de órdago, la verdad es que me da bastante pena no haberlo catado, pero por lo menos que lo disfrutes tu. Mi último concierto también fué con un boss: RAY DAVIES, leader de los KINKS, para quien no le conozca, que recuerde su mítico: you really got me, o lola. Ese es mi jefe. Pero el Bruce tampoco me suena nada mal, aunque nunca fuí devota de el, le reconozco su grandiosidad, y lo de toda la peña a la vez de pie, y coreando, eso es algo que sólo se siente en esos sitios, que parece que de repente te hermanas hasta con el gilipollas de la pipa.
Te comprendo, Portu, te comprendo. Una pena tu rodilla, seguro que la olvidaste por unas horas y casi te pones a bailar sin acordarte de tu lesión, que a mi se me sale el puto líquido ese senobial, y me la suda, sigo botando.
Ah, saludos a Carlsbart, aquel gran hombre al que todavía no caí en gracia. Cero rencorosa. Me alegro que lo pasases bien.
bsetes, pasenlo bien, con conciertos, con lo que sea, pero que sea VIDA.