jueves, enero 11, 2007

Qué mejor momento que las navidades

Para bucear en tu árbol genealógico. Eso es lo que ha hecho Venganza infinita y los descubrimientos que ha realizado la han dejado patidifusa. Vean, vean:


Diarios de motocicleta II

Qué mejor momento que las navidades, esas tipiquísimas fiestas en las que la familia se reúne en torno a una mesa alrededor de sus respectivos abuelos o abuelas para conocer la historia de nuestros ancestros y todas aquellas aventuras de las que, de una manera u otra, somos producto. Pues sí, aunque se lo hayas oído contar al abuelito tropecientas veces y otras tantas hayas pasado de ello llega un momento de suficiente desarrollo y madurez como para escuchar y comprender lo que está contando, haciendo el esfuerzo de no perder el hilo con unos vinitos de los de reserva encima. Pues éste, si no es vuestro caso, ha sido el mío durante estas navidades y de lo que se entera una que se pensaba que desciende de algo mucho mas divertido que la pata de Cid. (Advertencia: luego paso de firmar autógrafos). El caso es que nuestra historia comienza a principios del siglo pasado (para los despistados el siglo pasado es el de los 1900), aquellos años en los que la gente saltaba el charco para conseguir un poco de aquel dinero tan escaso por España. Pues resulta que mi abuela tuvo un hermano, al cual no tuve el gusto de conocer, que ni corto ni perezoso se marcho con 14 tiernos años a tierras de indios siguiendo la estela de unos familiares. Tras 10 años en los que poca gente supo lo que hizo se dio media vuelta y se volvió por donde vino y a su regreso a España en plena Guerra Civil se alista en el ejército Republicano para combatir en la misma. Pasan los años, termina la guerra y regresa a su pueblo natal donde restablece su residencia de por vida.

Llegados a este punto pensaréis, pues nada, una historia de lo más normal para la época que vivió. Pues bien, años más tarde, cuando todo eso queda atrás y se comienza a hablar abiertamente de política sin correr riesgo de encarcelamiento o incluso ejecución nos enteramos de los pormenores de la historia. Resulta que el pollo, mientras estuvo en Méjico fue miembro del más exclusivo círculo Sandino-Fidel-El Che. Como lo oyen y así mismo me quedé yo. ¡Fue colega del grupito y compartió sus aventuras y desventuras! ¿¡Quién me lo iba a decir a mi, que hasta cojeo del lado derecho!? Pero la cosa no queda ahí, sino que a la vuelta de la excursión, nuestro supuesto alistado al ejército republicano no era ni más ni menos que ¡¡¡¡un espía nacional!!!! Superen esto amigos. Si es que la pela es la pela. Ahora es cuando me avergüenza conocer poco más que lo que aparece en la peli de “Diarios de motocicleta”...

Compañero, ¿sabes aquel que diu...?
Los coleguis del tito-yayo, echando unas risas

Bueno, comentaré, para aquellas almas desconfiadas, que toda esta historia no es sólo producto de los desvaríos de una abuela, sino que está perfectamente documentada y contrastada, pero como siempre, mejor no remover la historia no vaya a ser que la terminemos liando…

3 comentarios:

Portu dijo...

A la vista de lo cual se entiende un poquito mejor ese nombre de guerra internetil tuyo. De casta le viene al galgo.

al_pachino dijo...

Yo siempre he dicho que soy familia de unos mecenas italianos. pero creo que tengo mas de moro...

Rubo dijo...

A ver si con un poco de suerte, y ahora que esta pachucho... Fidel te deja algo en su testamento.