viernes, enero 26, 2007

Sobre bulos y mofetas

Un bulo recorre Santander. Esta primera frase, así dicha, es una gilipollez como un piano, porque por Santander corren tantos bulos que es como la maratón de londres de los bulos. Es lo que tiene el ocio, que te da por largar y opinar sobre la vida de tu vecina de en frente, que casualmente estuvo casada con el terapeuta de tu depiladora, que a su vez tiene un hijo secreto con el cuñao de la querida del jefe del hombre que inventó el chupa chups. Fíjese usted. Qué vergüenza. Coño, con lo fácil que es follarte a tu secretaria o a tu profe de tenis en caso de aburrimiento. Pues no, la gente no sabe qué hacer con su tiempo libre y tiene que ir por ahí contando historias.

El caso es que a mí, en general, todas estas cosas me divierten sobremanera porque, he de reconocerlo, soy una maruja de libro. De las de terapia. Joder, que el otro día pasé por delante de un kiosko donde tenían expuesto el especial vecinitas fhm y me compré la in touch. Lamentable, pero cierto. Bueno, que eso es un tema aparte del que quizá hable en su momento. A lo que iba. El bulo. Pues esta leyenda urbana santanderina versa sobre irlandeses que cuentan chistes. Que dicho así alguno podría decir, pues vaya soplapollez, no veo qué tiene eso de interesante, o de morboso, o de hiriente o de lo que sea. Vamos, que dicho así parece de lo más inocuo e inocente. Pues sí. Pero es que los dimes y diretes estos a los que hago referencia, afirman sin rubor ninguno que los chistes en cuestión son lamentables. Sí señores, lamentables. Bueno, hay versiones de la historia que dicen que son sólo malos. Pero eso son sólo algunas versiones, en general lo más extendido es que el epíteto calificativo que mejor les define es el de lamentables. Claro, el cuento este, que no tiene ningún fundamento ni atisbo de verdad, sólo habla de cierto irlandés, así en genérico, sin particularizar. Y no es que yo me dé por aludido, líbreme dios, pero quieras que no, por Santander tampoco anda suelta una marabunta de incontables irlandeses. Más bien al contrario. Irlandeses, lo que son irlandeses, con su tez pálida, sus chanclas y calcetines blancos, sus pecas y toda la pesca, hay más bien pocos. Así que, sólo por si acaso se diera la hipotética y harto improbable circunstancia de que el irlandés al que se refiere el bulo de los huevos fuera mi persona, voy a narrarles aquí un chiste. Para que quede bien claro en público y en abierto que mis chistes son de puta madre.

Así que ya sin más gilipolleces ni dilación ninguna, por aclamación popular, bueno, por aclamación de pacho (que ya es un hito en mi carrera de contador de chistes porque es la primera vez que nadie me pide así, de motu propio, que cuente uno), el famosérrimo e inigualable CHISTE DE LA MOFETA.

EL CHISTE

Pues resulta que dos súper súper pijas, chachis de la muerte que te cagas, tía, con todas sus perlas, sus zapatitos de charol, sus flequillos en perfecta diagonal y todas esas cosas que llevan las súper súper pijas, decidieron irse a tomar contacto con la súper agreste naturaleza, tía. Y allí que se pertrecharon con sus perlas del coronel tapioca, sus zapatitos de charol del coronel tapioca y, tras acicalarse sus sedosos y mechosos cabellos con un peine del coronel tapioca, alegre y campechanamente, pasando inadvertidas entre la gente llana, corriente y moliente, se dirigieron a un parque zoológico en el que había mofetas, tía.

INCISO: note el avispado lector que, dado que el chiste recibe el nombre de CHISTE DE LA MOFETA, es imprescindible cuando lo cuenten que el lugar al que van nuestras dos protagonistas contenga al menos una mofeta. Si no el chiste carecería de sentido. No tiene por qué ser un parque zoológico, puede ser cualquier otro lugar, pero insisto, ha de haber una mofeta. FIN DEL INCISO.

El caso es que, para no alargarnos en demasía y evitarles todos los detalles de una aburrida visita de dos pijas a un parque zoológico, nuestras amigas llegaron al lugar donde se guardaban las mofetas (como ya he dicho, elemento fundamental del hilarante chascarrillo). Y se produjo la siguiente conversación (tiene mucha más gracia si lo leen como lo haría chaveli iglesias preisler y otras hierbas):

- Pija 1: Jo tía, mira qué animal tan súper bonito, tía.
- Pija 2: Pero tía, qué dices, tía, si es una mofeta.
- P1: Ya tía, pero es súper súper precioso.
- P2: Tía, que es una mofeta, tía.
- P1: Y qué tía, mira que pelaje tiene, tía. Me lo llevo a casa, tía.
- P2: Pero cómo te lo vas a llevar a casa tía, que no puedes, osea, qué fuerte tía, que eso es hurto.
- P1: Osea, pero qué envidiosa de la muerte tía, qué súper fuerte, tía, no me apoyas en nada, tía. Hurto dice la tía.
- P2: Pero que sí, que es hurto, que yo estudio derecho a distancia y mi padre tiene un buefete, tía. Y osea, te lo juro que eso es súper ilegal, tía.
- P1: Me lo juras, ¿me lo juras?, tía.
- P2: Te lo juro, te lo juro, tía.

INCISO: nótese aquí que la conversación podría continuar for ever and ever, tía, pero por muy interesante que pueda resultar el reproducir una charla entre dos oseas súper tías pijas, es necesario que el chiste termine en algún momento. Así que te lo juro lo iremos terminando. FIN DEL INCISO.

- P1: Bueno tía, pues si me lo juras me lo juras, te creeré tía. Pero me da igual, si no me lo dejan sacar, tía, me lo meto por las bragas y nadie se entera, osea.
- P2: Pero cómo vas a hacer eso tía, con lo súper mal que huele.
- P1: Bah… QUE SE JODA.

FIN DEL CHISTE (a veces, repito, sólo en muy contadas ocasiones, es necesario determinar cuándo termina un chiste, para que el interlocutor o sufriente del mismo sepa cuándo ha concluido la tortura).

Se abre aquí una encuesta en la que se pide su voto sobre si el bulo santanderino al que hacía referencia al principio tiene, o no tiene razón de ser. Naturalmente son libres de expresar su opinión. Siempre y cuando coincida con la mía, claro.

10 comentarios:

Alvaro dijo...

Pues hemos de decir que, como no somos de Santander, no hemos oido el susodicho bulo, o sea que no podemos opinar. Sobre el chiste, es de los que llamo yo de tramo largo. Me explico: ahora suelto una sonrisilla, pero cuando vaya andando un tramo largo, me descojono... Me gusta bastante, e intentare acordarme de las instrucciones (jo, tio) al contarlo.

Una risa (ya llevo andando un tramo), un saludo, y un voto desde el agua.

e-catarsis dijo...

¿Bulo?...naaaaaa...envidiosos que son unos envidiosos...esta gilipollez se autodestruirá en 60 segundos...
By Nicolas Cage

- Jo tía que no sé si saludar, tía
- Va tia jo, no seas, osea tia saluda
- Jo tia pues vale, te lo juro, saludos
:)

Portu dijo...

Sabe usted que una velada con el irlandés no es lo mismo sin los consabidos chistes del irlandés (TM). Y también sabe que el irlandés acostumbra a no encontrar el freno cuando se pone a tirar de repertorio siendo eso lo que exaspera a los oyentes.

Aclarado este particular, dos detalles:

1) ¿Las pijas son pijas santanderinas?

2) Para la correcta comprensión del chiste por parte de no pocos oyentes/lectores, y en aras de aclarar la conclusión del particular, estimo oportuno que la frase final sea un Que se joda la mofeta, porque de dejar el complemento indirecto (¿o quizá sea el sujeto?) elíptico como suele hacer usted corre el riesgo de que la peña no se cosque y no le ría la gracia.

Y yo reirme no, pero una sonrisilla sí que me marqué la primera vez.

Cuando digo "primera vez" me refiero a la primera vez que me contó el chiste mi amigo irlan.

Sí, sus sospechas son ciertas: me lo ha contado más de una vez. Y más de dos. Y más de tres....

al_pachino dijo...

jajajajaajaj, cojonudo. Gracias tío! A mi siempre me han gustado sus chistes en cadena y espero que este sea el principio de una serie...

al_pachino dijo...

Portu, tampoco te preocupes tanto por los lectores. Que aquí sólo entra la gente más selecta, que las pillan al vuelo.

Seguro que tenías más de una copa en el cuerpo cuando te lo contó. Igual hay que hacer la versión que propones para la gente que entra ebria a leer chistes(joder..¿quién coño va a hacer esto último?)

Juan_isho dijo...

Recuerdo primero de carrera, bar La Historia, que ya es historia, y un tío de clase que se ríe muy alto contando chistes. Desde ese momento te ganaste el corazoncito de unos cuantos. Fue la primera vez que escuche el de:

"se abre el telón y aparece un cartel donde pone TASI" ¿Cómo se llama la peli?
Mal - con - X

A mi hace 6 años me hizo jartarme de reir. Y a pesar de que todo escribano echa un borrón, tú eres de los mejores escribanos de la ciudad. Que les den a los del bulo y a las mofetas.

Anónimo dijo...

Pues a mi me ha hecho gracia, mas que nada porque el chiste en sí hace gracia, y porque tengo amigas pijas a las que les huele el chichi. Punto. Coincido con mi amorcito Pacho, en que la aclaración del portu es para los ebrios, o para los torpes de espíritu y chabeta. Lo de amorcito, también era un chiste, malo, pero chiste.
Sorry, soy Malefica, otra vez el google dando por culo... espero que a mi jefe y cía les mole este blog, porque sino, yo es que no me lo explico¡
Ande usted tranquilo, irlandés, yo me he reido, aunque no es por dármelas de lista, pero, la intuición esa rabiosamente femenina me estaba contando el final.

Anónimo dijo...

Y yo que pensaba que el chiste de la mofeta era aquel sobre el animal que no es ni blanco ni negro y huele fatal...

Juan_isho dijo...

Joder yo pensaba que el que ni es blanco, ni es negro y huele fatal era Michael Jackson.

Me acabas de destripar el chiste :(

Anónimo dijo...

No es eso, no. Aquí tienes la versión reducida del chiste (no escribo la versión larga para ahorrar sufrimiento):

La mofeta y el conejo

Que conste en acta que negaré siempre haber mencionado que existe este chiste.

P.D: lo cierto es que me gusta más lo de Michael Jackson como final.